Hola, Kyle.
—Si mama, me cuidare ¡Adiós!— Sali apresurada de la casa, terminando de guardar mi teléfono en mi bolso rojizo, el vestido amarillo ochentesco que vestía se levantaba mientras corría por lo que deje de hacerlo para caminar simplemente a un paso mas apresurado. Me encontraría con Kyle, me encontraría con mi novio...
¡Dios, tener novio es tan emocionante! No veo la hora de contárselo a mis amigas, aunque tendré que decirles que a partir de ahora no podría juntarme con ellas tanto como antes. No puede ser, quizás deba dejar de lado nuestras tardes leyendo fanfics de bandas asiaticas. Tener novio también puede ser difícil ya que el puede ponerse celoso u algo si me ve echándole el ojo a otros chicos.
¡Ahí esta, la heladería!
Camine a paso mas tranquilo y acomode un poco mi cabello, mientras buscaba mi teléfono para marcarle a Kyle. En eso, unas manos cubrieron mis ojos.
—¿Quién soy?— dijo con esa voz tan dulce que tiene.
—Hum, quizás... ¿El chico mas guapo de todos los tiempos? Ósea, mi novio.
Kyle dejo de cubrirme los ojos para colocarse a mi lado y sonreírme, busco algo entonces detrás de mi oreja.
—¿Qué es esto?— pregunto y saco una hermosa rosa y me la entrego.
—¡Es preciosa!— la olí. —No tenias porque...— sonreí tiernamente para después plantar un beso en su mejilla. —¿Entramos?
—Claro, tengo muchas ganas de un helado de frutilla.
—Jsjs, también creí que querrías uno de frutilla— Hable mientras entrabamos.—Adivina el sabor que pediré yo.
—Hum...¿Chocolate?
—¡Por Dios Kyle, eres perfecto!