Una semana. Izuki llevaba una semana desde que comenzó clases y ya estaba harta de usar el uniforme de las chicas, su madre le había conseguido el uniforme de los chicos y ese día decidió que no le importaba lo que los profesores o sus compañeros le dijeran, no estaba dispuesta a seguir usando falda para complacer las reglas del instituto.
Por eso, esa mañana salió de su habitación con su mochila llena de sus libros y su tarea hecha, se dirigió hacia la cocina para saludar a sus padres que solo vieron que no tenía el uniforme de las chicas y antes de saludarle de igual forma, suspiraron. No querían pedirle que se cambiara puesto no era la idea que su hija se sintiera más incómoda con su cuerpo, así que lo dejaron pasar y Yagi le avisó a su amigo Liam el cambio que había decidido tomar su hija con el uniforme, pidiéndole que le diera tiempo a que se acostumbrara antes de pedirle el cambio y el hombre se lo concedió para pagar un favor que le debía al hombre.
—¿Tienes todo? ¿Libros, lápices y la tarea? —Cuestionó Inko viendo a su hija desayunar.
—Si, todo está en la mochila —Informó Izuki en respuesta mientras comía su desayuno con un poco de prisa.
—Despacio Izuki, se te va a pasar al camino equivocado —Comentó Yagi al verla comer.
—Voy tarde, no puedo comer despacio.
Izuki terminó de comer y se palmeó un poco el pecho mientras se tomaba su vaso con jugo y se levantó para irse a cepillar los dientes rápidamente, salió luego tomando su mochila y besó las mejillas de sus padres antes de tomar las llaves, salió rápido del apartamento y corrió hasta el instituto. Sentía más libertad a correr con confianza puesto que llevaba pantalón y no falda, nada se le levantaría; así que esquivando a las personas y saludando a otras mientras corría, llegó a tiempo antes de que cerraran las rejas, apoyándose del árbol que había a un lado de las rejas para recuperar el oxígeno perdido y vio hacia el director quien aplaudía con una sonrisa.
—Excelente corrida, llegaste justo a tiempo —Celebró Liam sin borrar la sonrisa. —Supongo que de haber tenido falda, no habrías llegado a tiempo ¿O me equivoco?
—Hump no, no se equivoca —Respondió Izuki luego de recuperarse por completo y se acomodó la mochila para entrar al edificio seguida del hombre.
—Bueno, entonces no es una pena que traigas el uniforme que no es —Volvió a comentar Liam mientras la veía. —Como favor a tu padre, te dejaré tenerlo por un mes, luego debes volver a usar tu uniforme adecuado.
Izuki formó una mueca mientras lo veía marcharse, no le gustaba la idea de volver a usar falda, aún si esta le llegaba a las rodillas era bastante molesta y no la quería, con su queja en mente se dirigió hacia su salón de clases y entró a este para dirigirse hacia su mesa, sentía la mirada de todos y le importaba bastante poco lo que fueran a comentar.
—¡Izuki! —Exclamó una chica castaña llegando al salón y dirigiéndose a saludar a la peliverde.
—Charlotte deja los gritos, por favor —Pidió Izuki viendo a la única amiga que había hecho en esa semana de clases. —Buenos días para ti también.
—¡No llevas el uniforme de las chicas! —Volvió a exclamar la castaña con sorpresa e ignorando el pedido de su amiga. —¡Buenos días!
Izuki suspiró al verse ignorada y asintió a la exclamación de su castaña amiga, su manejo con el idioma había estado mejorando poco a poco, aún se le complicaba algunas palabras y otras las pronunciaba mal, de no ser porque era extranjera recientemente mudada con cero conocimiento en el idioma, hace rato que la hubieran insultado e incluso le hubiesen hecho daño pero aquel no pareció ser el caso y estaba agradecida.
—¿Pudiste hacer la tarea en el idioma correcto? —Cuestionó Charlotte con preocupación. —No creo que el profesor de historia lo deje pasar de nuevo el que se lo hagas en tu idioma natal.
—Si, mi papá me ayudó con eso —Respondió Izuki con una mueca y se pasó las manos por el cabello. —Se me hizo bastante complicado pero le voy tomando el hilo al asunto poco a poco, solo tengo que acostumbrarme a escribirlo tan fluido como cuando lo hablo.
—Sería genial si pudieras escribir fluido y sin dudas, esperemos que no te juzgue cuando revise tu tarea —Respondió Charlotte bastante preocupada por su nueva amiga.
Dicho profesor entró al salón antes de que Izuki diera una respuesta a las palabras de la castaña, todos se acomodaron en sus asientos y observaron hacia el profesor, saludando desde sus puestos; Izuki sentía que era una falta de respeto no levantarse y hacer una venía al profesor para saludarlo como debía ser pero era un país con diferente tipo de educación y ellos parecían estar bien con ellos. Las clases dieron comienzo con el profesor pidiéndoles la tarea y todos se fueron levantando por orden de lista para entregar sus trabajos hasta que nombraron a Izuki y esta se levantó con su cuaderno en mano, rezándole a cualquiera que escuchara sus plegarias para que no le dijera que lo repitiera.
—Espero esta vez no encontrarme su trabajo en japonés —Comentó el profesor con seriedad mientras aceptaba el trabajo.
—No volverá a suceder —Respondió Izuki haciendo una venía corta antes de retirarse hacia su asiento.
Sus compañeros siempre observaban cuando hacía una reverencia y se fijaban de cuánto bajaba, todo dependía de la persona; se dijeron. Aún así no la juzgaban puesto era algo que le inculcaron desde pequeña y era normal que incluso luego de mudarse siguiera haciéndolo en su nueva vida cotidiana, no era algo que se le quitara de un momento a otro, lo veían incluso imposible. La clase siguió tranquilamente, todos prestaban atención e Izuki se aseguraba de preguntar cuando no entendía algo o participaba cuando se sabía el tema, no es como que ella lo supiera todo pero se había dado cuenta que eran temas que le habían dado en su anterior instituto y también eran temas que había leído en los libros de la biblioteca, no por nada se había ganado el apodo de: "Ratón de biblioteca" que Kacchan le había puesto un día. Luego de la clase de historia le siguieron dos más, siendo la segunda clase la de educación física e Izuki era la que más amaba esa clase, algunos de sus compañeros no tanto pero aún así trataban de fingir frente al profesor, todos habían aprendido que el hombre era demasiado dramático cuando veía que sus estudiantes no parecían felices en su clase, así que a los que no les gustaba habían aprendido a fingir que no les disgustaba.
Editado: 02.04.2021