No Eres Nada Para Mi

Capitulo 2: ¡Es un hipócrita!

Estaba media dormida cuando lentamente comencé a abrir mis ojos, la luz de la habitación era fuerte y cuando logré abrir los ojos observaba todo borroso, luego de unos minutos porfin recobre la vista, solo para observar que me encontraba en una habitación de hospital, por lo que intente recordar que habia ocurrido. Cuando recordé que mi esposo me quería matar para quedarse con mi mejor amiga, simplemente mis manos temblaban por el horrible miedo y temor que sentía solo por el hecho de que mi vida se había venido cuesta abajo solo en unos pocos minutos, aún no podía reconocer que mi amado David con el cual pase prácticamente toda mi vida junto a el, matara a mis padres.

Mis  fatídicos pensamientos se esfumaron cuando a la habitación entro una enfermera para revisar mi situación.

—Oh, señorita ya despertó —dijo la joven enfermera.

—Si, ya descanse y mi cuerpo se siente mucho mejor —respondi, con una voz suave.

—Ayer su esposo la trajo al hospital señorita, le comento su situación, es probable que sufriera un desmayo por exceso de trabajo —dijo la enfermera, algo angustiada.

—Entiendo enfermera, gracias por cuidar de mi —le respondí, simulando una sonrisa en mi rostro.

—Señorita, las recomendaciones son que descanse más y no sobre esfuerce su cuerpo, no debería de estar trabajando tanto con un cuerpo tan débil —exclamo la joven enfermera, demostrando una verdadera preocupación.

—¿Cuerpo debil? —respondi, sumamente desconcertada por las palabras de la enfermera.

—¿No conoce su situación señorita?, Ya se la explicamos a su esposo y el nos dijo que usted ya sabía acerca de eso —me dijo la enfermera.

—¿Disculpe la molestia pero cuál es mi situación? —le pregunté.

—Segun los análisis realizados, su cuerpo está muy débil, si su situación sigue empeorando es muy probable que ya no pueda caminar señorita, el médico como primer diagnóstico, la diagnóstico con alguna enfermedad neurodegenerativa —me respondió la enfermera, seriamente.

—Entiendo muchas gracias enfermera —le dije, mientras ocultaba mis ganas de llorar.

La conversación llegó a su fin y la enfermera salió de la habitación para reportar que había despertado, sin embargo mi mente solo pudo sentir terror, lo que me ocurría no era una enfermedad neurodegenerativa, sino que era el veneno que me había dado mi esposo David. El darme cuenta de la situación probablemente me había salvado la vida, ya que por ningún motivo iba a tomar o comer algo que preparara David, si el me estaba dando veneno, entonces solo tenía que dejar de tomar el veneno para mejorar.

Cuando estaba envuelta en mis pensamientos y formas en las que dejar de tomar el veneno, entro David a la habitación dejándome totalmente desconcertada.

—¡Oh, cariño porfin despiertas! —exclamo David.

—H-Hola querido —le respondí, intentando contener mis ganas de mandarlo a la mierda.

—¿Ocurre algo cariño?, Te ves nerviosa —pregunto David.

"¿Nerviosa?, No lo estoy imbécil, ¡¡solo quiero partir tu cara de un puñetazo!!" Eso pensé pero no tuve el valor para enfrentar a David, al menos no en la situación que me encontraba.

—No estoy nerviosa querido, solo un poco agotada, no te preocupes —le conteste a David, tranquilamente.

—Me alegro que hayas despertado cariño, no deberías trabajar tanto, no quiero que tu salud empeore corazón —dijo David, acercándose a mi para abrazarme.

"¡Eres un maldito hipócrita David!, ¡Tu eres el que me está envenenando y ahora estás actuando cómo si nada!" Pensé, mientras David me abrazaba.

—Tranquilo querido, ¿estoy bien si?, Solo fue un desmayo —le dije a David, mientras le abrace falsamente.

—Debes de tener sed amor, ahora mismo te traeré un vaso de agua —dijo David.

—¡No!, Digo... no querido, me encuentro bien solo dormiré un poco más, ¿Está bien? —exclame, intentando mantenerme calmada.

—Esta bien cariño, entonces volveré al trabajo, descansa bebé —dijo David, mientras me dió un beso en la frente.

Luego de las "calidas" palabras de David, el se fue de la habitación, no pude contener más las lágrimas y comencé a llorar sin parar, obviamente no quería que nadie me escuchará así que me envolví en las mantas. Sin querer mi cuerpo se relajo y mis rojos e hinchados ojos, se cerraron para descansar.

 




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