Continué con la tarea que dejé a medias, por chatear con Filippo, hasta terminarla, pensé que iba a tomarme más tiempo, pero lo bueno fue que me quedó espacio para continuar una serie que he estado viendo las ultimas semanas. Guardé todo y limpié mi escritorio, me di una ducha rápida para sentirme más fresca y me puse una pijama, total ya no iba a salir más por hoy. Mi mamá me preparó crispetas mientras estaba en la ducha, le agradecí y prendí el computador para buscar la serie. A eso de un poco más de las seis de la tarde, Filippo me volvió a escribir.
Filippo Leone:
¡Hey! Ya volví, ¿Quieres hablar? 6:12 p.m. ✔✔
Luna Greco:
¡Hola! ¿Cómo te fue?, por supuesto. 6:15 p.m. ✔✔
Y así estuvimos varias horas, Filippo me contó que sus padres son divorciados, se separaron cuando él tenía cinco años y su hermano cuatro. Él vive con su mamá a las afueras de la ciudad, pero cuando su mamá no lo puede traer a la escuela tiene que quedarse con su padre, como es el caso de hoy, y por sorpresa la casa de su padre no queda tan lejos de la mía, está como a unas nueve calles, diría yo.
Filippo Leone:
¿Te parece si mañana hablamos en el descanso? 9:36 p.m. ✔✔
Luna Greco:
Sí, dale, está bien. 9:36 p.m. ✔✔
Filippo Leone:
Bueno ya me tengo que ir, que descanses 9:36 p.m. ✔✔
Luna Greco:
Vale, gracias, tú igual. 9:37 p.m. ✔✔
Dejé el celular en mi mesa de noche y me paré de la cama para alistar las cosas de la escuela. Estaba sacando el uniforme de diario cuando recordé que los lunes me toca educación física. Guardé los cuadernos y la cartuchera, y me dirigí al baño para lavarme la cara y cepillarme los dientes. Le di las buenas noches a mis papás y me acosté a dormir.
Estaba soñando plácidamente cuando un molesto ruido interrumpió el momento de tranquilidad: La alarma para ir a la escuela. Como pude la apagué y me levanté para ir a bañarme. Me quedé unos minutos viéndome al espejo, con esa cara de recién levantada y el cabello alborotado, entré a la ducha, pero no quería girar la llave del grifo, sabía que el agua iba a estar muy fría. Me ubiqué debajo del grifo, conté hasta tres y giré la la llave, un chorro de agua fría me trajo de vuelta a la realidad. Me vestí y fui a desayunar.
— Buenos días.
— Buenos días mamá.
— ¿Y tu hermano?
— Creo que no se ha levantado aún. —dije alzando los hombros — Si no se despierta en 2 minutos me voy sin él, no llegaré tarde por culpa de Adriano.
Mamá fue hasta la habitación de Adriano a despertarlo, cuando terminé de desayunar él apenas iba a empezar, pero lo esperé, estábamos bien de tiempo. Me cepillé los dientes, me eché perfume, cogí mi maleta de la escuela y esperé a Adriano en el recibidor.
— ¡Adriano, apúrate! — grité para que me escuchara — Me voy a ir sin ti.
— Ya, ya, ¿me dejas amarrarme los zapatos al menos? — reí y asentí.
Atravesamos nuestro corto trayecto hacia la escuela, nos tomó siete minutos está vez, llegamos a tiempo, aún no cerraban las puertas. Adriano fue a encontrarse con su grupo de amigos y yo con el mío. Ahí estaba Santino, nos saludamos por educación pero nada más, seguíamos sin hablarnos. Me senté y busqué a Filippo con la mirada pero no lo vi, no había llegado aún. Llegó Camille y nos pusimos a mirar hacia la puerta esperando a que llegase Michelle, siempre llegaba tarde o justo cuando estaban cerrando la puerta, la verdad a mí también me pasaba pero no tan seguido como a ella. Y entonces lo vi. Lo seguí con la mirada hasta que sentí que se iba a voltear a ver hacia donde yo estaba y quité rápidamente la mirada, vi a Michelle que se dirigía hacia nosotras y le sonreí en gesto de saludo. Saludó con un beso en la mejilla a todos hasta llegar a mí que era la ultima.
— Casi que no llega, hasta pensé que no iba a venir.
— ¿Y perderme tu primera conversación en la vida real con Filippo? Jamás — se llevó el cabello hacia atrás — ¿Qué clase de mejor amiga sería?
— Tan boba. Ja, ja. — anoche antes de dormir les conté a Camille y a Michelle por el grupo que hoy iba a hablar con Filippo. Más que contarles fue avisarles que no estaría con ellas en el descanso para que no me guardasen puesto ni me buscaran.
— Verdad, ¿Y en dónde van a charlar? — preguntó Camille.
— Emm, no lo sé, no había pensado en ese pequeño detalle. Espero que me escriba o no sé, ahí vamos viendo.
— ¡Grupos de cinco! ¡Formen grupos de cinco! — gritó el entrenador desde el otro lado del gimnasio.
Gruñimos y volteamos los ojos. Educación física no era precisamente de nuestras clases preferidas. Éramos tres, nos faltaban dos más para completar el grupo, le preguntamos a dos compañeros que estaban al lado nuestro si se hacían con nosotras y dijeron que sí. Primero hicimos ejercicios de calentamiento y luego el entrenador pasó por cada equipo repartiendo de a dos balones de voleibol. Practicamos como pasar el balón y esas cosas y al final de la clase hicimos un partido. Me salvé esta vez de jugar. Cuando sonó el timbre de cambio de clases recogimos nuestros bolsos y maletas para ir a nuestra siguiente clase. Español.
— El primero de cada fila recoge los trabajos — ordenó el profesor. Acto seguido empezamos a recoger los trabajos, yo estaba de primera, y los dejamos sobre el escritorio del profesor. — Bien clase, el tema que trataremos el día de hoy es corto. Por eso en esta primera hora pongan mucha atención ya que este tema entra en el examen del próximo miércoles. Y cuando vuelvan del descanso usaremos esa hora para resolver dudas que tengan de los temas que entran en la evaluación final de este periodo.
El profesor empezó a dar la clase. Español era de las materias más sencillas que teníamos, el profesor daba plazos para entregar las cosas y no nos ponía problemas. Tenía razón el tema d hoy era sencillo, me dio tiempo de decorar mis apuntes. Vibró mi celular así que lo encendí esperando que fuera Filippo.