El día siguiente comenzó como cualquier otro para Clara. El café con leche que preparó por la mañana, el tráfico en el camino hacia la agencia de publicidad, y la montaña de correos electrónicos que aguardaban su atención al llegar a la oficina. Era su rutina diaria, una rutina que había aprendido a dominar a lo largo de los años. Sin embargo, algo en su interior sentía que algo estaba por cambiar.
Era una tarde soleada, y Clara había terminado una reunión con un cliente importante. Se encontraba revisando unos papeles cuando su compañero de trabajo, Rob, entró en la oficina y la interrumpió, justo cuando estaba a punto de enviar un correo de seguimiento.
—Oye, Clara, ¿te acuerdas de la conferencia de marketing digital que se va a dar esta tarde? Estaba pensando en ir, ¿quieres venir conmigo? —preguntó Rob, con una sonrisa divertida.
Clara levantó la vista, sorprendida. No era el tipo de evento que normalmente le interesara, pero sabía que podía ser una buena oportunidad para hacer contactos.
—¿Sabes qué? —dijo Clara, poniéndose de pie y estirando los brazos—. Suena bien. Vamos a ver qué nos cuentan, puede que tenga algo útil para los próximos proyectos.
A pesar de que su trabajo la mantenía ocupada, Clara siempre encontraba tiempo para nuevas experiencias. La conferencia era en un hotel cerca del centro, un evento de varias horas con una serie de charlas sobre marketing digital, tendencias y cómo mejorar el impacto de las campañas publicitarias. No era lo más emocionante, pero a Clara le gustaba mantenerse al tanto de lo que sucedía en el mundo de la publicidad, incluso si algunas cosas le parecían tediosas.
Al llegar al hotel, Clara y Rob entraron al salón principal, donde ya se habían reunido varios profesionales de la industria. Los pasillos estaban llenos de gente con trajes elegantes, muchos de ellos conocidos, mientras otros intercambiaban tarjetas de presentación y discutían las últimas tendencias del mercado.
Clara se sentó en uno de los bancos, observando con calma el ambiente. Rob se alejó por un momento para saludar a algunos colegas, dejándola sola. Era uno de esos momentos en los que Clara disfrutaba de su independencia. Estaba acostumbrada a estar sola, incluso en situaciones sociales como esta.
Fue entonces cuando lo vio.
Julian Cole. De nuevo, él estaba allí, en medio de la multitud, como si su presencia fuera natural, como si perteneciera al lugar. Vestido con un traje oscuro, impecable como siempre, y con esa mirada de seguridad que la hacía sentirse como si estuviera siendo observada, incluso cuando él no la miraba directamente. El solo hecho de que estuviera ahí, en una conferencia de marketing digital, un campo completamente diferente al suyo, hizo que Clara sintiera una ligera incomodidad. ¿Qué hacía allí?
Intentó no prestarle atención, pero era casi imposible. De alguna manera, él parecía estar rodeado de una aura de poder, como si fuera un imán que atraía a los demás hacia él. Clara notó que varios de los asistentes lo saludaban, intercambiaban palabras, y hasta se reían con él. Su comportamiento era tan diferente al de los demás, como si todo girara en torno a su presencia.
Finalmente, Julian se acercó a la zona de los asientos, y sin pensarlo demasiado, Clara decidió levantarse y dirigirse hacia el área de snacks. Quería un poco de aire fresco, un momento para desconectarse de todo el ruido que la rodeaba.
Estaba sirviéndose un vaso de agua cuando, por puro azar, él apareció a su lado.
—¿Así que tú también eres fan del agua con hielo? —dijo Julian con su voz suave y calmada, pero con esa chispa en los ojos que sabía cómo hacerla sentir incómoda.
Clara lo miró con sorpresa, sin entender cómo había llegado tan cerca de ella. No había nadie más en esa área, y aún así, él parecía tener un radar para saber cuándo ella intentaba escapar de la multitud.
—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó Clara, desafiándolo un poco, sin poder evitar sonreír por la ironía de la situación.
—Trabajo en la empresa que organiza la conferencia —respondió, como si fuera lo más normal del mundo. Luego, agregó con un tono juguetón—: Pero no te preocupes, no te estoy espiando, Clara. Solo coincidimos.
Clara lo observó con desconfianza. Trabajo en la empresa... No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Él estaba involucrado en todo esto y ella ni siquiera se había dado cuenta?
—Vaya, qué coincidencia —respondió Clara, tratando de mantener la compostura, aunque su mente no dejaba de dar vueltas a la idea de que Julian estaba más cerca de lo que pensaba.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, el sonido de las charlas de fondo llenando el espacio. Finalmente, Clara decidió romper el hielo.
—Entonces, ¿es esto tu mundo? —dijo, señalando alrededor con una mano. —¿Marketing digital, publicidad? Porque la verdad, no me imagino un tipo como tú en un evento como este.
Julian se echó a reír suavemente, con esa risa que era tan tranquila, tan segura de sí misma.
—Lo que pasa es que no todo es tan predecible como parece —respondió—. Tú tampoco pareces el tipo de persona que vendría a un evento como este, ¿verdad?
Clara lo miró con una ceja levantada.
—¿Y qué tipo de persona soy yo, entonces?
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romance contemporaneo, suspenso y misterio, drama psicológico
Editado: 26.01.2025