No Estas Solo

CAPITULO 2: LA CASA BLANCA DE LA ESQUINA

 

Año 1999

Aún sigo pensando en el episodio que viví la otra noche, es que simplemente no he podido borrarlo de mi memoria, trato de pensar que ha sido una pesadilla, pero parece que no es así, fue demasiado real, aún sigue sonando en mi cabeza esa horrible voz, aún sigo viendo en mi mente aquellas figuras tan aterradoras que vi alrededor de la mesa, en mi mente sigo preguntándome ¿Qué significa llego la hora? ¿La hora de qué?

Son tantas preguntas, empiezo a desesperarme.

Me da tanto miedo pasar por la sala principal, incluso cuando es de día, de noche ya ni quiero salir a ese lugar, no a menos solo.

Tengo miedo que la pesadilla que creo haber tenido se haga realidad, se me es difícil mirar la mesa en la sala principal y no pensar en las cosas que vi allí, y recordar aquella escena tan espeluznante.

- ¿En realidad habrá sido real lo que vi la otra noche?

Quiero buscar respuestas a lo que ha sucedido, quisiera pedir ayuda a mis padres, pero sé que no me creerán. Trato de buscar a la abuela, ella es la única que parece que me ha de creer, o a menos me podrá decir si es verdad o no lo que presencié, solo ella podrá aclarar todas estas dudas que tengo, pero la abuela últimamente trata de evitarme cada vez que puede.

A veces trato de acercarme a ella, pero cada vez que siente que nos vamos a quedar solo se va o manda a llamar a alguien.

- ¿Por qué estas tratando de evitarme? – le gritó

Ella posa su mirada como de cólera sobre mí, mis 2 primos que están cerca de nosotros también me quedan mirando con curiosidad.

Claro ellos no entienden lo que está pasando.

- ¿Qué tienes Erick? – me pregunta uno de ellos.

- ¿Enserio solo te quedarás callada? – vuelvo a preguntar mirando a la abuela

- ¿Qué es lo que quieres Erick? – me responde al fin. Las respuestas no las sé, y aunque que las supiera debes conseguirlas por ti mismo.

- En esto no hay ventajas, no preguntes y te responderán – me grita. Ahora por favor haz conmigo como si nada hubiese pasado, por favor – repite con una voz dulce.

No le respondo nada, solo me voy de su habitación.

Mis primos me quedan mirando desconcertados, pero ya no me dicen nada.

Llegando a mi habitación encuentro a mi padre sentado en mi cama. Sé que no me creerá, pero aun así decido intentarlo.

- Padre – le digo tímidamente – él me mira como esperando que continuara - ¿tú crees en los fantasmas? ¿Crees que existan?

El hace sus ojos para atrás y muestra señal de indiferencia.

- Otra vez tú con lo mismo Erick – me dice enojado – otra vez con lo mismo, ya te he dicho que esas cosas no existen, solo están tu imaginación, son invento de las personas para darle un sentido a la sensación que sienten ante la oscuridad y el miedo a no saber que hay allí.

- Pero, y ¿todo esto que siento? – le digo llorando de impotencia – hace años vengo diciéndote que siento cosas raras cuando estoy solo, la oscuridad me da miedo, ¿o acaso crees que miento?

-Sí – me dice duramente. O quizás no hijo, quizás sea solo producto de tu imaginación deberías dejar de pensar en eso. Trata de ser normal, o terminarás loco.

- Gracias papá - le digo triste. Trataré de pensar menos en esto, lo intentaré, pero tengo miedo.

- Ven échate conmigo – me dice y me acerca a él – no tienes nada que temer hijo, yo estoy aquí contigo.

Desde que eras aún más niño siempre decías ver serpientes en tu cobija, me levantabas desesperado porque pensabas que te iban atacar, ¿lo recuerdas?

- Si – le respondo.

Recuerdo también que me decías que algo te miraba, que sentías que no te iba a dejar dormir, cada vez que apagaba la luz de tu habitación me decías que no lo haga, te daba mucho miedo dormir solo, por eso por mucho tiempo te había permitido dormir con tu hermano.

Pero ya iba siendo hora de que empezaras a dormir solo.

Las primeras noches me llamabas con mas insistencia, me decías que te daba miedo quedarte solo, porque había en la noche algo que quería hacerte daño, pero en realidad, no había nada.

Yo me quedaba contigo a dormir aquellas noches para demostrarte que nada iba a pasarte, que no había nada, cada vez que me abrazabas te sentías seguro, ¿lo recuerdas?

Yo asiento con la cabeza.

Con el tiempo fuiste olvidando ese suceso, pensé que ya se te había pasado, pero desde hace algunas noches vuelves hacer lo mismo, vuelves a estar sin poder dormir y con miedo de estar solo a oscuras.

Y te entiendo hijo casi todos le tenemos miedo a la noche, porque no sabemos que hay ahí y nos da miedo lo desconocido, pero puedo asegurarte que no hay nada ahí, solo esta oscuro nada más.

- Sí padre, pensé que ya lo había olvidado – miento. Nunca lo había podido olvidar, solo había aprendido a ya no tenerle tanto miedo, y a callar lo que sentía, pues sabía que no me creerían si se lo decía a mis padres.




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