No fue mi Intención Amarte

5

Mara

Terminé de ponerme el uniforme y bajé a desayunar. Tenía todos los ojos puestos en mí, bah, mi papá más que nada, ya que desde lo que pasó ayer en el hospital no me deshago de su mirada. Quedó en llevarme él a la escuela porque quería hablar conmigo, y el hospital le quedaba de pasada.

—Prometo no decirle a mamá.—Asentí con cautela porque supe que no había terminado—. Pero vos tenés que prometerme un cambio en tu vida.—Lo miré sin emitir sonido y apenas parpadeando lentamente—. No quiero que te pase nada, y últimamente te veo muy pálida y sé que consumís energizantes para suplantar la energía que te da la comida.—Agaché la mirada y apreté mis uñas sobre mis piernas.

—Papá, yo...—Él pone su mano sobre las mías para que parara.

—Sos una de las mejores cosas que me pasó en la vida, y odiaría el hecho de que la estés pasando mal y que yo no sea consciente de eso.—Evadí su mirada a toda costa—. ¿Vas a confiar en mí para cualquier cosa?—Pregunta con suavidad y fue cuando pude verlo a los ojos.

Asentí y susurré un "sí" apenas audible. Besa el dorso de mi mano y tras despedirme de él bajé del auto.

Caminé hasta llegar al patio de la escuela y Nicky me recibió con un abrazo emocionada por verme.

—¿Cómo estás, hermosa?—No estaba acostumbrada a ser recibida así en la escuela, así que me tomó un poco adaptarme a su amabilidad.

Caminamos con nuestros brazos entrelazados un par de pasos hasta que se nos unió Lola y así caminamos las tres a la par.

—Hola.—Aparece Eithan con una sonrisa nerviosa y sus cachetes poseían un rubor natural.

Nicky decía que eso le pasaba cuando estaba nervioso, pero a la vez le resultaba raro ya que hace mucho no le veía así.

Hablamos un rato los cuatro parados en medio del patio, no dijimos gran cosa. Fue como si ninguno quisiera estar solo, como si con la compañía que recibíamos era suficiente, por eso no hacían faltas las palabras. Yo estaba por irme con las chicas y alejarnos de Eithan pero en ese momento una moto pasa como si no hubiera nadie más en el patio y estaciona un poco alejado de nosotros.

¿Y este qué? Se volvió loco. Debería estar prohibido llegar en esas cosas, sobre todo porque existen tipos como ese, que se creen que son dueños de todo lugar donde pisan sus pies.

—Será...—Las palabras de Eithan flotaron en el aire—. Maldito atorrante.—Parecía estar un poco contento ya que fue casi corriendo a ese chico.

De repente, sentí como un Deja Vu al prestar más atención a aquella moto, y quedé más estupefacta en el instante en que se sacó el casco y lo abrazó.

No puede ser.

Era el mismo chico que vi la otra noche.

Qué vergüenza.

Esto... Esto no... Puede ser...

—Él es Mat. Su mejor amigo. Se ausentó los últimos cuatro meses de colegio porque la madre enfermó y tuvo que cuidarla.—Comenta Nicky observándolos igual que yo.

—Incluso faltó los primeros días, recién hoy vuelve. Pero fue una total sorpresa incluso para Eithan, que es su mejor amigo.—Ambas parecían saber mucho de ambos.

Cuando vi que se estaban dirigiendo hacia donde estábamos las chicas y yo, les di la espalda.

—¿Todo bien?—Pregunta Nicky, un poco preocupada por mi actitud.

—Sí, todo está bien. Me había olvidado que tengo que hacer...—Di un par de pasos hacia atrás mientras intentaba formular una frase coherente y completa—. Tengo que ir a buscar algo así que nos vemos...—Choco la espalda contra el pecho duro de alguien.

Miré sobre mi hombro con lentitud, temiendo que sea lo que estaba pensando, y él me observa con los ojos entrecerrados y la cabeza ladeada. Me alejo de ese chico y salgo corriendo lejos de todos.

Esto tiene que ser un chiste. Un maldito chiste.

Él sabe mi problema, se quedó como una hora en el hospital conmigo. Sabe todo.

Quería enterrar la cabeza bajo tierra.

Llegué a esta escuela con la esperanza de que nadie supiera nada sobre mi problema, que me vean como alguien normal y no como una chica enferma.

Las clases pasaron y fui a la cafetería, antes de llegar las chicas me alcanzaron, y supe que ahí empezaba el interrogatorio.

—¿Qué fue lo que te pasó en la mañana?—Pregunta Nicky mientras enrolla su brazo en el mío.

Tragué saliva y relamí mis labios. Iba a responder pero un chico, perdón, miento, no era un chico, era el chico, se presenta a mi lado y me tiende su mano con un pebete de jamón y queso. Levanto la cabeza para mirarlo ya que estaba de pie e inclinado con una mano en la mesa.

—Creíste que no te iba a reconocer, ¿o no?—Observo a las chicas, y a Eithan, que no supe en qué momento había llegado y después volví a él—. Tenés que comer.—Su mirada denotaba misterio y curiosidad.

—Gracias, pero estoy tomando un licuado.—Respondí volviendo mi mirada al frente. Todos nos miraban con curiosidad.

—Tomá.—Lo deja frente a mí y se sienta a mi lado.

Me quedé mirando el pebete envuelto en papel film y después volví a los presentes en la mesa que me miraban con curiosidad. Después de dar un trago a mi licuado, tragué con fuerza para ahogar el nudo en la garganta y abrí el pebete.

Rogaba al cielo que las arcadas no lleguen para el momento en que trague un bocado. Sacó de su bolsillo una botella de agua mineral y la dejó al lado de mi bebida, sorprendida dejé a medio camino mi boca del sándwich y me lo quedé mirando.

—Para que no te ahogues.—Sonríe con los labios apretados.

¿Y a este qué bicho le picó? No nos conocemos, me ayudó una vez y le estoy agradecida, pero no estoy segura de que sea buena idea que me trate así. Me siento incómoda.

—¿Se conocen?—Preguna Eithan sorprendido.

Yo miré al chico que estaba a mi lado y apenas él asintió yo lo pisé.

—Sí, pero fue estúpido. Nada de otro mundo.—Respondí con una sonrisa falsa intentando ocultar mi nerviosismo.

—Definan "estúpido".—Curosea Nicky.

—Casi me atropella.—Lo señalo.




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