No fue mi Intención Amarte

9

Mara

Ya salí de casa directo a la escuela, cuando estuve lo suficientemente alejada abrí el energizante, no había comido y salí rápido porque me había quedado dormida y no quería que se haga tarde. Ni siquiera un café pude tomar.

El otoño había empezado con mucho frío, más que de costumbre y la bebida fría no era de gran ayuda, pero algo es algo. La terminé lo más rápido que pude y la tiré al bote de basura antes de llegar al patio delantero de la escuela, no quería que nadie me viera, y mucho menos las chicas.

Si bien nadie sabe de mi problema, solamente Mat porque fue él quien me llevó al hospital cuando nos conocimos, pero después nadie más sabe nada, y prefiero que siga así. Pero sél abe lo justo y necesario, eso me alivia. Si alguno de los chicos se llegara a enterar de todo, no quiero que se alejen por eso, o que me vean con lástima, creo que eso último sería peor.

Entré en la escuela y el calor que había dentro me reconfortó aislándome del frío que estaba haciendo afuera, caminaba hasta encontrar el salón porque no quería cargar con la mochila, además me servía para asegurar mi asiento, salí distraída y choqué con Mat, que estaba por entrar al aula.

—Mara, ¿para qué tenés ojos si no los usás?—Se burla y nos posicionamos en la parte de afuera del aula para no interrumpir el paso de quienes querían entrar.

—Vos no sos ciego tampoco, así que también podrías haberlo evitado.

Nos desafiamos con la mirada unos minutos más, pero él, como no, estaba con una sonrisa burlona en los labios. Tarado. ¿Por qué se burla de mí? No solo hoy, sino que lo hace todo el tiempo.

En ese entonces, la sonrisa en sus labios desapareció, y para mí, todo pasó muy rápido, un chico estaba de espaldas delante mío y sin darse cuenta me empujó con fuerza por el hombro, en ese momento, sentí como el suelo se desvanecía bajo mis pies. O al menos, eso parecía, así como también parecía que estaba a punto de golpearme la cabeza contra el suelo, pero en lugar de golpearme, una mano cálida me sujetó la nuca y con su otro brazo me agarró por la espalda para que no me golpeara. Mat evitó el horrible impacto. El aire parecía haberse quedado atrapado en mis pulmones mientras que mi corazón latía de forma desesperada.

—¿Estás bien?—La voz de Mat sonó demasiado cerca. Y sus ojos estaban fijos en los míos.

Parpadeé varias veces todavía procesando lo que acababa de pasar. Mi pecho subía y bajaba con rapidez. Un cosquilleo raro me recorrió el cuerpo, como si algo dentro de mí no supiera cómo reaccionar.

Era algo que me parecía lógico de sentir. Casi me rompo la cabeza en el suelo, literalmente. Seguía asustada.

Volví a parpadear y levanté la cabeza con tanta brutalidad que terminé dándole un cabezazo en la frente.

—Es enserio, tenemos que dejar de hacer esto. No puedo atraparte cada vez que alguien te golpea, y encima, como agradecimiento, recibo un cabezazo.—Se queja—. Viví literalmente un Deja Vu.

Lo miré con mala cara y golpeé su hombro, él se quedó perplejo.

—¿Hubieras preferido que cayera y me golpeara la cabeza? No es mi culpa que haya gente corriendo cuando no debe.

Al decir eso tan enojada vino el responsable y se disculpó. En ese momento me agarró un poco de culpa, no era la manera, pero bueno, por lo menos se disculpó, solamente por eso no voy a reportarlo.

Ya salvé a un chico de una sanción la primera vez, en esta ocasión nadie más que estos alumnos lo captaron.

—¿Por qué sos tan violenta?—Se queja—. Deberías ahorrar esas fuerzas para que no te tiren como a un papel, no para ser tan agresiva.

Me ofendí y quise golpearlo de nuevo, pero la presencia de Eithan con una chica que no había visto nunca, interrumpieron mi propósito.

—¿Qué hace ella acá?—Pregunta Mat a su mejor amigo, refiriéndose a la rubia perfecta que Eithan tenía al lado.

Celosa...

Mi voz interior sonó con un cantito burlón.

¿Celosa? ¿Yo? ¿Por qué lo estaría?

—Sus padres la anotaron en este colegio, vuelve.—Eithan me dedica una mirada y sonríe como saludo.

—¿Ella es tu novia?—Le pregunta la rubia a Mat. Ambos nos miramos y negamos.

—Preferiría que me entierren vivo.—Le golpeo el hombro.

—Soy Lisa.—Me saluda ella y me extiende su mano para estrecharla.

No voy a mentir, esta chica no me hace sentir muy confiada, es más, me trae mala espina. Quizás no es mala persona, pero yo suelo darme cuenta cuando la persona es soberbia y muy ególatra. Su mirada es de "hago lo que quiero y no me importan los demás".

Estás exagerando.

Escucho decir a mi subconsciente.

Espero que sí lo esté.

Ellos se fueron y otra vez me quedé sola con Mat.

—Tranquila, no te pongas celosa.—Me dice en mi oído provocando que yo salga de mis pensamientos. Cuando lo miro por encima de mi hombro lo veo sonriendo.

Ash... Lo detesto. A él y su sonrisa burlona, y ni hablar de su moto, detesto esa porquería en la que anda, en la que casi me atropella.

—No estoy celosa de nadie.—Empecé a caminar y él me sigue—. Pero sí tengo curiosidad.

—Te escucho, Rapunzel.—Lo miré de reojo.

—Mara.—Le corregí—. ¿Quién es ella?

—Lisa es la insoportable hija de un abogado que trabaja con Camilo Bauer.—Me lo quedé mirando como diciendo "¿y eso qué significa?" Él pareció entender el interrogatorio que tenía en la frente—. El papá de Eithan. Son amigos. Y a ella le gusta él. Pero a Eithan no le pasa nada, solamente la soporta. La quiere como amiga.—Pronuncia de manera juguetona y con fuerza para que me quedara claro.

Dejamos el tema ahí y fuimos al aula una vez que tocó el timbre. En el aula Eithan y Mat se sentaron juntos y yo me senté atrás de Nicky y Lola.

Agarré una hoja rota de mi mochila y le escribí a las chicas:

"¿Ustedes conocen a una tal Lisa que es amiga de Eithan?"

Les pasé el papel.

"Sí, ella antes estudiaba con nosotros, pero se fue a vivir a España por trabajo del padre, desde que llegamos estuvimos escuchando hablar sobre ella"




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