No hay lugar para el amor

Capítulo 2: Mi buen primer día

Estoy sentada en mi escritorio, anotando algunas ideas. Levantó la vista hacia el reloj que hay junto a mi computadora y veo que ya pasaron unos minutos de la hora en la que tenía que ir a la oficina del señor Hastings. Me levanto rápido de mi asiento y me dirijo a la oficina de Hastings. Para compensar que llegue tarde paso por la cafetería de la empresa y le llevó un café. 
Estoy frente a la puerta y no veo por ningún lado a Clarisa, así que tocó la puerta y como se entreabre pasó directamente. El señor Hastings no esta presente, me siento frente a su escritorio y cruzó las piernas. Escucho una puerta abrirse detrás de mi. Pero no me voy la vuelta para mirar atrás. 
Pronto veo que una figura masculina se aproxima, el Señor Hastings. Se sienta frente a mi y me mira con el ceño fruncido. 


-Ya veo que no leíste la parte de puntualidad- sus penetrantes ojos grises se clavan en los míos. 


-e…es que…-no se con que justificar mi impuntualidad y digo lo primero que se me ocurre- la máquina de café. 


-¿La maquina de café que?. 


-No funcionaba y tuve que repararla yo. Mire aquí le traje un café. Pensé que quizás quería. 


-Gracias por molestarte, pero la próxima prefiero que llegues puntual. Total Clarisa me puede traer café, de eso trabaja. 


-Okey, disculpe Señor Hastings- le digo mientras me acerco un poco más a la mesa- entonces de que quería hablar. 


-Sobre tu columna. 


-Respecto a eso ¿sólo podré hacer eso? Por que sabe que yo me dedico a escribir libros. No sólo recomendaciones en una revista. 


-Se que eres buena haciéndolo Forges, pero nuestra editorial tiene buenos escritores. Vos por ahora estas en la revista, debes ocuparte de eso, escribir una columna. No todos pueden escribir en una revista tan importante como Heaven. 


-Pero Señor Hastings ¿Cuánto tiempo tendré que estar sin escribir? ¿Y si hago un manuscrito y se lo entrego? Si le gusta lo podría publicar. 


-Forges se que eres una escritora prometedora, pero no es todo tan fácil. Que te haya ido tan bien con tu primera saga no significa que te va a ir bien siempre que publiques un libro. Además por ahora la editorial sólo va a lanzar un libro, el cual yo escribiré con una colaboración. Y todo lo demás va a ser lanzado en una plataforma online. Si ahí resultan muy buenos, los haremos en papel. 


-¿Pero por qué no escribo un libro en la plataforma aunque sea?- le pregunto mientras me cruzó de brazos, enojada. 


-Por que no quiero escritores novatos. 


-¿Acaso usted no fue novato cuando publicó sus dos primeras sagas? Y le fue muy bien de hecho.  


-Pero tu no eres yo Forges, no me contradigas. Mañana nos volveremos a reunir para hablar de tus ideas respecto la columna- su voz es varonil.  


“Pero tu no eres yo” que se cree. Por tener más dinero y unos años más piensa que es mejor que yo. Pues claro que no. 


Me levanto de mi asiento lo bastante enojada como para no decirle ni una palabra. Golpeó la puerta al irme. 
Nunca me dijeron que no podría escribir. Si lo hubieran dicho ni por todo el dinero del mundo habría aceptado el trabajo. Aunque con mis problemas de dinero no tenía mucha opción, ya que las otras editoriales me pagarían como si trabajará en un mercado y mis libros nunca serían lo suficientemente conocidos.  
Encuentro a Elena, se acerca a mi y me da un beso en la mejilla. Me parece encantadora a pesar del asunto en el ascensor. Creo que hasta podríamos ser amigas.  


-Hey Anne ¿cómo te ha ido con Hastings?. 


-Mal. 


-¿Por?. 


-Es un estúpido- le digo enojada como si tuviera mucha confianza- no  se quien se cree que es. 


-Ya veo que notaste lo altanero que es, los empleados le decimos el dueño de la razón- dice Elena mientras suelta una carcajada. 


-Ya entiendo por qué le dicen así. Piensa que es el único que puede escribir. 


-¿Qué te dijo? ¿Qué no podías escribir?. 


-“Debes ocuparte de eso, escribir una columna”. No se como me voy a sacar el estrés luego de esa conversación. 


-Eres afortunada, tengo la solución para tu estrés y probable dolor de cabeza. 


-Y bueno decime. 


-Hoy iremos a un bar a tomar unas copas y hablar ¿vienes?. 


-Podría ser. ¿Quiénes van?. 


-Sólo compañeros de trabajo vamos, entre ellos, Matt, Emiliano, Clarisa y algunos más. Decime que si. 


-Okey, te paso mi número y me mandas la dirección. Dame tu celular- me da su celular y dejó agendado mi número. 


-Bien, si quieres te paso a buscar. Emiliano conduce. Te mando mensaje y me mandas la dirección. 


-¡Okey!- exclamó mientras me alejo- voy a seguir, tengo que ver un montón de sugerencias. 


-Bueno Anne, me avisas, acuérdate. 


Sigo caminando hasta mi pequeña oficina, una fila de papeles me esperan. La primera hoja que agarró no dice nada bueno. Recomienda un libro que no es de nuestra editorial y es demasiado conocido. Suficiente cliché. 
Las demás son bastantes aburridas y viven recomendando los libros viejos del Señor Hastings. No, no, no. No pienso publicar una recomendación sobre sus libros a no ser que sean muy buenos, demasiado buenos. 
Pondría la recomendación de mi libro, ja, pero no es nada ético auto recomendarme. Hace poco la editorial público un libro que se llama “cuentos de un día feliz” se trata de un hombre que todos los años visita un orfanato y cuenta una nueva historia; pero en una de sus visitas se da cuenta que un niño al que le tenía mucho cariño es adoptado por una familia que lo maltrata. Esto lo incita a contar la historia de su niñez.  
Leí la sinopsis y creo que me va a encantar el libro lo intentaré leer para mañana o pasado. Quizás sea mi primera recomendación para la revista Heaven. 
*** 
Estoy entrando a casa. Mi madre me esta esperando sentada en el sillón del living mientras mira the walking dead. Me encantaría decirle que muere el personaje más importante, pero no le quiero arruinar sus horas viéndola.  
Me fijo en la cocina y hay comida hecha. Eso que le dije que no cocinara nada y que tenía que descansar, pero no entiende, es de esas madres que se pasan haciendo cosas todo el día. 




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