No le creas a una rubia

Capítulo 7 No sé que hacer con las consecuencias

5 de septiembre del 2013

 

Eran las 8:55 de la mañana cuando Neira Daltod escucho el llanto potente de su bebé, anunciando su llegada al mundo. Le permitieron sostener unos minutos su pequeño cuerpo mientras aún estaba cubierto de placenta y sus llantos pareciera que no cesarían nunca, pero eso no lo importo y tampoco el hecho de que se encontraba sola en la sala de partos sin ningún familiar cercano con el cual pudiera compartir ese momento ya que sabía que el único que tendría el derecho se encontraba a miles de km de ellos viviendo ignorante ante el momento tan importante que se estaba llevando acabo. Neira se permitió admirar su rostro regordete y no evitó que las lágrimas de felicidad plena se resbalaran por su mejillas una a una, tomo la pequeña mano del bebé que desde meses atrás sabia que llevaría el nombre de Máximo y se la besó con todo el amor que de ella desprendía, en su mente le prometió el mundo y que protegerlo sería su misión de ahora y siempre.

 

La familia comenzó a llegar de a poco, se aglomeraron en la sala de espera del piso de maternidad con globos, juguetes y arreglos florales para celebrar la llegada de un nuevo integrante a las familias Warlock y Daltod. Alexandra Warlock, la hermana pequeña del padre del bebé, se encontraba sentada en uno de los sillones individuales de la sala de espera, observando detenidamente a las personas que ahí se encontraban. Sabía que el momento era de mucha alegría y emoción, ya que su pequeño sobrino había llegado al mundo aunque le era inevitable lamentar que su hermano mayor, Rodrick, no pudiera estar ahí para disfrutar el hermoso momento pero las circunstancias habían cambiado hace varios meses atrás. Admiro como su padre platicaba emocionado sobre la llegada del nuevo bebé y su madre derramaba lágrimas de felicidad al saber que su primer nieto había llegado años antes de lo que esperaba, pero que eso no significaba que  sería recibido con menos emoción hasta se permitía hacer una que otra broma de lo joven que lucía a pesar de que ya era abuela. Por otra parte, observo a los padres de Neira impacientes con ver a su nuevo nieto mientras se comunicaban con la nana de sus nietos mayores para que estos llegaran al hospital lo más pronto posible ya que se encontraban aún en la mansión Daltod, eso hizo que la alegría de Alex se intensificara más puesto que su mejor amiga tambien estaría con ella compartiendo el momento aunque ella recibiría a un primo dado que el padre de esta era el hermano de Neira, pero este había fallecido años atrás en un accidente de avión junto con su esposa.

 

Camino durante unos minutos alrededor de los asientos, antes de que su madre la llamará para entrar a la suit especial en la que esperarían que trajeran al bebé para que todos lo conocieran. Al ser un hospital privado, la familia Daltod había solicitado una suit exclusiva casi del tamaño de un departamento común en la que pudieran estar todos juntos y evitaran las miradas curiosas de los fisgones, puesto que sabían que los paparazzis habían estado al acecho desde el principio del embarazo de Neira intentado buscar cualquier información que justificara su "desaparición" del ojo público tan repentina, al principio se  logró encubrirlo con el rompimiento de ella y Rodrick pero luego de un tiempo ya no fue suficiente, así que tenían que mantener un muy bajo perfil y ser lo más cuidadosos posibles para que la prensa no se enterara del bebé y la noticia diera la vuelta por todo el mundo.

 

Cuando Alex y su familia entraron a la suit, los mellizos Daltod ya se encontraban sentados en la sala principal que estaba separada por una puerta de la habitación en la que llevarían a Neira luego de hacerle los procedimientos pertinentes. Kendall y Henry Daltod se levantaron de sus lugares para saludar a la gente que iba entrando, pero la primera rápidamente ubico a la persona de su interés y se abalanzó hacia ella para envolverla en un abrazo.

 

-Mi pequeña amiga rubia, ¿No estas emocionada por todo esto?-fue lo primero que soltó Kendall con voz enérgica.

 

Alex asintió repetidas veces-Por supuesto, un bebé siempre es una bendición.

 

-Es que es todo un cambio, imagínate lo pequeño que será, su cabello, sus ojos...-Kendall habló apresuradamente presa de la emoción.

 

-¿No tienes contacto con bebés muy seguido, verdad?-inquirió Alex.

 

-¿Se nota mucho?

 

-Si, solo un poco, pero esta bien-Alex le tomó la mano como muestra de empatía, compartiendo el sentimiento-yo también estoy muy emocionada.

 

-Kendall-la aludida giro la cabeza acompañada por Alex haciendo el mismo movimiento-dice el abuelo que intentes calmar un poco tu entusiasmo que lo estas poniendo de los nervios.

 

-Henry, no creo que el abuelo haya dicho eso.

 

-Bueno, él no pero yo sí-contesto Henry con un ápice de rudeza en su voz. El hermano mellizo de Kendall en algunos momentos podía ser lo suficientemente irritante para que con el paso de los años Alex se diera cuenta que no sería el tipo de persona con la que quisiera pasar más de 5 minutos en una habitación, aunque dado que sus familias tenían negocios juntos y ahora un bebé que los unía era una regla que no le había sido tan fácil de cumplir. Alex sabia que la adolescencia cambiaba a las personas hasta cierto punto, pero Henry había sido así siempre y se acentúo mucho más su comportamiento cuando sus padres fallecieron pero no necesariamente eso la había hecho sentir culpable por las ideas que tenía acerca de este. Tenía que admitir que lo único que menos soportaba de él era su atractivo que con el tiempo se iba acentuando más y más ya que al ser portador de unos llamativos ojos azules y una fisonía casi perfecta lo hacían ver tan bien que en algún momento alguien pudiera dejar pasar su actitud, pero no ella, había convivido lo suficientemente con él y con el mundo que compartían como para saber que la belleza exterior es efímera y que el interior vale mucho más que una cara bonita. Había momentos en los que podía demostrar una actitud de una persona agradable y amable pero eran muy raros, ya que la mayoría del tiempo se la pasaba con sus dos mejores amigos haciendo quien sabe que cosas y metiendo en problemas a diestra y siniestra.



#29595 en Novela romántica

En el texto hay: novelajuvenil, apuesta, amor

Editado: 09.08.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.