No le creas a una rubia

Capítulo 9 ( Parte 1) los 18 de Kendall y Henry

28 de septiembre del 2018


La mansión Daltod estaba hecha una locura, entre la llegada de la familia hasta la preparación de los atuendos para la noche no había ningún lugar que pudiera estar en completo silencio. Cuando las primas Kayla y Keyla llegaron junto con la duquesa, Henry y Kendall tuvieron que hacer uso de toda su paciencia y comprensión para no entrar en un ataque de pánico puesto que desde el primer paso que dieron sus primas al recibidor  ya habían empezado a parlotear sin fin de cosas sin sentido, a mover cosas de su lugar y a fastidiar a cualquiera que se le pusiera enfrente. 

Kendall se había colocado entre sus abuelos en el recibidor, dejando a Henry lidiando con sus primas.

-¿Estas seguro que no quieres mandarlas a un hotel?-le había preguntado Kendall a su abuelo.

Este observaba con cierto horror la imagen de las primas dando vueltas por todos lados, un gesto muy fuera de lo común.

-Créeme que lo estoy pensando, pero tú abuela fue muy firme al decirme que no podía mandarlas a un hotel, ni siquiera aún departamento en el edificio más caro de todo Seattle.

-Abuela, ¿Por qué-preguntó Kendall en tono suplicante.

-Ay no habla de mi, habla de la duquesa-objetó su abuela paterna.

Kendall recordó lo tan persistente que podría ser la duquesa, alias su abuela materna, y que también era una mujer que tenía un don de convencimiento único, estaba segura que podría hacer creer fácilmente a alguien de haber matado a pesar de  no haberlo hecho era algo que hasta cierto punto daba miedo.

-¡Hola, familia!-exclamo Ryan en cuanto él y Malcom cruzaron la puerta, su sonrisa se borró rápidamente transformándose a un gesto  de horror cuando vio que Kayla y Keyla iban directamente hacia ellos-¡Mamá!

-¡Malcom!¡Ryan!-exclamaron ellas al unísono para tirarse una encima de cada uno.

Los demás que estaban en el recibidor hicieron un gesto de dolor cuando escucharon el golpe de Malcom y Ryan cayendo al suelo trayéndose encima a las gemelas.

-Bueno suerte, chicos-Dijo Henry antes de salir corriendo a su habitación. Los abuelos y Kendall se quedaron mirando a los chicos unos segundos para después comenzar también a dispersarse por la casa.

-Para la próxima mejor llamamos antes de venir.

 

 

 

 

Faltaba solo una hora para que todo comenzará, así que la mayoría de los que estaban en la mansión Daltod se habían ido por adelantado al lugar en donde se celebraría la fiesta las únicas personas que aún quedaban por irse eran Neira con Max, Kendall y Alex, las últimas dos habían decidido irse separadas de Henry, Malcom y Ryan ya que esperaban hacer una gran entrada triunfal, aunque bueno la idea había sido más de Kendall que de Alex.

-Me siento algo incomoda con este vestido-se quejo Alex mientras bajaban las escaleras hacia el recibidor en donde Neira y Max las esperaban.

-Se te ve perfecto, ¿Verdad tía?-le preguntó Kendall a Neira que estaba terminando de arreglar los últimos detalles del atuendo de Max.

-¿Perfecto?-Neira se quedó sorprendía por el cambio tan radical que los estilistas habían hecho en Alex-Espero que no te moleste por lo que voy a decir pero...-puso sus manos en los oídos de Max y continuó-Luces demasiado ardiente.

-Y sexy-agregó Kendall satisfecha.

Alex forzó una sonrisa nerviosa ante la mirada atenta de las chicas. No era que no le gustara como se veía, pero era un atuendo que nunca había estado acostumbrada de usar ya que era muy entallado al cuerpo y junto con las incómodas zapatillas tipo estileto la hacían sentirse muy incómoda. El estilista había decidió planchar su ondulado cabello rubio dejándolo con una ralla en medio haciendo que su rostro luciera más estilizado, el maquillaje oscuro que habían colocado en sus ojos contrastaba con el verde de ellos y con el labial rosa pálido de sus labios ,pero la atención principal estaba en el vestido sin mangas negro que se entallaba perfectamente a su silueta llegando un poco más abajo de su rodilla decorado con un cinturón delgado de pedrería plateada combinado con unas zapatillas del mismo color y un pequeño bolso cuadrado de lentejuelas azul marino. La única joyería que utilizaba era una gargantilla de oro blanco y unos aretes largos del mismo material. 

Por esta vez se había dejado influenciar un poco más por Kendall permitiéndose cambiar sus gafas por unos lentes de contacto que le irritaban un poco el alrededor de los ojos pero era algo que el maquillaje había logrado ocultar con facilidad.

-Yo digo que te ves muy bonita-comentó Max mirando embelesado a su Tía Alex.

-Pues tu luces demasiado guapo-Alex se acercó a su pequeño sobrino y lo tomó de la mano-¿Quieres ser mi pareja esta noche?

-¡Si!-exclamo el pequeño emocionado mientras los dos salían hacia la camioneta que los llevaría al lugar de la fiesta.

Kendall y Neira se miraron de manera cómplice, la segunda le extendió la mano a la primera.

-¿Quieres ser mi pareja esta noche?

-Claro-Neira tomó la mano que le extendía Kendall-rompámos algunos corazones.

 

 

 

Los abuelos Daltod habían rentado el salón principal de uno de los hoteles más caros y elegantes de todo Seattle. Las camionetas con los invitados se paraban justo en la entrada del ostentoso hotel, siendo recibidos por una alfombra roja cuidada de lado y lado por un servicio de seguridad que evitaba que los paparazzis se cruzaran de la línea. Mientras los invitados iban llegando se paraban una que otra vez a ser fotografiados por los paparazzis, llenando el ambiente de gritos y flashes por todos lados ya que en su mayoría entre las personas que habían sido invitadas a la gran fiesta estaban políticos, empresarios, y uno que otro famoso actor o cantante. 

Cuando la camioneta que llevaba a Henry y sus amigos paró enfrente de la alfombra, el chico de ojos azules se preparó para los gritos ensordecedores y los flashes fastidiosos que harían que su camino a la entrada se sintiera eterno. Su guardaespaldas, Xavier, fue quien les abrió la puerta cuidando que nadie se acercara más de lo que era debido, Henry bajo primero fingiendo una sonrisa como muchas veces su abuela le había enseñado intentando que cada movimiento que hacía pareciese natural y no algo ya preparado. Malcom se colocó atrás de Henry de lado derecho y Ryan del izquierdo.



#29598 en Novela romántica

En el texto hay: novelajuvenil, apuesta, amor

Editado: 09.08.2020

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