No lo veas

Malentendidos y confusiones

El sol resplandecía por la ventana, los pájaros alzaban su canto y el canto del gallo no tardo en aparecer. Abrí los ojos lentamente mientras sentía como mi brazo estaba entumecido. Abrí por completo los ojos y pude ver a Vanessa acostada en mi brazo. De alguna manera, el verla tan de cerca me hizo darme cuenta de sus facciones, sus ojos azules cautivadores, sus largas pestañas, su sedoso y cuidado cabello naranja, realmente era alguien hermosa, si no fuera por los rumores, fácilmente podría tener a media escuela detrás de ella. Aunque estaba cautivado por su belleza, no podía dejar de lado mis dudas de como habíamos llegado a quedar en esta posición, además, mi corazón se había puesto loco como una locomotora a máxima velocidad y mi cara para este punto debía parecer un tomate. Pasaron cerca de 10 minutos en esta posición, de los nervios no me podía mover, y levantarla no era una opción, volvió a sonar el canto del gallo y un pequeño rayo de luz entró en la habitación dando en la cara de Vanessa haciendo que se levantará, no sin antes darse cuenta en la posición que estábamos. Saqué mi brazo adormecido mientras que ella se alejó un poco.

—¡Discúlpame Thiago, no era mi intención que esto sucediera! —Se disculpo la chica bajando la cabeza—. Qué vergüenza, no pensé que esto podría pasar —pensó avergonzada.

—No te disculpes, en todo caso yo soy el que me disculpo, ya que yo técnicamente vine a molestarte en tu casa con lo que me había sucedido, así que yo soy el que te pido disculpas —Decía mientras movía mi brazo para quitar el entumecimiento.

—Creo que lo mejor será alistarnos para la uní, ¿no crees? —mencionó Vanessa levantándose de la cama.

—¡Por supuesto! —comenté aun apenado.

—En ese caso voy a bañarme, con tu permiso —comentó Vanessa riendo, para luego voltearse rápido, agarrar una toalla y meterse al baño.

—¡Claro! Es tu casa después de todo —contesté con una risa nerviosa. —¡Dios mío! Qué vergüenza —pensó Vanessa mientras el agua de la ducha empañaba los vidrios del baño—. Aunque no fue para nada malo hacerlo con el —Se sonrojo al pensar en ello.

—¡Santo cielo! No puedo creer lo que hicimos —pensé tirándome en la cama—. No lo había notado, pero, Vanessa es alguien muy linda cuando la conoces mejor —pensé cuando volví a sonrojarme por lo que estaba pensando.

Luego de una hora, fuimos a la universidad en un taxi, después de todo no tenia caso que cada quien se fuera en distinto transporte o ruta. Al llegar, las amigas de ella, Violeta Montenegro y Natasha Trinidad, ya la estaban esperando, posiblemente para contarse que tal estuvo el fin de semana o algo por el estilo, se despidió de mi con un leve sonrojo en su cara y se fue con ellas. Por mi parte, fui al salón sin más, no era alguien específicamente activo, que le gustara estar en el patio o en la plaza cívica, y menos sin estar acompañado.

Me senté en el asiento, recostando mi cabeza en la paleta, cerré mis ojos por un momento y recordé la escena de Vanessa durmiendo, aún seguía sin poder creer aquello, sin poder distinguir la realidad de la ficción. Poco después sentí un toque en el hombro, me levanté y vi a mis dos amigos, Yan Lara y Paolo Gómez, mirándome con una mirada burlona.

—Ya te cachamos Thiago, ya no lo debes ocultar más —comentó Paolo tocándome con el codo.

—Si que eres un pícaro, no pensé que te llegara a gustar las chicas como ella —dijo Yan mirándome pícaramente.

—Chicos, y ahora que mosca les pico —comenté confundido, no entendía nada de lo que decían.

—Solo por ser tu amigo te lo contaré, hoy alguien te vio a ti y a Vanessa viniendo juntos, hasta ahí todo normal, pero luego comentó que ambos se encontraban sonrojados e incluso cuando se separaron los dos parecían nerviosos, así que todos los presentes llegaron a una conclusión, Thiago y Vanessa son pareja —explicó Paolo.

—¡Qué! —exclamé sorprendido ante tal conclusión, aunque debía admitir que no me molestaría si llegara a pasar, pero no era este el tiempo ni tampoco era cierto.

—De hecho, para este punto, los chismografos ya debieron haber esparcido el nuevo chisme —comentó Yan pensativo.

—¡Vaya lio que se armó! Aunque les aseguro que no crean en eso, es solo un rumor, luego pasará como todos los rumores que circulan —contesté nervioso.

—¿Enserio? —preguntó Yan con tono sarcástico.

—¡Por supuesto! —exclamé seguro.

—¡Oh Dios mío! ¿Habéis escuchado la determinación del chico Manolo? —recito Paolo con un tono español.

—Claro que lo escuche Bartolo. Pobre damisela, que tío más cobarde y pesado se ha conseguido —Siguió Yan hablando un exagerado español.

—¡Pobre damisela, que tío más pesado le tocó, suba al cielo y encuentre paz del amor! —Cantaron ambos chicos de manera dramática.

—¡Bien, bien, ya entendí! —exclamé—. Piensen lo que quieran, par de soquetes —contesté molesto.

—Pobrecito, solo admite que te gusta la loca Vanessa —mencionó Yan con mirada retadora.

—Chicos a sus asientos, ya va iniciar la clase —mencionó el profesor de pedagogía entrando al salón al igual que los estudiantes que faltaban.

—Después nos contaras todo —dijo burlonamente Yan yendo a sentarse.

—Tranquilo, no te enojes, solo estamos jugando, aunque si nos debes explicar el rumor —dijo más calmado Paolo dándome unas palmadas en la espalda.

—¡De acuerdo! Se los explicare en la noche por mensaje —contesté más relajado.

…..

—Entonces ya me cuentas todo después por mensaje, nos vemos mañana —Se despidió Paolo y Yan.

—Qué día más pesado, sentí como a cada rato me estaban mirando y fulminando a la vez—pensé.

Eran cerca de las 3:00 p.m., aun faltaba una hora para ir al trabajo, así que decidí ir por un batido a la cafetería. De paso, vi a Vanessa en la biblioteca sola, quería saber que pensaba ella acerca del rumor o si por lo menos lo sabía. Entré y fui a la mesa donde se encontraba, leyendo un libro de fantasía a juzgar por la portada.



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En el texto hay: juvenil, romance colegial, suspenso

Editado: 06.09.2025

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