Hoy desperté faltando un cuarto para las seis, sería mi segundo día de trabajo por lo que los nervios aún no se solventaban del todo, según habían informado por el grupo de maestros hoy se haría la presentación formal de cada uno de nosotros para poder conocernos entre sí, decidí ir lo más decente que podía por lo que saque uno de mis vestidos rojos manga larga el cual dejaba ver claramente mis grandes curvas que se marcaban, con lo plano que era los “gorditos” quedaban aplastados realmente me gustaba como me quedaba cada que lo usaba, acompañado así de unos tacones punta cuadrada para poder estar cómoda, puesto que mi peso no ayudaba para nada.
Dejando aquel atuendo en la cama decidí adentrarme a mi baño, desvistiéndome para tomar una ducha de unos 30 minutos de los cuales aún pensaba de lo que me correspondía hacer ante Trevor, ese estúpido ahora estaría de seguro en mi mente 24/7, sin buscar amargarme la mañana logré salir tranquila del baño para colocarme mi atuendo elegido y bajar a la cocina preparándome un cereal sin azúcar con yogur blanco sin grasa, tomando aquel desayuno desabrido que poco a poco me debía acostumbrar a consumir hasta lograr bajar aunque fuera 20 kilos de los 80 que tenía, puesto que por mi edad me podría causar problemas anexos.
Escuche las llantas de un auto estacionar frente de mi departamento, conseguido de ello el sonido de un claxon que se me hacía bastante conocido a decir verdad, Kennta había venido de sorpresa por lo que no dude en abrirle, siempre era grato verle aunque fuera de ratos, su seguridad lograba llegar hasta lo más profundo de mí.
—. Pero que hermosa te ves Lilly, te queda muy bien ese vestido amiga toda una diosa.
—. Gracias Ken, pero tú no te quedas atrás he, ese vestido azul te queda hermoso y resalta bien tus atributos.
Soltaba una leve risilla mirándole con una sonrisa de oreja a oreja, siempre quise tener el cuerpo como ella, pero Kennta siempre lograba hacer que amara mi cuerpo, diciéndome lo perfecta que era y lo mejor aún siempre lograba alagarme a través de mis curvas, atributo que me da miedo mostrar ante la gente.
—. Gracias cariño, más bien sube al auto o llegaremos tarde a la reunión de bienvenida.
Soltamos una leve risita para subir a aquella carroza color negro puro como el carbón para ir rumbo a la universidad, como siempre se veía el estacionamiento aun en solitario, los jóvenes no empezaban a llegar si no era dentro de una hora, a las 8:00 de la mañana para ser exactos, ya que las clases empezaban a las y media, las cuales duraban normalmente, hasta las 4:30 de la tarde, pero por ser semana de inducción el salir temprano era un disfrute en general.
Junto a Kennta nos dirigimos a la sala de profesores donde estaban ya casi todos los docentes, después de nosotras dos entró una joven muchacha de unos 27 años de aproximación, todos la parecían conocer, pero en mi caso solo me reservaba a tomar asiento mirando con cautela cada movimiento que hacían, no quería hacer notar mi nerviosismo aun estar codeada con tantas personas que serían como mis compañeros me daban miedo, pero suponiendo y recordando que todos éramos personas civilizadas y profesionales aquella idea obsoleta se iba retirando de mí y de mis pensamientos.
—. Buenas tardes, queridos docentes como se ha informado en el grupo la idea es que compartan esta hora entre ustedes, se conozcan y charlen entre sí porque esta es la nueva generación de trabajo para los próximos años, todos los aquí presentes son jóvenes como los estudiantes quizás con unos años más, pero no significa que confundirán eso.
—. Así es como lo ha dicho la directora, aquí venimos a trabajar por lo que queremos recuperar el título que hemos perdido durante los dos últimos años donde muchos estudiantes han reprobado.
—. Sin más que decir los dejamos que tengan buena convivencia docentes.
Al ver que los directivos se marcharon veo todos empezaban a hablarse entre sí, éramos pocos los nuevos en esta universidad, pero me sorprendí al ver que la chica que había entrado después de nosotras se me acercara y mucho más aún su apellido.
—. Hola, soy Saray Andrade tú debes ser Lilly la nueva docente ¿Verdad?
—. Hola... eh si soy yo Lilly Jones un gusto señorita.
Sonreí para extender mi mano viendo que la chica la tomaba de forma agradable por lo que me sentía menos intimidada.
—. El gusto es mío, supongo que por estar en el área de maquillaje fúnebre debes darle clase a mi hermano menor, se llama Nathaniel Andrade.
—. Oh valla que sorpresa, si él está en el curso que doy es un excelente chico por lo poco que he visto, apenas le he dado una clase y siento que será uno de los más sobresalientes.
—. Él es muy inteligente y no lo digo porque sea mi hermano.
Aquella chica soltó una pequeña risita para posar sus manos en los hombros de Lilly y acercársele levemente al oído sintiendo inmediatamente el nerviosismo de la contraria lo cual le pareció raro, pero era por traumas que esta tuvo en su infancia.
—. Es un placer conocerla futura cuñada.
Me sorprendí tanto al escuchar lo que dijo que quede en shock, me había dicho cuñada y luego se alejaba como si nada, una extraña sensación se empezó a apoderar de mi cuerpo rápidamente no sabía qué hacer, no entendía el por qué me había llamado así cuando estaba segura de que a su hermano no le gustaría... o eso me hacía pensar mi horrible inseguridad.