No me olvides..

CAPITULO 2

Al despertar a la mañana siguiente, me encontré rodeada de cajas repletas con los recuerdos de quien había sido mi roomie durante cinco años. La sensación de vacío que se apoderó de la casa era inmensurable. Podía percibir en cada rincón el eco de su ausencia, haciéndome consciente de que a partir de ese momento, la casa estaría sola.

Quizás tendría que buscar a alguien más para llenar ese espacio vacío en aquel hogar de dos pisos. Seria aburrido estar sin alguien que hiciera un poco de ruido mientras ordena su cuarto.

Minutos después, Mónica llegó para ayudar a Will con sus pertenencias. Entre las últimas palabras que pronunció, mencionó que solo se llevaría consigo sus ropas, dejando atrás las cosas que habíamos comprado cuando recién nos mudamos a Madrid por si algún día necesitaba regresar. Además, sugirió que compraria nuevas cosas para embellecer y ampliar el apartamento que compartiría con Mónica.

A pesar de que Will y yo reímos ligeramente ante su comentario sobre un posible retorno, percibí que Mónica se mostró incómoda al respecto. Sin embargo, tras asegurarle el profundo amor que Will sentía por ella, logré calmar un poco su intranquilidad. Me invadía una alegría sincera al saber que mi casi hermano había encontrado a una mujer excepcional. Estaba segura de que juntos construirían un futuro colmado de felicidad.

Después de tres agotadoras horas al volante desde Madrid hasta Palencia, y con un evidente dolor en el trasero, finalmente había llegado a la casa de mis padres. Al bajarme del auto y cruzar la pequeña puerta del jardín, un sentimiento abrumador de nostalgia me invadió al recordar toda mi vida en aquel lugar al que no había regresado en casi cuatro años. Debido a que mis padres eran quienes siempre venían a visitarme a Madrid; primero debido a mis compromisos universitarios y más tarde por mi incursión en el mundo de la escritura, solo que en este ultimo mi padre ya no estaba presente.

Ver las flores del jardín trajeron recuerdos entrañables, de cuando papá le compraba flores con la raiz incluida a mi madre, ya que ella siempre solía decir que si le daban flores tenían que estar con la raíz intacta para cuidarlas y hacerlas florecer. En ocasiones, debo admitir que esas flores eran más queridas que yo misma.

También recuerdo que durante 16 años fui hija única, hasta que un día mi madre comenzó a sentirse mal del estómago. Al acudir al médico, descubrió que estaba embarazada de tres meses, pero lo más sorprendente no fue enterarse del embarazo, sino que esperaba ¡gemelos! La noticia dejó a mi padre al borde del desmayo por la impresión.

El embarazo de mi madre fue un verdadero milagro, ya que tras mi nacimiento le habían dicho que sería casi imposible tener más hijos. Aun así, me brindaron todo el amor posible.

Recuerdo claramente el día en que mis hermanos llegaron al mundo. A simple vista, no parecían gemelos: uno con cabello rubio claro y el otro con un tono rojizo similar al mío. Fue impactante para todos ver que, aunque uno tenía pecas y el otro no, compartían unos ojos azules idénticos, opuestos a mis cristalinos ojos violeta. En un principio hubo confusiones, incluso sugerencias de posibles síndromes raros, pero luego los médicos descartaron tales hipótesis después de pruebas exhaustivas, ya que en nuestra familia nadie había tenido esa peculiaridad ocular.

Mis ojos únicos solían atraer miradas y, a veces, comentarios crueles de algunos niños en mi salón de clases. Sin embargo, siempre conté con Will a mi lado; él incluso se adentró en el mundo del boxeo desde pequeño, aparentemente para protegerme de cualquier amenaza.

Pero todo cambió cuando Will comenzó a salir con Virginia. Ella, cuyos arrebatos celosos casi pusieron fin a nuestra amistad de toda la vida, transformó a mi amigo en alguien irreconocible. Will sacrificó sus pasiones por el boxeo y el baloncesto, deportes que realmente amaba, solo porque ella consideraba que no le dedicaba suficiente tiempo y que no le gustaba verlo sudado.

A pesar de las advertencias de todos, Will hizo oídos sordos a nuestras preocupaciones, hasta que dos años después tocó fondo al enfrentar una decisión imposible: Virginia le exigió elegir entre ella o yo. Cuando tuve un accidente y necesitaba con urgencia transfusiones de sangre, Will estaba dispuesto a donarla, pero Virginia le advirtió que si lo hacía, no volvería a saber de ella. Lo obligaron a tomar una dolorosa decisión.

Cada vez que recuerdo ese momento, no puedo evitar pensar: “Wtf Virginia, ¿Qué demonios pasaba por tu cabeza? ¡Me estaba muriendo!"

Afortunadamente, aquella situación permitió a Will abrir los ojos y ver la verdadera naturaleza de Virginia, además de descubrir que le había sido infiel. Los recuerdos de momentos maravillosos en Palencia se grabaron para siempre en mi corazón.

Al tocar la puerta, mi madre salió con una sonrisa radiante para recibirme. Había extrañado tanto pasar tiempo con ella, pero también quería llevar a los gemelos para que pudiera disfrutar de tiempo junto a mi padre.

— ¿Qué haces ahí? Pasa—dijo mi madre envolviéndome en un cálido abrazo.

—Hola mamá, yo también te he extrañado -respondí sarcásticamente devolviendo su abrazo.

—Lo sé, hija, lo sé—sonreí ante su comentario.

—¡Hermana!—gritaron mis hermanos mientras corrían hacia mí—¡Por fin ha llegado, pensamos que te habías arrepentido!

—Eso jamás, es que había mucho tráfico, lo siento—respondí abrazándolos—Pero como recompensa, encontré un lugar a una hora de aquí con parque de diversiones, piscinas, zoológico y cabañas para hospedarse este fin de semana.

—¡Viva!—gritaron emocionados—Eres la mejor hermana, ¡qué bueno que eres rica!

—Exageran chicos…

—¿Estás segura de poder estar con ellos todo el fin de semana?—intervino mi madre preocupada.

—Todo estará bien, serán solo dos días. Mejor disfruta de este tiempo con papá, cuando venga, dale mis saludos.



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En el texto hay: fantasia, tristeza, amor

Editado: 01.10.2024

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