Narrador Omnisciente.

Una nueva víctima.

Mismos patrones en ella, cabellera corta negra, tez pálida y joven. Fue encontrada en una nueva ciudad, en un callejón con una herida en el abdomen, siempre era lo mismo cada vez que ese psicópata dejaba libre a sus víctimas pero una diferencia alarmante se encontraba en esta pobre joven.

Era la primera muerte en el caso.

El fiscal mira el cuerpo de la joven, postrada en la mesa cubierta con una sábana blanca. La morgue no era de sus lugares favoritos, pero no podía hacer nada, el caso se agravo a tal punto de que está por ser perder su trabajo.

—Hay algo raro —Habla la forense—, no hay señales de agresión sexual.

El fiscal levanta la cabeza con el ceño fruncido.

—¿No?

Ella niega. Lee sus anotaciones en voz alta, él se cruza de brazos escuchando con atención.

—Los golpes no podríamos compararlos con los de la última víctima... lamento decirte que estos son mucho más graves. Creo que de alguna manera ella no logro llenar sus expectativas, no era lo que estaba buscando y eso hizo que se desquitara con ella.

Apretó su mandíbula con fuerza, no se aguanto y camino fuera del lugar. Cerró la puerta con un fuerte estruendo y dio un golpe a la pared con todas sus fuerzas.

Ese desgraciado debía estar tras las rejas pero ya. Saco la nota que habían encontrado en la escena del crimen con las manos temblorosas.

"Esa mujer no es mi tipo, pero si sigue entrometiéndose no me molestaría jugar con ella"

Aunque no quería guardar esa nota termino haciéndolo antes de que su rabia ganara el partido y terminara quemándola.

Sandra está en peligro, y no podía hacer nada para protegerla porque ese psicópata actuaria en el momento menos pensado. En ese instante cuando él menos se lo espera y ella esté a su alcance.

Y si, eso fue justamente lo que ocurrió.