No me toques!

Capítulo 19.

—¡Lo siento! —Ambos lo decimos al mismo tiempo, levantamos la cabeza y nos observamos con sonrisas tímidas.

Luego de encontrarnos al salir de nuestros dúplex decidimos que la mejor idea era salir y hablar como dos adultos. Por eso decidimos venir a este café, la mesera trae mi café y el de Maxon y el silencio incomodo continua.

—Lo siento Sandra —Bebo un sorbo de mi iced americano, jugueteo con la pajilla mientras él continúa—. Soy el peor de los amigos, primeramente no te aviso sobre mi relación, tampoco te cuento que ella va a mi casa, te pido que la cuides sin siquiera conocerla, y te echo la culpa sin siquiera oír toda la versión de la historia.

Frunzo los labios, dejo mi café sobre la mesa e inhalo profundamente antes de comenzar a hablar.

—No tienes porque decirme si empiezas una relación o no, lo siento por eso. Exageré un poco, y lamento haberla involucrada en este caos, pero no lo hice queriendo ¡Lo juro!

—Y te creo. Lara me contó lo que realmente ocurrió ese día —Suspira, sus ojos me miran apenados—. Reconozco que ella es algo especial, no debí pedirte o esperar que se volvieran amigas cuando yo mismo conozco como es.

Le sonrío, pero la verdad quiero preguntarle cómo demonios terminó con una psicópata como ella.

—Ella es un poco…

—Sociopata.

—¿Qué?

Sonríe de costado, bebé su café y luego se echa para atrás en su asiento.

—Es un 70 por ciento sociópata —Mi boca se abre y él comienza a reír—. Así que algunos de sus comportamientos son… ¿Especiales?

—¿Me estas tomando el pelo?

—No, no es mi historia y no pienso contarla pero eso sí no es que justifique sus comportamientos de mierda, solo qué ella fue diagnosticada desde pequeña…

Comienza a contarme una pequeña parte de la información sin dar mucho detalle. Lo relevante es que me cuenta que la conoció en un bar, un hombre la toqueteo y Maxon se levantó para ayudarla, camino junto a ellos pero en ese preciso momento Lara agarro el vaso que él tenía en las manos y golpeó en la cabeza al hombre con este.

Desde ese momento supo que algo en ella era diferente, ni siquiera sé sobresalto cuando su jefe la regaño, al contrario solo lo miro con odio y renuncio luego de lanzarle un escupitajo. Escucho todo anonadada, ¿Ella es capaz de escupirme también? Me retuerzo en mi lugar, todo parece apuntar a que me odia.

Maxon después de contarme esa breve y espeluznante historia no indaga nada en como terminaron siendo pareja, ya que quiere oír como termine en la situación actual en la que estoy. Contarle esto me toma mucho más de lo esperado, las horas pasan y termino pidiendo otro café, la preocupación que tiene mi mejor amigo me hace sentir un poco inquieta ya que es la primera persona cercana a mi que sabe por lo que estoy pasando.

Creo que a veces no estoy dimensionando el peligro que me rodea ahora mismo, en serio un asesino tiene sus ojos sobre mí, y no solo soy yo quien está en peligro, también mi amigo Noah. No es por nada pero él en serio podría correr más peligro que yo, él no podría ni siquiera defenderse en una situación de peligro debido a su misofobia. Debo ayudarlo a curarla cuanto antes.

—Ese tal Noah tiene razón, no deberías andar a altas horas de la noche sola —Guardo mi celular en mi bolso mientras nos levantamos para marcharnos—, ni siquiera de día.

—Lo sé, solo que no puedo quedarme encerrada todo el día en mi casa. Me volvería loca.

—Estoy de vuelta, así que no te preocupes por nada ¿De acuerdo? —Asiento con la cabeza no muy convencida. Capaz y Lara no me deja ni verlo.

Volvemos a los dúplex un poco tarde, con curiosidad miro la ventana del Señor Nieves pero las luces de su casa están apagadas. No me dijo que iba a ninguna parte hace rato. Suspirando termino entrando en la mía, tiro las llaves y voy directo al sofá, caigo en este con el celular en mano y mi vista permanece fija en el techo.

¿Qué puedo hacer ahora? Tengo que seguir con la traducción del libro pero no me encuentro de humor para hacerlo, aunque si lo término de una vez podre recibir mi paga más rápido. Cierro los ojos, no sé como sentirme, mi vida es un lío total en estos momentos.

No me siento tan feliz de vivir aquí, abro los ojos y me termino recostando de costado. Fui algo ilusa al pensar que venir aquí era una buena idea, lo único que he conseguido hasta ahora es meterme en un problema muy grande, la idea era no sentirme sola en España, y tal vez no estoy sola pero me siento así.

Es difícil de explicar pero no me siento acompañada aunque tenga personas a mí alrededor. Desbloqueo mi celular, veo las notificaciones y no tengo ninguna, deprimente. Mis labios se fruncen, signo claro de que voy a llorar en cualquier momento así que solo decido levantarme, me doy una ducha y me pongo unos pantalones y una remera para estar más cómoda. Ya es tarde y debo trabajar así que me voy a preparar un café para continuar con mi traducción, mientras lo preparo mi timbre suena. Corriendo voy a abrir la puerta esperando encontrarme al señor nieves pero quien está al otro lado es otra persona.

—Fiscal Jean —Digo sorprendida. El asiente con la cabeza en forma de saludo y le hago un ademan para que entre.

—Permiso. Espero no estar molestando a estas horas, vine a ver si te encontrabas bien.

Parpadeo un par de veces nerviosa, ¿Se preocupa por mi? Claro, debería hacerlo cuando tengo a un asesino detrás de mí.

—Estoy bien, salí con un amigo a arreglar unos asuntos y acabo de llegar hace unos minutos. Puedes sentarte… ¿Quieres un poco de café? —Pregunto mientras voy a la cocina.

—Por favor —Asiento mientras voy a la cocina—. Ese amigo… ¿Es Noah?

—No, es la persona que viste el otro día —Levanto la vista hacia la sala pero el fiscal está mirando uno de los cuadros de la pared así que no me ve a mi—, somos amigo de la infancia así que a veces parecemos más hermanos peleando que otra cosa.




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