- Eres la peor escoria del mundo
¿No te das cuenta que nadie te quiere y por eso estás aquí? ¡¡Ellos no te quieren ¿No lo entiendes? No te quieren!! – gritó tan cerca de mi oído que comencé a sentir como un zumbido porque más sorda de tanto de lo mismo ya estaba o pronto lo estaría.
Él era cruel, malo.
No entendía como le podía hace esto a una niña, a mí, una niña.
Desearía ser más grande y poder largarme de acá.
Cuando lo intenté me terminaron encontrando, debí haber sido más lista.
No sé cómo me encontraron pero lo hicieron y sé que tengo que pensar la próxima vez un lugar mejor a donde ir.
...
No me lo merecía y lo hicieron. No se dan cuenta que me rompen cada vez, no saben que no se debe tratar así a nadie menos a una niña.
Quiero morirme…
- No me dejes aquí por favor, ¡¡¡¡¡noooo!!!!!! – Odio este lugar, lo odio.
Al principio creí que jugábamos, creí que lo hacíamos pero cuando se rió entendí que no sólo era un juego.
- Eso es para que aprendas que no debes irte de acá. Si aquí lo tienes todo. No entiendo. Un hermano mayor, tu familia, una familia. Todo, lo tienes todo. – eso no es un hermano menos mi familia, ni él ni ustedes.
Aprendí a no llorar porque por más que lo hiciera le gustaba más.
Eres lo mejor que me pasó porque sin ti no sé qué haría. Extraño a Jack. Escondí mi cabeza en su pechito peludo y suave y lloré en silencio.
***
Como me gustaría que estuviera aquí. Mi mejor amigo. Mi Sam.
Ya no lloro. Ya no me lo permití más. ¿Para qué? Ellos me enseñaron lo peor y lo mejor también, a ser fuerte. Quiero abrazarlo.
...
Me duele mi costado derecho, mi brazo. Empieza a pasarse más el adormecimiento. Mi cara duele muy poco.
Lo veo entrar de nuevo y no sé qué habrá pasado que rápido veo que mete cosas a algo. Solo veo su espalda.
Al parecer tiene prisa y después de guardar o mejor dicho arrojar todo lo que sacó de los cajones, se va.
No cierra la puerta. Mi oportunidad.
Pero cuando estoy a punto de moverme regresa para cerrar la puerta.
Me deja aquí dentro de este plástico.
Pasan unos minutos y entra alguien y me carga en bulto fuera de la habitación.
Entramos a otra habitación y me pone sobre una mesa.
Me saca de la bolsa y siento un trapo en mi nariz y boca.
Creo que es mi fin.