No puedo odiarte.

Capítulo 1. George.

Como de costumbre, me desperté un minuto antes de que sonara la alarma. De nuevo me estaba esperando un día igual que ayer, igual como cualquier otro día desde hacía un mes, como hacía años. El ritmo en el que yo he vivido durante los últimos tres años ha sido agotador. Negocios serios, competencia feroz, horarios de trabajo irregulares, viajes de negocios a otros puntos de la Tierra en cualquier momento me obligaba a llevar una vida frenética, porque después de la muerte de mi padre, yo, como su único heredero cogí las riendas de un gran imperio.

Pero esto era solo la punta del iceberg. Yo, aunque era un hombre joven, estaba oprimido por la necesidad de mantener la imagen del representante de la élite empresarial cada segundo. A mis treinta años lo tenía todo: dinero, poder, respeto de los socios, cierta fama en los círculos empresariales, bienes inmuebles por todo el mundo, autos caros, mujeres lujosas, la oportunidad de disfrutar de cualquier rincón de la tierra. Pero, subiendo cada vez más en la escala del éxito, de alguna manera me olvidé cómo disfrutar de la vida.

Por alguna razón, últimamente me venían a la mente las palabras de mi padre: “Cuando tus cuentas bancarias superen los nueve ceros, dejarás de disfrutar de la vida, dejarás de sentir felicidad, de sorprenderte, de soñar y de amar. Te convertirás en un robot que gana aún más dinero. " ¡Qué razón tenía! Yo solo tenía treinta años, pero veía la vida con los ojos de un anciano. Nada me sorprendía, nada me divertía.

Yo ya estaba pensando seriamente en buscar a un buen psicoanalista para resolver este problema, cuando mi primo y amigo, Alex me invitó a convertirme en miembro de un club cerrado semiclandestino y participar en un juego.

— ¡No te preocupes, Georg! — exhortó Alex. — ¡El juego es simplemente increíble! ¡Inmersión completa!

— ¿Qué? ¿Otra vez me invitas al buceo entre los tiburones? — sonreí, porque escuchaba a mi amigo con desgana y poca atención, calculando mentalmente que me podría prometer un contrato para la construcción de un centro comercial en uno de los nuevos distritos y si valía la pena involucrarse en esta pelea para conseguirlo.

— ¡Inmersión total en otra vida! ¡¿Entiendes?! -exclamó él.

Me levanté la vista de mis cálculos y miré a mi amigo.

— Alex, pareces ser una persona culta, te graduaste en Oxford, pero te expresas de una manera confusa e incomprensible. A parte, no tenemos veinte años para jugar a las tonterías. ¿Qué otra vida?

— ¡Esto no es un simple juego! — Alex estaba indignado. — ¡Esto es mil veces más genial! Por ejemplo, ¿qué sabes tú acerca de los simples mortales? Bueno, ¿de los que son el noventa y nueve por ciento en nuestro país?

— Nada. — me encogí de hombros con indiferencia, porque nunca me paraba de pensar en la población del país. — Sabes, tengo suficientes problemas propios.

— ¡Eso es! ¡No sabes nada! ¡Pero viven vidas increíblemente interesantes!

— ¡¿Que?! – no entendí.

— ¡Además, su vida está llena de verdaderos riesgos y adrenalina! Y esto no es para nada como carreras de coches, o saltar desde tres mil metros con un paracaídas. Por ejemplo, ¿podrías vivir un mes por dos mil?

— Podría. No muy cómodo, pero podría. – respondí, perdiendo el interés.

— No estoy hablando de dos mil dólares ... – se rio Alex. - Verás, no podrías. ¡Pero ellos se han adaptado y sobreviven! Luchando todos los días. ¡Eso es genial!

— Escucha, Alex, soy un simple hombre de negocios, no un político ni el Papa. Gano mi dinero con sudor y sangre. ¿Porque tengo que preocuparme por el bienestar de la población en lugar del gobierno, o la iglesia, o alguna ONG? En general pago los impuestos y de los ciervos de Dios que se preocupan otros.

— ¡No lo entiendes! Nadie te pide cuidar de los pobres. – negó él con las manos. - ¿Podrías sobrevivir un atraco armado?

— No sé. Nunca he vivido. ¿A que va todo esto?

-Este juego te permite meterte en la piel de uno de esa gente, – pronunció mi primo con sus ojos atónitos. — Por un tiempo y con vigilancia, por supuesto.

— ¿Y cuál es la emoción de esto? – pregunté molesto, porque ya no me hacía gracia esta conversación y tenía muchas cosas importantes que hacer.

— La pregunta correcta. También la pregunté yo al presidente del club al principio. Primero, — Alex dobló el dedo índice, — hay más riesgo en vivir esa vida, que en el paracaidismo. Te aseguro cien por cien, que es pura adrenalina. En segundo lugar, puedes adquirir conexiones útiles: hay gente muy seria participando en ese Juego. Bueno, en tercer lugar, es interesante y muy informativo. Es como volar a Marte. Esa gente es como extraterrestres ...

— Como la ciencia ficción. — me reí entre dientes

— ¡Mucho mejor! ¡Más emocionante! ¿Estás de acuerdo? No hay tiempo suficiente hasta el próximo Juego, y todavía necesito tres recomendaciones para ti. Para que te acepten en el club.

— ¿Es una especie de logia masónica? — Pregunté alegremente. — ¿Qué, es todo esto?

— ¿Qué piensas? ¡Allí es todo serio! ¿Bien? ¿Estás de acuerdo?

Estuve de acuerdo, porque me sentí atraído por el artículo número dos: "conexiones útiles", y no por una especie de "inmersión total" y otras tonterías. Si en ese juego participaban la gente importante, de eso tenía seguridad, porque mi primo era un abogado matrimonialista de éxito y conocía un montón de gente que podría ser útil para mí, entonces sería interesante participar.

Una semana después, vi de quién eran las firmas en mi recomendación para entrar en el club y finalmente creí en la veracidad de mi decisión. Eran la gente con mucho poder en la política en el país.

A la semana siguiente nosotros fuimos a la dirección del club, aunque no estaba listo para "bucear". Pero todo lo que sucedió después despertó en mi un extraño deseo de participar.

Me llevaron a una habitación separada, donde iba a tener una conversación con el presidente del club, un abogado y un psicólogo. “Es más fácil llegar al centro de la Tierra, que entrar a este club”, — pensé, firmando los documentos necesarios, para que no tendría quejas y ese será mi confiado deseo.




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