No puedo odiarte.

Capítulo 31. George.

Todo salió según mi plan. Castro obtuvo su merecido y perdió la pierna y el auto. Como estaba borracho en el momento del accidente, la policía se cerró el caso, acusándolo de conducción temeraria en estado de embriaguez. Briso abrió una nueva oficina y contrató a Nice para una pasantía. Finalmente, la chica estaba haciendo exactamente lo que estudiaba bajo mi supervisión. Naturalmente, le pagaba un salario de acuerdo con su rango, para que no sospechara nada y para no dar más explicaciones de las que ya había dado. Solo a Briso dije que ella era la sobrina de mi pariente lejano sin especificar mucho. Él perece me creó, aunque me complacía escuchar, cuando él hablaba muy halagador sobre sus habilidades y empeño que la ponía.

Nice realmente era increíble. Cosía como Lagerfeld, cocinaba como un verdadero chef y también resultó ser una empleada capaz. En una palabra, estaba satisfecho, ya no tenía pensamientos de dejar a la chica, disfruté de su amor y cuando llegaba a ella, realmente descansaba mi alma. Entonces no quería pensar en el futuro para nada, pero un día, Nice me pidió que fuera con ella el sábado a comer a la casa de su amiga. Sabía que Eva estaba estudiando para ser periodista y su padre trabajaba en alguna revista, entonces esta propuesta me asustó.

Si antes traté de no aparecer en forma de vagabundo en la calle durante el día, le expliqué eso a Nice por el hecho de que trabajo mucho, aunque era cierto, pero lo más importante, tenía miedo de que alguien me reconociera y mi engaño sería revelado. Presentarme en la casa de un periodista fue como firmar mi propia mentira, porque definitivamente me reconocería.

Traté de salir de esta situación, diciendo que estaba avergonzado de mí mismo, que no estaba listo para reunirme con su amiga y sus padres, porque no tenía nada, ni documentos, si quiera. Al principio, Nice trató de convencerme de lo contrario, pero luego me miró muy raro, como si se diera cuenta de que yo no era quien decía ser, así que se me salió una propuesta contraria por si sola.

- Bueno, si quieres, podría invitar a mi camarada aquí y presentarte mi amigo con quien trabajo en la construcción. A diferencia de ti, puedo presumir de mi pareja. – dije y la besé.

- ¡Ciertamente! Me encantaría conocer a tu amigo. - dijo alegremente y me besó también.

Entonces, por casualidad, decidí ganar esta estúpida apuesta, aunque antes no había tenido tal idea, o mejor dicho, pensé en perderla, pero no decirle a mi amigo nada sobre mi relación con Nice. Pero ahora tenía que presentarle a Nice un emigrante de Europa del Este, llamado Alex. "Así al menos no me molestará con una reunión con su amiga", - pensé, y llamando a Alex, lo invité a una reunión.

 

— Entonces, primo, compórtate con modestia, no hagas preguntas estúpidas, no cuentes chistes vulgares. ¿Lo entiendes? – advertí a mi amigo.

— Sí, lo entiendo, lo entiendo. ¡No soy un niño pequeño! – contestó Alex. — ¿Cuántos pisos hay para tu princesa? Ya es un poco difícil para mí sin ascensor.

— Claro, ¿cuándo por última vez pisaste el gimnasio? En lugar de hacer los viajes nocturnos por los clubes y restaurantes.

— No empieces, por favor, a mí me llega con mi madre.

Para estar a la altura de la leyenda, tuvimos que visitar una tienda de ropa de segunda mano. Alex literalmente se enamoró de inmediato de un mono muy gastado y de una chaqueta de cuadros al estilo “canadiense”. Pero las zapatillas viejas y una camisa, de la que tenía que quitar todas las etiquetas de una marca muy conocida, la encontró en casa.

— Bueno, ¿qué estás mirando? – preguntó Alex sonriendo maliciosamente. — ¿Te gusto tanto que no puedes quitar los ojos de encima?

— ¡Sí, cariño! – bromeé. — Pero me atormentan vagas sospechas de que tu mono estaba destinado originalmente para mujeres embarazadas. Pero no importa, cariño. Estás divina.

— ¿¡Que dices!? ¿Dónde viste a una dama de mi tamaño? – Alex se enfadó. — Bueno, ¿Ya llegamos?

A su grito, la puerta se abrió de inmediato.

Me quedé sin habla: una hermosa mujer estaba parada en el umbral del apartamento de Nice. Su cabello largo de color de cobre estaba trenzado, pero no en una simple trenza “a la rus”, sino en alguna complicada y de alta tecnología. “Con tal peinado, puede ir fácilmente a un evento social. Y con su figura, y con sus piernas ...” — de repente pasó por mi cabeza.

Todo eso, su figura, su cara y su cabello yo lo vi repetidamente, pero ahora mismo estaba confundido y asombrado, como un niño.

Probablemente era culpa del vestido. No era ni demasiado corto, ni demasiado escotado. Al revés, su escote era modesto, incluso casto, el largo también era decente, justo por debajo de las rodillas. En general era una silueta sencilla ... Pero a pesar de la aparente sencillez y modestia, el vestido enfatizaba más que escondía. De manera incomprensible convirtió a mi amante de una niña modesta a una mujer fatal. ¿O tal vez sería por el color rojo? ¿En su abierta agresividad y sensualidad?

— Hola. Pasad, por favor. — Nice se apartó de la puerta y sonrió.

De repente me pereció que no era su lugar en este apartamento, en esta ciudad y en este país. Ella merecía estar en una mansión, o un palacio, o un castillo de cuentos de hada, porque era increíblemente guapa.

— Nice, tu ... – ya no tuve palabras para expresar mi admiración, simplemente la miraba con ojos abiertos.

Se escuchó una tos delicada detrás de nosotros y mi primo apartándome entró en el apartamento.

— Nice, este es Alex, mi amigo y mi capataz, — le presenté mi primo, cuando por fin entré para dentro.

— Soy Alex. – expendió el su mano.

— Encantada. Soy Nice. — Ella apretó su mano.

El hombre paró por un segundo, y luego de repente se inclinó sobre su mano en un beso galante. Ella no esperaba eso para nada. Nice me miró inquisitivamente. Yo sonreí alentadoramente, como diciendo: “No tengas miedo, cariño. Solo se ve tan aterrador, pero de verdad, es muy gentil y bueno.”




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