No puedo odiarte.

Capítulo 36. Nice.

Mientras íbamos en coche de mi amiga a mi casa, mareos y náuseas se unieron al dolor de cabeza, probablemente por el cigarro, que Eva había fumado. Le pedí que pasara por la farmacia, que estaba en el mismo edificio que la panadería.

- Necesito comprar algo para mi cabeza, de lo contrario siento que está a punto de partirse, - dije.

- Será mejor que compres algo para los nervios. Creo que nos estará esperando información muy desagradable, - respondió ella.

- Mira, déjame aquí, yo misma llegare hasta casa andando, está cerca de aquí. - Le pedí, porque ya no podía escuchar su charla, en su mayoría negativa sobre Gor.

Aun en mi alma se templaba la esperanza, que todo esto, sería un malentendido.

- Bueno, cuando descubra algo, te lo avisaré de inmediato, - dijo Eva y se fue.

Salí del coche, respiré el aire fresco de la tarde e inmediatamente me sentí mejor. Pero aun así fui a la farmacia y me compré algunas pastillas de valeriana. Allí tomé una de ellas y llegando a mi portal me senté durante media hora en un banco cerca de la entrada, mirando sin pensar a las palomas gordas y gruñonas.

Finalmente, el dolor de cabeza pasó, dejando atrás un vacío resonante, como si me quedara sin pensamientos, sin emociones, sin nada, solo vacío. Era aún mejor de esa manera. Hoy era mejor no pensar en nada. El apartamento me recibió con el silencio y el crepúsculo. Gor no volvió. Sin desvestirme, me tiré en la cama y me quedé dormida.

Pero a las tres de la madrugada escuche un timbre de la puerta. Esperaba que era Gor y fui corriendo para abrirla. Pero en lugar de mi amado, se presentó en casa Eva en un estado completamente borracho. Nunca la vi así.

— Aquí, — dijo ella con obvia dificultad e hipo, sacó una grabadora de su pequeño bolso. — Todo el mundo está aquí.

— ¿Que todo el mundo? — Pregunté, confundida.

— Es la verdad, puedes escuchar, mientras me acuesto un poco, porque no tengo más fuerzas, – dijo Eva acurrucándose sobre mi cama. – Descubrí toda la trama.

— Quítate la ropa, espía, arrugarás el traje.

— Bueno, a tomar por saco el traje, — murmuró mi amiga, quedándose dormida.

Durante varios minutos me quedé pensando sobre el cuerpo inconsciente de Eva y comencé a quitarle la ropa. “Bonito traje, sería una pena, si se arruga. ¿Cómo llegó hasta aquí en este estado? ¿Qué le pasó?” – pensé, mientras cubría mi amiga con una manta y salí de puntillas de la habitación.

Después de la llegada inesperada de mi amiga, la somnolencia se desvaneció como por arte de magia. Ahora sería mejor hacer un té fuerte. De todos modos, no podrá conciliar el sueño.

De repente en el estante del pasillo vi un dictáfono de Eva, que brillaba con un lado plateado de manera tentadora. Yo quería saber la verdad sobre Gor, pero tenía miedo de escucharla. Aún conservaba la esperanza que había alguna explicación razonable sobre lo que pasó. “¡Existe gente que se parecen mucho! ¡Pero no los dos a la vez!” – pasó por mi cabeza, por eso cogí la grabadora y fue a la cocina.

Preparé el té, me senté en la mesa, cogí la grabadora y con los dedos temblorosos apreté la tecla “Play”. Escuché la voz de mi amiga.

“Voy a descubrir la verdad, por qué razones, Gor, o sea George Celan y su primo Alex Mortiz engañaron a la pobre chica tan despiadadamente. Eso todavía no está todo claro. En un principio, quería lograr un encuentro personal con Celan, pero averigüé que estaba en un hospital junto a su novia, que acababa de perder su bebé.”

Yo automáticamente apagué la grabadora. Eso era el fin. Gor tenía una novia que estaba embarazada. “A lo mejor le pasó esta desgracia, cuando lo vio vivo, pensando que estaba muerto. Ahora entiendo, porque no vino tanto tiempo. Está con ella.” – pensé y tomé un sorbo de té.

En mi corazón algo se apagó, porque perdí el sentido de vivir. No podía luchar contra el destino, pero de repente recordé las palabras de Eva: “¿Piensas que no le estaban buscando? Descubrí toda la verdad”. Quería saber toda la verdad, porque esa mitad, simplemente me mataba. De nuevo pulsé el botón “Play”.

“La única manera de llegar a la verdad, sería preguntar a otro miembro de la trama, Alex Mortiz. Llamé a su jefe de publicidad, pero resultó ser mucho más inteligente e inmediatamente sospechó algo y detuvo todos mis intentos de averiguar algo. En fin, me inventé, que solo quería presentarle mi artículo en la revista y agradecerle personalmente. Por lo tanto, me permitió aparecer en la oficina de Alex.”

De verdad, mi amiga llevaba el gen de periodismo en la sangre.

“— Buenas tardes, Sr. Mortiz, — siguió la voz de mi amiga, después de una pausa. — Soy Eva Rodríguez, periodista de "La vida de hoy". Me concedió una entrevista, así que pensé, que era necesario venir en persona y entregarle el artículo.

— Bueno, ¿por qué eres tan oficial, Eva? — Escuché la voz alegre de Alex, el amigo de Gor.

—Pasar una noche juntos no es una razón para tutear y olvidarse de la ética profesional, — dijo Eva.”

Recordé perfectamente come me contó, que pasó una noche inolvidable con ese hombre, que la rechazó después y que mi amiga estaba muy triste por eso. Me imaginé que ella tampoco quería encontrarse con él, pero la verdad debería ser revelada.

“— Esperaba que te hubiera gustado, — se rio Alex.

— ¡No importa, somos de mundos diferentes! – Dijo Eva.

— ¿¡Oh, lo es?! Veo que sus pendientes son de diamantes y su traje de Gucci.

— No estoy hablando de eso. — exclamó Eva. — Estoy hablando de otra cosa. Personas como tú crean historia ...

— ¿Y gente como tú? — preguntó Alex.

— Y la gente como yo, deslumbra los cambios que están haciendo los poderosos como tú. — se rio ella. — Por eso vine para discutir lo importante que es tu contribución a la historia. Por eso traje una botella de tequila. Recuerdo, que te gustaba.




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