No puedo odiarte.

Capítulo 45. George.

Cuando llegué a casa me percaté rápidamente que alguien estaba en mi apartamento, porque vi una luz eléctrica en las ventanas del salón. Miré mi reloj, era casi las doce y media de la noche. Era un poco tarde para mi asistenta, que normalmente preferiría limpiar mi piso durante el día. Me sorprendió mucho este hecho. La vigilancia en el complejo era muy profesional y no dejaría entrar a nadie sin mi autorización, que solo tenían dos personas en este mundo, mi primo, mi madre y Pili.

Entré en el apartamento y directamente me dirigí a la sala de estar. Mi madre estaba junto a la ventana de espaldas a la puerta.

— ¡¿Mamá?! ¿Qué estás haciendo aquí? — Pregunté sorprendido.

— Hola, hijo. – respondió ella sin darse la vuelta.

Estaba claro por el tono frío y la espalda tensa, que mi madre estaba enojada. Y, sin embargo, nunca venía a mi apartamento sin una llamada previa, especialmente a una hora tan tardía. Estaba demasiado bien educada para eso. Entonces, estaba muy, muy enfadada.

— Me alegro de verte. — dije, quité mi chaqueta y la tiré sobre el respaldo de la silla. — Estaba seguro, que a estas horas ya estabas en cama.

— Si, sería más lógico. — Mamá finalmente miró en mi dirección.

— Entonces, ¿a qué se debe tu visita?

— De nuevo escuché rumores sobre tu mala conducta. – pronunció con frialdad mi madre.

— No es difícil adivinar, quién era esa fuente de estos rumores, — sonreí. – Por cierto, no son rumores.

— Albina está muy ofendida, — me miró con reproche. — La pobre chica contaba con cierta atención y respeto de tu parte, ¡y en cambio la dejaste sola en la fiesta y ni siquiera te molestaste en explicarle tu terrible acto!

— Alex encontró una explicación decente de mi ausencia, — dije con cansancio.

- Si, pero no me avisó, y cuando Liam me llamó, yo no sabía que responder. – Me reprochó de nuevo.

- Mama, yo aun no sé, si quiero casarme con Albina. No la quiero, estoy enamorado de otra chica. – declaré.

— Por eso estoy aquí. Por favor, explícale a tu madre, qué tipo de capricho se te pasó por la cabeza. ¿Por qué tu prometida no te conviene? ¿Por qué pones la empresa de tu padre en riesgo? ¿Por qué quieres romper la buena relación entre nuestras familias?

— ¡¿Qué tipo de amistad es esa?! ¡Si en un momento todo cambia y les importa un bledo la situación de la empresa! Mamá, yo nunca he amado a Albina y ella a mí. Solo es su capricho. – espeté.

— Ahora no se trata de amor. En este caso, estamos hablando de matrimonio. — Mi madre se apartó de la ventana y se sentó en una silla. — El amor y el matrimonio, hijo mío, son dos cosas completamente diferentes.

—Como tú no amabas a mi padre, cuando te casaste con él, no sabes que siente uno, cuando ama. ¿Entonces quieres que yo tampoco supiera que es amor?  – pregunté directamente.

— Ahora no estamos hablando de mí, pero responderé a tu pregunta. Respetaba a tu padre y, por supuesto, sentía algo de ternura por él. Nos entendíamos muy bien, en eso se basaba nuestro matrimonio feliz. El amor, cariño mío, nunca dura tanto como respeto y comprensión.

— Pero yo no tengo absolutamente ningún sentimiento por Albina. Y ella quiere este matrimonio solo para presumir delante de sus estúpidas amigas. Te aseguro, que no hay nada de sentimientos entre nosotros.

- Sabes, es aún mejor. Si no hay sentimientos, no hay dolor. Albina es una chica educada, guapa y hasta algún tiempo te complacía en la cama. No veo ninguna incontinencia. Ella sabe cómo comportarse y nunca se permitirá alguna actuación, como la tuya de ayer, pero te perdonará, si el viernes la llevaras al teatro. Sería bueno, que os vean juntos.

 - Mama, no me entendiste, yo no quiero casarme con ella. Por favor, cerremos este tema. No soy un niño, mamá, puedo encontrarme una mujer por mi cuenta.

— ¿Espero que no se trate de aquella muerta de hambre con la que te has liado últimamente? — Preguntó mamá.

Miré de cerca a mi madre. Me sorprendió mucho su conocimiento sobre Nice. Pensaba que estaba bien cuidadoso con mis escapadas a su casa.

— ¿Resulta que tú conoces muy bien mi vida personal? – pregunté.

— Soy madre y no puedo ver tranquilamente como mi único hijo arruina su vida por culpa de una mendiga. Sé, que tu y Alex os entreteníais disfrazando en pobres, pero vuestro juego esta saliendo de la raya. No entiendo qué te divertía vestir ropa andrajosa, deambular por las zonas más peligrosas y acostarte con putas sucias.

Me estremecí, como de una bofetada en la cara. Escuchar declaraciones tan ofensivas y, de hecho, aporofobicas (rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre) de su propia madre, que era presidenta de un fondo que ayudaba a los niños pobres, fue una locura. ¿Realmente la conocía tan mal?

—Hasta donde yo sé, — comenté en voz baja, — tú mantienes un fondo, que se ocupa de los pobres. No entiendo, qué te da derecho a hablar con tanto desdén sobre esas personas.

Margarita Celan cerró los ojos con cansancio:

- Por favor, no te excedas. Una cosa es ayudarlos y otra convertirse en ellos. Créeme, yo vi bastante de esa gentuza, que no quieren salir de la pobreza, prefieren vivir con lo que les dan. Son todos vagos y maleantes. Pero tú naciste para lo mejor. Te eduqué para lo mejor.

— ¿Y lo mejor es Albina para mí? ¿Una muñeca egoísta sin corazón y con un vacío en su alma?

— Pero sus padres ...

— ¡A mí, me da igual su pedigrí! — Quizás por primera vez en su vida, yo interrumpí a mi madre. Ella siempre había sido un ideal para mí, una mujer cuyas opiniones y declaraciones no estaban sujetas a dudas y más aún a críticas.

-Por supuesto, esta puta de barrio bajo, es tu ideal de mujer. – espetó ella.

- ¡No la llames así! ¡No la conoces! Es una persona mucho más digna que todos nuestros amigos y familiares. – exclamé.

- Pero, fíjate, no interferí con tu estúpido juego hasta hoy, porque ahora me preocupaste. ¿Eres tu la invitaste a esa fiesta? ¿Qué pretendías con esto? ¿Presentarla a la sociedad? – gritó ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.