No puedo odiarte.

Capítulo 51. Nice.

 Fran, Luigi, Eva y yo estábamos sentados en un pequeño, pero acogedor restaurante italiano. La cena fue de despedida, mañana a la primera hora nos íbamos a Italia y, por lo tanto, la velada ha sido un poco triste para mí y Eva.

Han pasado dos semanas desde que se registró mi matrimonio con Fran. Yo y, sobre todo, él decidimos no dar a conocer este evento hasta el momento, porque necesitaba obtener la aprobación de su abuela. Ella, como entendí de mi marido, quería organizar una magnífica presentación de la pareja de su nieto en el castillo familiar. Era imposible posponer el viaje después de su llamada y, sobre todo, del invento de “mi tía baronesa” que hizo. Así que tenía que reprogramar mis exámenes para más tarde. No me atreví contradecir nada a la marquesa.

- ¿No sé porque tu complicas tanto las cosas? – exclamó mi amiga. – Ahora podrías comprar el diploma, como lo hacen los políticos.

- Yo no quiero, como los políticos. En mi vida ya hay demasiadas mentiras, por eso quiero tener mi diploma de verdad por lo menos. – le contradije con mucha decisión.

- Entonces, no pasará nada, si las haces más tarde, o pides el permiso para hacer los exámenes online. Desde luego conocer a la marquesa debe ser lo primero para ti ahora.

- Si, y tengo miedo, que no me entenderá y me echará de su Palazzo a patadas. – suspiré.

- No le digas todo a la primera, - me aconsejó Eva. – Suelta las cosas poco a poco.

Los tres últimos días yo estuve, como un hámster en una rueda. Manejar muchas formalidades legales con la herencia inesperada y conseguir el permiso para hacer los exámenes online, hacer clases exprés de la etiqueta y otros cambios, me agotaban, aunque con la ayuda de Luigi me salió mucho mejor con el rector.

Pero las visitas a las tiendas de moda y salones de belleza con mi marido consumían mucho más de mi energía y paciencia, me provocaban nerviosismo. Porque para mí fue una gran dificultad, acostumbrarme a la idea, de que era una mujer rica y la esposa de un artista famoso. Todavía me sentía extremadamente incómoda en las tiendas de alta gama y perdía el apetito al ver los precios de los menús en los restaurantes de moda, donde comía y cenaba con Fran todos estos días.

Me dijo, que necesitaba una percusión mediática. Él quería, que nos vieran juntos, así que, en su opinión, nadie se sorprendería de nuestro rápido enlace. Aunque esa idea no me gustaba, porque tenía miedo de encontrarme con Gor y no estaba muy segura de que no perdería la cabeza al verlo, pero entendía que para Fran era muy importante aquel ruido mediático, que generamos. Con ello le ayudó bastante Eva, que soltó la noticia de nuestro matrimonio a todo el mundo.

Como dije, al principio, yo tenía mucho miedo de aparecer en lugares, donde podría aparecer Gor, pero por alguna razón desconocida, esos días pasaron con calma. Señor Celan no estaba por ningún lado, como si no existiera en mi vida en absoluto. Solo por sentirme mal por las mañanas y por el resultado del análisis, que afirmó, que estaba embarazada, sabía que Gor no era un sueño, sino una pésima realidad, que llevó mi vida a desastre del cual yo quería escapar.

— Nice, ¿quizás, cambies de opinión después de todo? — preguntó Eva, cuando nos fuimos al baño. — ¡Vas a un país extranjero con la gente desconocida, con costumbres distintas! ¿Por qué te vas? George Celan no te va a hacer daño, estoy segura.

Yo miré pensativamente a mi amiga.

— Pero yo no estoy tan segura. No puedo quedarme, — dije en voz baja y salí del baño.

-Tú no sabes cómo es difícil vivir en un país extranjero, sin saber el idioma, sin saber cómo vivir allí. No estaré a tu lado. – dijo mi amiga con pesar, cuando volvimos a la mesa.

— Eva, no hagas esto, no te metas, todo ya está decidido, — intervino Luigi. — Vendrás a visitarnos cuando quieras y veras que Nice estará bien, porque Fran y yo haremos todo lo posible, para que tu amiga se sintiera feliz en Italia.

— Por supuesto, en esto estoy segura, pero… — Eva se secó una lágrima, — la echaré de menos muchísimo. Si le pasa algo, os mato a los dos.

Yo salté de mi silla y la abracé.

-Yo también te voy a echar de menos, amiga. – sollocé.

— No te preocupes, Eva, ya sabes que Nice, ya es como una hermana para nosotros, — la animó Fran, — pronto vendrás a vernos.

— Claro, que sí, - sonrió Eva entre lágrimas.

Pero el alma de Eva estaba inquieta. Había algo terriblemente mal e injusto en todo lo que estaba sucediendo. A mi amiga no dejaba la sensación, de que esta "incorrección" provocada por su exageración de la mente periodística, todavía podría corregirse. Pero ella no sabía qué hacer, ni cómo hacerlo, porque yo no la quería escuchar como siempre.

Eva aún tenía la esperanza, no sé porque, de que Gor me encontraría en algún lugar que visitamos esos días y todo saldría bien entre nosotros. Pero él no apareció por delante, aunque yo ya no me escondía. "¿¡Así que le importaba un comino el hecho de que me hubiera casado con otro, no le importa que marcho del país y me llevaré a su hijo?!" – pensé y estaba más enojada con Gor, porque por su culpa, tenía que perder a mi mejor amiga.

Aunque había posibilidad de comunicarme con Eva vía on-line o teléfono, no era lo mismo que teníamos hasta ahora. Si yo no estuviera embarazada de Gor, y no tuviera miedo, que él me pudiera quitar el bebé o hacer algo desagradable, nunca marcharía del país.

A la mañana siguiente me despedí de Eva en el aeropuerto. Tragando lágrimas, nos deseamos   todo lo mejor, sobre todo la felicidad. Aunque, ¿Podría alcanzar la felicidad sin Gor? Eso aun no lo sabía, lo que me esperaba en un futuro próximo.

George.

Después de una desagradable conversación con mi madre, en que ella no quiso escuchar nada de mis sentimientos, llamándolos como simples caprichos de hombres, y amenazándome vender sus acciones a Storn, si no me caso con Albina. Yo no pude dormir en toda la noche. Pensando tanto, llegué a una conclusión de que ella nunca sentía amor por nadie, ni por mi padre, ni por mí. Solo estaba fingiendo, solo estaba desempeñando el papel de buena esposa y madre. Igual como Barbie, por eso la escogió para ser mi esposa.




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