No puedo odiarte.

Capítulo 65. George.

En apenas una semana, mientras estuve fuera, los problemas asociados al holding, o más bien a la "Construcción North", adquirieron proporciones increíbles. Mi empresa fue demandada. Esta fue la primera vez en toda su existencia.

Construyeron un edificio con almacenes y oficinas para una empresa de muebles. En el momento de la puesta en servicio, todo estaba en orden, el cliente quedó satisfecho. Unos meses después, se alquiló parte del edificio a “V&A” y de repente se derrumbó la pared. Solo por una feliz coincidencia, no hubo víctimas, solo daños materiales.

 Podría haber pensado que se trataba de un accidente inesperado, si la empresa que patrocinaba a “Korsa” no hubiera sido la única víctima, el almacén del mueble no fue afectado mucho. Mi intuición sugería que era necesario hacer un segundo examen, independiente de la policía y sacar a la luz una trampa de maldita “V&A”. Porque ocurrió algo que, en principio, no pudo haber pasado.

Mi gente construyó bien, si no para los siglos, ciertamente para muchas décadas. De lo contrario, simplemente no habrían sobrevivido a la feroz competencia. Durante de la investigación que hicieron expertos de policía, resultó que se utilizaron materiales deficientes durante la construcción de la instalación de aire acondicionado. Eso parecía absolutamente increíble, porque el credo de "Construcciones North" era precisamente la calidad y la fiabilidad.

Por eso mandé a la gente encontrar las actas de adquisición de esos materiales con todas las características técnicas, para demostrar que nosotros no tuvimos la culpa, sino aquellos que nos vendieron los materiales defectuosos.

Por si acaso, o más bien, por tapar las bocas periodísticas y no llegar a juicio, también di la orden a los abogados que se pusieron en contacto con “V&A” y les ofrecieron una parte de compensación material impresionante, mucho mayor que del peritaje, pero el gerente de “V&A” se comportó de manera agresiva, rechazó categóricamente la compensación y presentó una demanda.

Por consejo de los abogados, me vi obligado a ir personalmente a la nueva oficina de esta empresa con documentos que confirmaban que no fue culpa nuestra en ese accidente que, si quieren castigar a alguien, entonces al que nos vendió los materiales. Y de buena fe, les ofrecí oficinas en otro edificio durante un año gratis. ¡Pero no!

Peter Lister, secretario de Berenice Della Altavilla, luego de revisar los documentos, afirmó que era nuestra responsabilidad directa verificar la calidad de los materiales. Por supuesto, tenía razón hasta cierto punto, pero eso nunca nadie lo había hecho y todo se basaba en la confianza en los proveedores. También rechazó cargos e indemnizaciones, diciendo que la señora no necesita limosnas, sino que busca justicia y la confianza de que una tragedia así no le pasará a nadie más con más daño.

Después de esta visita, no tuve ninguna duda de que "V&A" se dio a la tarea de destruirme. Pero ella no estaba sola. Cuando regresé a mi oficina, me llamó Liam Storn.

— ¿Qué pasó entre tú y Albina? ¿Por qué mi hija llegó toda histérica?

— Nada inusual. Nos vamos a divorciar. – respondí con tranquilidad, por que sabía que eso pasara.

— ¿Qué? — Storn se quedó helado. — Dilo otra vez.

— Me divorcio de tu hija. Es un hecho.

El receptor se quedó en silencio, pero hasta la membrana del teléfono brilló con odio:

— Chico, ¿qué estás haciendo? ¿No entiendes con quién estas metiendo? ¿Recuerdas lo que te prometí? Vendo mis acciones.

— ¡Como no! Recuerdo perfectamente. Si quieres vender las acciones, es tu derecho. Haz lo que mejor te parezca, pero antes avisa a tus amigos del concejo de los accionistas a quien quieres venderlas.

— Te voy a destruir. Yo las vendo a “V&A”.

— Buena suerte. – Respondí y colgué la llamada, para mi llegaron las amenazas por hoy.

Desde luego, en este momento no me importaba su amenaza, porque sabía perfectamente, que Alex va a comprar sus acciones, ya calculé esta posibilidad desde el momento que entré en razón después de la clínica. Sabía, que tarde o temprano lo tenía que pasar, pero no esperaba que me amenazara con venderlas a la maldita “V&A”, por eso llamé a Alex y pedí un encuentro.

Alex me esperó en el bar de su complejo residencial y al entrar yo, me avisó, que la primera audiencia por mi divorcio debería tener lugar en tres días, porque ya mando toda la documentación a Albina. “Por eso Storn uso la artillería pesada,” – pensé.

- Luego habrá las negociaciones con los abogados de Albina, en unas palabras, si no llegamos a un acuerdo mutuo el proceso podría prolongarse durante años.

— No entiendo por qué se aferra tanto a este matrimonio. — Exclamé.

— ¿No entiendes nada? Pareces ser un hombre inteligente, Gor, — respondió Alex. — Eres muy conveniente para ella, no le exiges nada, no le tienes celos, haces todo lo que ella te pide, sin pedir nada a su familia, con la que no lleva muy bien últimamente. Eres un marido perfecto para ella, y tú te llamas George Celan. Ahora bien, si fueras una persona sencilla, la propia Albina habría exigido el divorcio.

— ¿Resulta que mi posición y posibilidad de hacer lo que ella quiere, sin rendir cuentas, es lo que la atrae en ese matrimonio?

— Definitivamente que sí, — me aseguró mi amigo. — Pero no te preocupes, defenderé tus intereses hasta el final.

— Gracias, Alex. Pero Storn me amenazó con vender sus acciones a “V&A”, tienes que ofrecerle todo lo que él pida, sino voy a tener más problemas. – dije.

-Entiendo, otra vez te quiere amarar, - sonrió mi primo. – No te preocupes, por el estatuto, el concejo de los accionistas tiene que aprobar la venta y el nuevo titular, sino sacar las acciones al mercado libre. Pienso que no habrá problemas.

Desde luego yo también pensaba como él, pero escucharlo me tranquilizó mucho. Pero no por mucho tiempo. Parecía que hoy todo el mundo quería sacarme del quicio. Mientras estaba en el bar con Alex me llamó mi madre exigiendo, que viniera a casa, porque quería hablar conmigo cara a cara y no por teléfono. Sabía perfectamente de que tema podría tratarse. Decidí poner un punto definitivo en el asunto de mi divorcio, por eso fui allí.




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