No puedo odiarte.

Capítulo 75. Berenice.

Yo cerré los ojos. No sentí nada más, que una ardiente vergüenza. La vergüenza por mi humillante posición. La vergüenza de mí misma. La vergüenza en lo que yo convertí al hombre que amé. Esperaba la continuación. “No volverá a gritar, de ninguna manera.” – pensé, pero escuché la puerta cerrar.

Mis manos estaban entumecidas y la espalda palpitaba de dolor. Reuniendo lo último de mis fuerzas en un puño, traté de liberar mis manos. Durante unos instantes insoportablemente largos, no pasó nada, y luego el nudo en mis muñecas se aflojó.

Me deslicé lentamente hasta el suelo y en este momento sentí un aliento caliente en mi nuca. A través de la cortina de cabello, no podía ver a la persona que estaba junto a mí, pero deduje que era Gor, que volvió.

- ¿No te llegó? ¿Quieres seguir torturándome? – dije con desafío.

— No sabía que te gustaban estos juegos, — escuché la risa de Rick.

Aparté el pelo y miré hacia arriba asustada de verdad, porque vi la cara asquerosa de Rick. Su lujuriosa mirada vagaba por mi cuerpo desnudo. Entonces su atención fue atraída por una delgada línea roja en mi espalda, dejada por Gor. Extendió su mano, queriendo tocarla. Yo golpeé por reflejo su brazo, sin permitirle cumplir sus planes.

— No me toques, — tratando de mantener la calma, dije con firmeza. - ¿Qué haces aquí?

- Buena pregunta. - se rio. – Perece, que tú molestes a mucha gente. En realidad, me pagaron para matarte, pero dependerá de ti, si cumplo la orden o no.

Nuevamente me tendió la mano y de nuevo recibió el golpe.

- Una vez te prometí que serías mía. Entonces, si estarás amable y cariñosa conmigo, no te mataré. - dijo, agarrando mi brazo y levantándome del suelo.

— ¡Dije, que no me toques! — siseé con los dientes apretados.

— No te preocupes, cariño, jugaremos un poco. Vamos nena. Te gustará. Yo también puedo ser bruto, — se rio y me apretó contra su cuerpo.

Puse mis manos sobre su pecho, tratando de no dejar que me besara.

- ¡Quita tu asquerosa boca de mí! – grité.

Rick me agarró por el cuello y presionó mi cabeza contra la pared. Me hizo difícil respirar de nuevo. Yo agarré la mano con las uñas, tratando de quitarla del cuello. "¿Por qué todos quieren estrangularme hoy?" — Pasó por mi cabeza. Su agarre se hizo más fuerte. El hombre se inclinó hacia mí y me dijo.

- ¿Crees que, si encontraste un "papito rico" que te convirtió en una dama por follarte, entonces ya no soy adecuado para ti? Te equivocas. Ahora tu vida depende sólo de mí. Y quiero lo que es mío.

 Por el miedo que sentí, sus palabras de que alguien le pagó por mi muerte simplemente no llegaron a mi cerebro, porque mi cabeza trabajaba con una velocidad vertiginosa, buscando la salida de esta situación: “Tengo que llegar hasta teléfono y llamar a policía. No. No tendré tiempo. Mejor presionar el botón de “Socorro” en el portero automático. El guardia de abajo subirá y me ayudará. No. No puedo depender de nadie. Tengo que llegar a la puerta y correr.”

El agarre de su mano en mi cuello se aflojó, sus húmedos labios cerraron mi boca y sentí un asco increíble. Pero pensé que mejor sería aguantar, no resistir por ahora y esperar un momento adecuado. Así que cuando sus manos empezaron a manosearme, le di una patada en la ingle.

Con un siseo, Rick me soltó y se agarró el lugar magullado.

- ¡Perra!

 Sin perder tiempo, yo lo aparté con un fuerte empujón y corrí hacia la puerta principal. Solo había un pensamiento en mi cabeza: correr. Escapar de este apartamiento, podría incluso encerrar a Rick aquí y luego encontrar las guardias y pedir su protección. No me importaba, que estaba completamente desnuda.

En el momento en que mi mano casi tocó la manilla de la puerta, Rick me agarró del cabello y tiró de ellos hacia atrás. Yo agarré por reflejo la cabeza, tratando de calmar el dolor agudo y quitarle la mano. Rick tiró de mi cabello de nuevo y me arrastró al dormitorio.

— ¡Déjame! — grité, tratando de resistir a su fuerza.

Pero las fuerzas no eran iguales. El hombre me arrojó sobre la cama, como una pequeña gatita, que no pesaba prácticamente nada. Me tiró de espalda y, apretando mis manos encima de la cabeza, intentó a abrir mis piernas con su rodilla.

-No, querida, ahora no saldrás viva de aquí, pero antes te follaré como maldita puta.

Comenzó a morder mi cuello. Cuando su rostro se acercó al mío, capté el momento y le mordí la nariz. Sentí un sabor metálico a sangre en mi boca.

Rick me golpeó con fuerza en la cara y agarrándose la nariz herida, se alejó unos pasos de la cama. Corrió por la habitación con dolor, escupiendo maldiciones.

— ¡Perra loca! ¿¡Qué carajo!?

Aprovechando el momento, me levanté de un salto y, agarrando una lámpara pesada de la mesita de noche, lo golpeó en la cabeza.

— ¡Perra! — Rick gruñó como un animal herido.

Rodé hacia el otro lado de la cama, creando así una especie de barrera. Por dentro, estaba jubilosa por esta pequeña victoria. La sangre manaba por la cara de Rick de las heridas de la nariz y la cabeza.

- Nunca me follaras, bastardo. Mejor morir luchando. – le grité. – No te saldrás con la tuya. Lucharé hasta el final.

- ¡Ya veremos! Hasta cuando llegan tus fuerzas.

 Al aliviar el dolor, Rick cubrió la distancia entre nosotros en unos pocos pasos. Un momento después, el hombre estaba a mi lado, después de lo cual hubo un fuerte golpe de su puño justo en mi mandíbula. El golpe fue tan fuerte, que me estrellé contra la pared. Ahora sentí en la boca el sabor de mi propia sangre.

Rick no se detuvo en un solo golpe. Otro golpe técnico llegó exactamente en mi vientre.  Caí de rodillas y me agarré el estómago, tratando de respirar un poco de aire.

— ¡Puta! Saldré con la mía de todos modos. Serás mía, incluso muerta.

Traté de resistir la fuerza de sus golpes, acurrucándome en posición fetal. Estaba claro, que este cabrón me matará, pero nunca seré suya. "¡Erica! ¡Pobre niña! No quería que tú también quedaras sola. ¡Perdóname!" — me despedí de mi hija y me preparé para un golpe definitivo.




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