No puedo odiarte.

Capítulo 84. Berenice.

- A juzgar por tu cara de asombro, entiendo que no esperabas verme aquí, - se rio Peter.

- Claro, querido, no tuvo tiempo de preguntarle a su amante que la casa tiene dos entradas. - Albina sonrió y se aferró a Lister como una serpiente.

- ¿Qué le pasó a tu hijo? No veo que tengas cinco meses de embarazo. – Rápidamente entendí que ella me engañó entonces.

Pero en mi cabeza no entraba que mi ayudante, mi amigo, mi mano derecha me traiciono de esta manera. Me volví hacia él.

- Peter, no sé qué te prometió, pero estoy segura de que te usará, te engañará y luego te dejará. Te advierto, no crees a esta mentirosa. Eres un chico inteligente, piensa con la cabeza, ¿por qué te necesita? ¿Por qué me haces esto?

Mi ayudante desenganchó a Albina de su brazo y se acercó a mí.

- ¿De verdad crees que a ella se le ocurrió todo esto? Tú mismo dijiste que soy inteligente, así que lo que está sucediendo ahora es producto de mi mente. - dijo con una mueca de desprecio hacia mí.

- ¿Pero por qué? ¿Por qué necesitas todo esto? ¡Lo tienes todo!

- ¡Pero nunca es suficiente! - Lister se rio entre dientes. - A una persona nunca le basta lo que tiene. Así es como está hecho. Entonces, ¿por qué debería contentarme con las sobras de la mesa de otra persona, cuando todo lo que posees puede ser mío?

- ¡Peter, nunca te he negado nada!

- Sí, no me negaste. - Él asintió con la cabeza y se sentó en el brazo del sillón. - Tengo que admitir que fuiste una buena jefa. Pero la jefa, ahora yo nunca voy a tener jefes. Seré yo el gran jefe y nadie mandará en mí.

- ¿Dónde está Erika? ¿Qué hiciste con ella?

- No te preocupes, ella está bien. Está en el segundo piso con su niñera particular. – Peter levantó el dedo índice. - Duerme dulce sueño.

 

- De vez en cuando le damos pastillas para dormir, - explicó Albina. - Los niños son criaturas demasiado ruidosas e inquietas. - Hizo una mueca de disgusto. - Y así el orden completo, ella está bien, y nosotros estamos tranquilos.

- ¿Cómo sabéis qué dosis de pastillas para dormir es inofensiva para una niña? – exclamé con susto. - Quiero verla.

- Ahora no. Todo tiene su tiempo. Siéntate y relájate, Berenice.

Él me empujo a un sillón, que crujió lastimosamente, cuando me caí encima y miré a Gor en busca de apoyo. ¿Por qué se dejó arrastrar a una trampa así? ¿Cómo permitió que sucediera eso? Él era tan fuerte, tan inteligente, ¿Cómo pudo caer en esto? Debería ahora estar en su oficina y salvar su preciosa empresa. ¿Qué hace aquí, atado e indefenso como un bebé?

- ¿Por qué trajiste este inútil aquí? – pregunté a Lister, entrecerrando los ojos con desdén.

Gor se retorció, como si le hubieran dado una bofetada en la cara.

Quizás sí podría convencer a estos dos de que Gor y yo somos enemigos jurados, lo dejarán ir. ¿Podría salvar a mi hija? Lister se rio entre dientes y me miró a los ojos.

- ¡Sabía que eras una mujer vengativa! – dijo mi ayudante con aprobación. - Simplemente no puedo entender una cosa: ¿por qué lo odias tan ardientemente que estás dispuesta a borrarlo del mapa?

Ignoré la pregunta. Lister era muy consciente de la guerra declarada entre Celan y yo. Entonces ¿por qué deberían responderle? En este momento por las escaleras bajo un hombre en traje gris y se puso detrás de mí.

- Entiendo que quieres mi fondo “V&A”, que creé para luchar contra “Northinvest” y te pedí que lo anularas. Ahora entiendo, porque hiciste así y las acciones están a nombre del fondo. Entonces, ¿Por qué necesitas a George? - Pregunté, tratando de abrir discretamente mi bolso, donde todavía estaba el arma de Andrey.

- Perfecto, querida Berenice. - Lister aplaudió. - Es hora de revelar a nuestros invitados mi brillante plan.

Se acercó a la chimenea, limpió el polvo de la losa de granito y se apoyó en ella. Ahora parecía un joven poeta preparándose para recitar sus versos.

- Tal vez empezaré desde el principio. Para dejarlo claro a todos. – Peter arrugó su frente alta. - Seguramente tú, Berenice, no sabes que Albina y yo estudiamos juntos en la misma universidad, aunque yo era un parde años menos. Incluso estaba enamorado de ella. Solo que a ella le traían todo en bandeja de plata y yo tuve que trabajar en una oficina de inversiones en mi tiempo libre. Precisamente por eso, ella no me tomaba en serio.

- No es de todo cierto, - dijo ella, besándole en la boca.

- Si, cariño, lo sé. – le devolvió el beso, que me pareció más repugnante de todos. - Tenga en cuenta, Berenice, que esto a pesar de que mi querido padre era el dueño de esa misma oficina y bien podría proporcionarme, a su único hijo, una existencia normal, si quería. Pero papá era un hombre de la vieja escuela. Creía que para convertirme en un buen especialista había que trabajar duro hasta el séptimo sudor ... - Peter se tosió e hizo una mueca dolorosa. - Lo siento, señores, recuerdos desagradables. Por cierto, Berenice, conoces a mi papá. Él era a quien despediste de su trabajo como gerente de los negocios de Della Altavilla. ¿Te acuerdas?

Asentí, porque erróneamente pensaba que su resentimiento nació en ese momento y me traicionó por eso y no por dinero. Estaba equivocada.

- Mi padre pensó ingenuamente que la vieja marquesa le dejaría la gestión a él, ya que Fran, ese patético maricón, no era capaz de nada. Pero Annabelle te asignó y tú lo echaste por la puerta. Esto fue un duro golpe para él en el verdadero sentido de la palabra. Pero no te preocupes, me hiciste el favor. – Se rio. - Como no teníamos relación amistosa, no me importaba su estado de salud deplorable. Yo incluso quedé encantado con este giro de las cosas y me convertí en el propietario pleno de una empresa de corretaje. Entonces, estabas buscando una persona confiable quien te ayudara invertir en bolsa y yo estaba en el momento correcto en el lugar correcto. ¿Recuerdas?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.