No puedo odiarte.

Epílogo. George.

Hacía siete meses, Nice me hizo feliz con una buena noticia, de que pronto volvería a ser padre. Al principio, en algún lugar muy profundo de mi corazón, tenía un miedo terrible de no poder amar a mi segundo hijo, tanto como a Erica, por quien estaba completamente loco y pasaba todo el tiempo libre con ella.  

Recordaba perfectamente ese momento, cuando le contamos la verdad. Yo y Nice estábamos muy nerviosos, a pesar de consultarnos primero con un psicólogo infantil, pero mi hija lo tomó de una manera increíblemente razonable.

- Pues muy bien. A lo mejor contigo mamá querrá regalarme por lo menos un hermano, porque con otro papá ya no me quedaba esperanzas.

- Te prometo cariño, que haré todo lo posible para que tengas tantos hermanos y hermanas, como quieres. – prometí y vi una sonrisa en la cara de mi mujer, ella ya lo sabía, que estaba embarazada.

Cuando Nice recibió sus papeles del divorcio yo rápidamente compré nuevo anillo y le pedí la mano. Ella aceptó el anillo, aunque dijo, que le gustaría arreglar el otro, que estaba muy desfigurado por la bala, pero rechazó rotundamente formalizar nuestra relación oficialmente.

- ¿Por qué? ¿Estas caprichosa por embarazo o, es otro tipo de venganza? – pregunté, sin entender su rechazo.

— Me siento, tu mujer. No me necesito pasar por la iglesia para saberlo.  — respondió ella. — ¡Tu ofreciste a vivir juntos, así vivimos!

— ¡Me referí al matrimonio, pero aún no tenías los papeles del divorcio! ¡Te ofrecí casarme conmigo! Incluso te envié un anillo y tú lo aceptaste, — insistí. — ¡Entiendes perfectamente lo que esto significa! ¡Nice, deja de hacerte la tonta! ¡Necesitamos casarnos!

— ¿Para qué? — evidentemente ella disfrutó de mi indignación. — Estoy bien así. Por cierto, ¿que estaba escrito en aquel anillo?

— No vamos a hablar del pasado. Tenemos que pensar en el futuro. ¡El niño debe nacer en el matrimonio! — di mis últimos argumentos. – Por lo menos a este le tengo que dar mi apellido.

— Tendrá tu apellido, y se escribirá inmediatamente en tu pasaporte, ¿cuáles son los problemas? Él nacerá en una familia, — respondió ella con ternura. — Nosotros vivimos juntos, ¿por qué no somos una familia?

— ¡Nice! — dije impotente y comencé a correr por la habitación, dando argumentos uno más hermoso que el otro.

Esta fue la tercera vez que yo perdía contra ella. La primera fue, cuando Nice puso la condición de que vamos a vivir en Capri. Aunque tenía que transferir toda la dirección de mi holding a Nápoles, lo vi bastante correcto. Me gustó esta pequeña isla y mis chicas aquí estaban más tranquilas. A parte los negocios de la familia de Altavilla, que dirigía Nice estaban cerca.

La segunda vez me perdí contra Nice, cuando ella exigió que Erica seguirá siendo Della Altavilla. Me lo acepté a regañadientes, pero entendí sus razones. Por eso no quería que mi otro hijo naciera fuera del matrimonio de sus padres. A lo mejor yo fuera muy antiguo, pero para mí era muy significativo.

Sentí que Nice estaba ganando el terreno de nuevo. Ella hacía lo que quería conmigo, y yo, como raro no sonaba, estaba contento, porque lo principal para mí era estar con ella y Erika.

Me acerqué a mi mujer y le puse la mano en la barriga, aun plana.

-Si no quieres pasar por el altar conmigo, acepto, pero que vas a decir a tus queridas vecinas, cuando nuestro embarazo será muy visible. Tu misma decías que son muy católicos y no entienden las relaciones frívolas. – gasté mi último cartucho para convencerla y su reacción me asustó, casi llevándome al pánico.

Ella se echó a llorar desconsoladamente. No entendí si le ofendieron mis palabras, si le dolió algo, o eran las hormonas, de que leí en internet. ¿Qué más? La abracé y dije por si acaso:

-Cariño, en general, a quien importa si estamos o no estamos casados. Tú te sientes mejor así y para mí es lo que vale.

— No, Gor, vamos a casarnos. ¿Cuánto tiempo necesitas para preparar esto?

— Nada, justo lo que te necesito para escoger un vestido de novia. — dije, echando su cabeza hacia atrás y mirando a sus ojos llorosos. Me eché a reír con toda la garganta, desde el corazón, desde la plenitud de la vida. – ¡Gané!

Esta boda no fue parecida en absoluto, a la que tuve en mi vida pasada. Primero porque recordé todos los momentos, segundo era una celebración intima sin ruido, sin lujosos banquetes y largas ceremonias, solo veinte amigos más cercanos estuvieron con nosotros en este día. La ceremonia nosotros celebramos en la capilla de Capri y en la plaza estaban puestas las carpas con la comida y la bebida para los vecinos de la isla.

Habiendo entendido la razón de su matrimonio con Fran, lo invité junto con su marido a nuestra boda y le ofrecí ser el padrino del bebé que naciera. Fran aceptó felizmente. Por cierto, cambié totalmente mis ideas sobre él. Me pareció un buen hombre, aunque gay. ¡Él amor hace sus trucos!

Al principio, Máximo Cardini se mostró muy cauteloso conmigo, temiendo que volviera a herir a su querida Berenice, a quien consideraba como su familia. Pero con el tiempo, se dio cuenta de que sus miedos eran infundados, porque vio con qué cuidado, ternura y amor la protegía, no dejando a nadie, quien, en mi opinión, le pudieran hacer daño o, simplemente molestar.

Ahora yo caminaba de un lado a otro en la sala de espera, delante de una puerta cerrada, detrás de la cual ocurriría un milagro. Nacería mi segunda hija, Annabelle. Nice de ninguna manera no quería que yo participara en el parto y el deseo de mi mujer para mí era una ley. Erica, que también estaba aquí, sentada en el regazo de Máximo, no entendía tan extraño comportamiento de su padre.

— Papá, ¿por qué estás tan preocupado? Te dije, que también amaría a mi hermana, aunque, por supuesto, preferiría a un hermano. — dijo la niña con sinceridad.

— Lo siento, querida, sucedió así, la primera vino tu hermana, — respondí con la voz de disculpa, tomándola en mis brazos. – Pero no te preocupes, mamá y yo trabajaremos después para que tengas tu hermano un poco más tarde. Te prometo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.