No recuerdo amarte

Capitulo 23

 

Evangeline: 

Es incomodo ver a alguien luego de que se pelearon, pues, en mi caso estoy viviendo en SU casa.

Termino de ponerme ese uniforme azul de médico general que a decir verdad me gusta cómo se me vé. Dijimos que era médica general (prácticamente aún estoy a prueba, o algo así entendí, las "jerarquías" en la medicina aún me resultan confusas. April y Taliana me ayudaron con eso ) para evitar matar a alguien por decir la especialización incorrecta.

En fin, recojo mi cabello en una coleta alta y salgo al pasillo. Despejado, no hay rastros de Nathaniel.

No tengo idea si ya se fue o sigue durmiendo, el señor dueño de la empresa multimillonaria tiene un horario muy flexible (hasta donde tengo en conocimiento) así que...

Salgo tranquilamente por la puerta principal sin haberme cruzado a nadie en el camino y la cierro con cuidado de no hacer ruido -¿Y adónde vamos, señorita Richards?- me toma desprevenida una voz a mis espaldas haciendo que dé un salto del susto 

Está Nathaniel con una sexy (me permitiré culpar a mis hormonas) sonrisa arrogante arrecostado en su auto 

-¿Vamos?- le pregunto sin llegar a ser hostil -te voy a llevar, me queda de paso al trabajo- responde con un toque de indiferencia restándole importancia

-gracias- dije y abrí la puerta antes de que lo hiciera por mí, no sé porqué hice eso pero solo estoy logrando silencios incómodos.

El se dió la vuelta y entró de su lado abrochando el cinturón y subiendo al auto. 

Al igual que el sabía muy bien como cualquier palabra que saliera de mi boca puede cambiarlo todo, por eso callé. 

Aún tengo ese debate moral en mi cabeza sobre qué se supone que hago o debo de hacer, haga lo que haga, me permitiré ser desconfiada. Creo que me lo he ganado después de todo, este hombre asegura haber enloquecido cuando me apartaron de su lado, puede que sea la verdad o bien puede que no.

Algún día toda esta maraña de mentiras se resolverá y yo podré discernir mis recuerdos de los que me han sido prácticamente impuestos. También ese día podré saber la gravedad de mis errores, simplemente deseando no llegar tan tarde como para no poder repararlos. 

Un tema algo lúgubre para iniciar el día, cuando retorno nuevamente mi atención a la carretera noto que hemos llegado. Desabrocho el cinturón y  tomo mis cosas, antes de salir le doy a Nathaniel un beso en la mejilla dejándome más perpleja a mí que a él; abro la puerta y prácticamente corro en dirección al hospital.

Entro por la gran puerta soltando una risita para mis adentros debido a mí descaro, locura e incluso algo de crueldad debido a que soy yo la que se empeña en apartarlo.

Camino por uno de los pasillos principales repasando mentalmente lo que debo hacer y a quién se supone debo encontrar.

.....................................

 

El día ha ido transcurriendo perfectamente, tiene ese particular ajetreo y prisa pero todo va de maravilla. Era totalmente cierto lo que dijeron de mis conocimientos intactos , ya atendí mi primer paciente y supe exactamente qué hacer.

Luego me solicitaron en emergencias donde el alboroto sin duda incrementa, cosa que extrañamente me encanta y ahora mismo estoy en la parte no tan divertido, papeleo,etc.

Tuve que levantarme para revisar algo con unos de los suministros del hospital y ví que este era un lugar muy solo y tranquilo, me dirigí al estante con el motivo por el cual estoy aquí.

Escucho como una de las cajas se cae y volteo en la dirección del sonido, no veo nada más ni a nadie por lo que solamente la recojo y al girarme nuevamente encaro a tan conocidos ojos celestes.

La primera reacción que cruzó mi mente fue salir inmediatamente, tal vez es la más acertada pero no fue eso lo que hice. Era clara la insensatez de mis actos pero de igual forma recogí todo lo que estaba buscando y le pasé por un lado sin volverle a dirigir la mirada.

-¿Porqué tanta prisa, preciosa?- me sostiene obligándome a detenerme, no lo observo ni emito el más mínimo sonido -estoy aquí porque hay algo que se me olvidó decirte - lo miro con total indiferencia y un deje de desprecio

-en estos días atacaremos a la manada y tú te irás conmigo, te veré en la laguna que está cercana a la mansión- lo miro incrédula

-¿Y porqué haría eso?- le pregunto poniendo los brazos en jarra -ya te lo he dicho, tú debes volver conmigo. Yo me enamoré de ti- tuve que hacer un gran esfuerzo por no reírme irónicamente, eso sería cruel incluso para con el. No le creo pero una parte de el (aparte de la completamente desquiciada que solo me usa por venganza) debe tener algo de humanidad. Yo no soy como el que destruye los sentimientos de los demás.

- Y es perfecto, estamos juntos y de paso hago sufrir inmensamente a Nathaniel- mis facciones se endurecen arrepintiendome de no haberme burlado de el 

-yo no voy a ir a ningún lado- digo reaccionando inmediatamente al enojo que tengo retenido. Pero decido mentirle, decirle lo que quiere oír; el llevarle la contraria solo hará que me asesine ahora mismo .

Pongo mi mano en su cuello tal como solía hacer el (autonota: desinfectarme muy bien las manos) y el ladea la cabeza arrecostandola en mi mano -está bien, ahí estaré- le miento y el sonríe abiertamente

-amor mío- le digo fingiendo dulzura -necesito que me ayudes con algo- saco un bisturí de los implementos quirúrgicos sin que el lo note -me ayudarías a practicar cirugía- le pregunto sonando tan loca como él acercandolo en su dirección

El se molesta y me arrebata el bisturí de la mano -creo que estás abusando demasiado del amor que te confesé, no olvides cual era mi plan original- dice con malisia

-hazlo Byron, pruebame la clase de psicópata que eres. Que todo lo que dices es mentira, que solo soy una venganza para ti. Estás tan ciego por tu ambición - el levanta su mano pero antes de hacer algo desvanece en el aire dándome una mirada furiosa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.