No se cancela la boda

Cero.

Evia conoció al amor de su vida el día que él fue a entrevistarla. 

Ambos prestigiosos, uno escritor de columnas en una gran revista y otra dueña de una empresa de diseño, chocaron al saberse muy afín en sus mundos. 

Pronto las salidas se hicieron comunes y a la hora del compromiso, dijo que sí. 

La primera vez que el amor tocaba a su puerta, pensaba que la vida la tenía muy destinada, hasta que él la llamó tres días antes de la boda y terminó la relación con ella. 

Ahora, la mujer tiene tres días, o dos y medio, para contraer nupcias. 

Una semana para disfrutar su luna de miel y volver a sus labores empresariales. 

Un mes para poder decir frente a todos que tiene un gran matrimonio.

Y solo un día o media mañana, para encontrar un novio.

Todo esto, indispuesta a quedarse soltera para siempre y ser la burla de los demás. 

Porque todo lo que ella dice y quiere, se cumple. 

O quizás, así ya no será.




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