—Lo primero, tu equipo y tú hicieron un trabajo magnífico—alabó, dándole toda su atención al ver la emoción de su rostro—. Segundo, aún no hemos deshecho la forma en que ordenaste la habitación, aunque mi interés al final del trabajo se fue por el área de la casa, decidí que era bueno un descanso y le dije a mi esposo que sigamos las instrucciones que nos diste para que la casa mantuviera la misma armonía del cuarto del bebé, lo que funcionó de maravilla—recalcó—. Como el color de la habitación del niño le ayudó, no lo hemos cambiado y de ahí en más, hicimos un ajuste con la cuna que se fue convirtiendo en cama.
》El punto es, Evia, que todo ha funcionado y por supuesto, no olvidamos lo indicado con la ropa, el orden en la habitación, la decoración y el mueble sugerido que me ayudó con la recuperación ortopédica—inspiró, tocando su vientre, despacio—. La verdad, al haber sido una cesárea y tener esos dolores de espaldas, más los pies hinchados y otras incomodidades, no pensé que me recuperaría tan bien—auguró, mirándose un poco—. Para mi doctor, fue sorpresa verme recuperada pronto, aunque he de admitir que ayudó mucho que mi familia colaborara; sin tu ayuda y la de ellos, nada habría sido posible.
—No quisiera llevarme todo el crédito—la cobriza negó, sonriendo tranquila.
—Lo que hiciste, me trajo hasta aquí—señaló con el dedo su vientre—. Pensé que me quedaría con un solo hijo, solo que las cosas cambiaron luego de salir del riesgo; cuando llegaste a la casa, lo primero que recalcaste fue que teníamos que estar unidos y ser un equipo, sino, nada iba a funcionar, así que puse de mi parte y mi marido puso de la suya—amplió la sonrisa—. Recuperamos el doble de lo que gastamos con la compañía, fue todo a mejor y por eso quiero tus servicios para Camila—pregonó—. No he cambiado los muebles, seguí al pie de la letra el uso de los materiales y ya que donde pones el ojo, creas la magia, quise regresar.
—La verdad es que me siento halagada por lo que me has dicho—declaró, parpadeando al bajar un poco el rostro—. Me cuesta un poco aceptar todo, sin embargo, estoy agradecida de que hayas regresado por una segunda oportunidad—indicó—. Me gustaría volver a trabajar contigo, así que le diré a Rita que acomode la cita.
—Ya lo hizo—hundió el entrecejo—. Estaba afuera, vi llegar a un gym boy, y me quedé haciendo unas diligencias antes de volver, ¿quién era?
—Mi esposo—elevó las cejas, haciendo una mueca—. Débora, no me casé con Ron.
—Ay, por Dios—murmuró, tapando su boca, mientras Rita pasaba con una bandeja—. ¿Cómo fue eso?—Evia exhaló, siendo sincera con la mujer, quien tomó sus manos luego de haber degustado los aperitivos que le llevaron, atenta a sus palabras, sosteniendo sus manos.
Para la joven no fue difícil desahogarse con la mujer.
Débora era una de sus primeras clientas, pero le había sorprendido su llamado la primera vez que le pidió algo diferente.
La sorpresa fue inminente cuando la escuchó hablar de un mundo nuevo, una aventura distinta, por lo que tuvo que descifrar que trabajaría para modelar un espacio donde un bebé iba a pasar sus primeros meses y años, teniendo que hacer más adaptable la situación.
Fue en ese tiempo que Ron había optado por afianzar más el tema del hijo que quería con ella; además, verla concentrada en el trabajo, sumó puntos para que notara su interés y la forma en que podrían llegar a hacerlo si ella no se arriesgaba.
El punto era que en los planes de Evia, siempre estaba la oportunidad de experimentar y pasar por todo lo necesario, mientras lo hiciera feliz al tener un hijo juntos.
No se había dado cuenta que estaba siendo algo egoísta consigo misma, no obstante, prefirió esa parte del dolor y las informaciones que pudo procesar, al mismo tiempo que buscaba lo mejor para esa mujer.
La misma, estaba frente a sí, luego de haber seguido al pie de la letra cada una de sus recomendaciones, mucho más, cuando encontraron a esa doctora que hizo todas las pruebas necesarias donde conoció cómo era la criatura que llevaba en su vientre.
Se encargó de ser muy cuidadosa en cuanto a indicar hacia dónde se inclinaba su personalidad, y por mucho que el proceso no fuera algo completamente definitivo, eso hizo que sus padres supieran lo único que sería, dejando a un lado las expectativas.
Acompañarla en todo el proceso, la ayudó a descubrir la necesidad de no querer estar sola, siendo informada de lo que esa doctora y psicóloga prenatal les estaba indicando, llegando el momento de poner todo en práctica para que al momento de nacer, ese ser pudiera ir adaptándose al nuevo mundo en el que estaba.
No podía negar lo emocionante que fue todo eso, además de lo mucho que lo hablaba con Ron, quien no desaprovechó la oportunidad de asegurarle que quería vivir esos momentos, pero nada de eso siquiera pasó.
Fue por ello que guardó todo lo que ese trabajo significaba; en un punto fue un recuerdo de su desdicha por la familia que no tuvo, ni disfrutó como quería, por lo que no volvió a llamarla ni a querer saber de ella, aún cuando Débora sabía que la mujer estaba ocupada.
No la culpaba en lo absoluto y al parecer, por la conversación que tenían, ella también quería ver a la joven feliz, puesto que era una de las partes más fundamentales de la vida y hacerlo con la persona correcta, era uno de los sueños que al parecer, ya cumplía.
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Editado: 12.12.2024