Aleksis me dice que entre, y eso hago, cerrando la puerta tras de mí e intentando arreglar mi cabello mientras camino tras Alexis, hasta llegar a la sala del piso.
Me emociono al verlo frente a mí, pero sigo nerviosa porque tantos años sin verlo me hace emocionarme. Causa que todas las emociones posibles las pueda sentir en mi cuerpo.
—¿Se conocen? —pregunta Aleksis.
—Si es quien creo que es... —responde Alexis entrecerrando los ojos y analizándome—. Se podría decir.
—Sí —respondo. Mi corazón estalla de nervios y felicidad.
Nunca nadie supo su nombre.
Hablaba de él y yo como una historia ajena a mi realidad, como si fuésemos personajes de un libro de los que estaba acostumbrada a leer y posteriormente a escribir. Me inspiré en él para escribir, probablemente como una vaga inspiración que resulto en mi obra más popular y aclamada que me llevó al éxito y estoy segura de que si la leyera se daría cuenta al instante que está inspirada en él.
Nos conocimos a los trece, éramos casi niños para saber lo que queríamos y aunque nuestro aprecio era mutuo, estoy segura de que por nuestras inseguridades nunca hubiésemos llegado a más que amigos. Compartíamos nuestros secretos, hablábamos sobre deseos y aspiraciones. Todo el tiempo me halagaba, pero era demasiado insegura como para admitir que lo decía enserio. A ambos nos gustaba hablar mutuamente.
Aunque ahora puedo definirlo como no destinados a ser y lo aceptaba con tranquilidad deseando conocer a alguien con quien pueda tener una historia de amor de libro de verdad; pero ahora él está aquí, frente a mí. En una coincidencia que pocas veces puede ocurrir.
Hay silencio incómodo entre los dos, es Aleksis quien lo nota entonces carraspea mientras sonríe.
—Las reparaciones puedes esperar —dice él sonriendo—. ¿Por qué no cocino algo para todos?
—No —respondo—, no hace falta.
—Insisto —dice él sonriendo—, así podrán ponerse al corriente.
Aleksis sale de la sala principal hacía la cocina, yo tomo asiento en uno de los sofás, Alexis también y es entonces donde nuestro incómodo silencio comienza y así permanecemos hasta después de unos segundos.
—Ha pasado mucho tiempo —dice.
—Demasiado, ¿cuánto? ¿Casi veinte años?
Miro de reojo como él asiente.
No puedo creerlo. A veces pareciera que el tiempo no pasa, pero al recapitular lo vivido, veo que ha pasado mucho tiempo.
—Casi veinte años es mucho tiempo, pero pude reconocerte —confiesa—. Has cambiado mucho. Te ves bien.
Levanto ligeramente la mirada para verlo, él solo mantiene la mirada al frente, pero yo sonrío internamente, estoy emocionada.
Lo cierto es que nunca imagine reencontrarme con él. Ha sido una de las cosas más inesperadas que ha sucedido en la semana, pero al mismo tiempo me causa emoción. Siento que Diana Gabaldon podría estar orgullosa de este reencuentro, no ha sido un deseo intencional como el de Claire buscando a Jamie, pero ha sido tan inesperado que se puede decir que el destino es quien nos quiere juntos.
Obviamente reconozco que es una idea terrible e inmadura.
—¿Y qué has hecho todo este largo tiempo?
—Trabajo con libros... y me encanta —respondo sonriendo—, ¿y tú?
—Trabajando.
Es lo único que dice, no hay más oraciones, solo una vez más el silencio incómodo; sin embargo, agradezco el hecho de que Aleksis salga de la cocina con los utensilios en ambas manos mientras sonríe indicándonos que está listo. Caminamos hacía su comedor, todo está servido de forma estética. Aunque Alexis y yo insistimos en ofrecer nuestra ayuda, el finlandés indica que no hace falta, así que finalmente nos sentamos a comer.
—¿De dónde se conocen? —pregunto.
—Alex viajó a Alemania y yo estaba en el país mientras trabajaba. Nos conocimos en un restaurante, nos hicimos amigos desde entonces, yo le dije que algún día vendría a su país y aquí estoy.
Sonrío ante su respuesta mientras continúo comiendo, después terminamos haciendo sobremesa, Aleksis me habla de como se conocieron: él como chef en un restaurante en Alemania —justo lo que me ha dicho antes—.
Entonces, ahora tengo que Aleksis es un finlandés que viaja por el mundo trabajando en diferentes restaurantes mientras conoce a las personas y los países, además comenta que estará un par de meses en la ciudad de México, añadiendo que antes estuvo en zonas costeras, se enamoró del país y por ello regreso después.
Asimismo, me entero de lo que paso todo este tiempo con Alexis, terminó la ingeniería, logró obtener una beca para especialidad en Alemania y vivir en Berlín durante cinco años —la línea del tiempo se complementa en que se conocieron los últimos once meses que él estuvo allá— porque, aunque Alexis no es una persona muy sociable, Aleksis sí lo es.
Después hablo un poco de mí, sobre como deje la ingeniería ambiental para dedicarme a la literatura, mi más grande pasión y como desde hace tiempo trabajo en la editorial, pero inconscientemente y sin desearlo hablo de mis libros publicados.
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Editado: 13.12.2021