No sé cómo explicarlo

025| Vida trágica e inmoralmente inaceptable

Alexis es el único que me responde al instante: le digo que necesito un favor enorme y le envío la dirección, aclarándole que venga sin auto propio, y sorpresivamente accede diciéndome que estará en un par de minutos.

Me levanto del barandal y camino de un lado a otro como un modo de espera, pero en un punto, cuando estoy por caer, alguien me sostiene los brazos ayudándome a mantenerme de pie.

Sonrío porque pienso que se trata de Alexis, pero enseguida la tonta sonrisa desaparece al ver a Gabriel, quien me sonríe con amabilidad,

—Creí que te habías ido con tus amigos.

—No, vendrán por mí —río señalándome con mis dedos—. No puedo conducir. Es tú culpa que me encuentre en este estado —rio una vez más—. Yo iba a beber poco, y ni hablar de la horrible resaca que me durara días.

—Puedo llevarte.

—Estoy ebria pero no soy idiota —sonrío tomando su brazo donde tiene el reloj y mirándolo—. No te preocupes, ya pedí ayuda.

Gabriel permanece a mi lado, me ayuda a mantenerme de pie y despierta mientras habla de cosas banales: lo que hizo en el día, lo que le trasmite la zona y por qué le gusta la zona, aunque es evidente que no es de su estilo.

Esperamos.

Veo a Alexis desde la distancia y sonrío como tonta, Gabriel me ve y centra su mirada en él.

—Tú amigo mintió.

Se refiere a las palabras de César sobre que mi novio es guapo. No entiendo a lo que se refiere si claramente, entre lo objetivo de belleza Aleksis si lo es, pero entonces recuerdo que no está aquí.

—Él no es mi novio —murmuro—, pero no dudaría en salir con él.

—¿Con él sí, pero conmigo no? Eres increíble, Mara. Nunca nadie me había hecho sentir tan mal como tú. ¿Qué tiene él que no tenga yo?

Rio ligeramente.

—Recuerdos.

Veo a Alexis caminar, acompañado de su rostro de seriedad se acerca a mí, ve a Gabriel junto a mi y después pasa la mirada a mí.

—Hola, Alexis —digo con voz tonta acompañada de una sonrisa tonta. Entonces rodeo mis brazos por su cuello para sostenerme, él las retira y simplemente me ayuda a caminar mejor.

—Yo me encargo —Indica Alexis a Gabriel, quien solo asiente con el rostro confundido. Yo también, en el fondo, muero de vergüenza.

Me despido de Gabriel con un movimiento de mano y le agradezco como tonta, después le digo a Alexis donde he estacionado el auto, y me ayuda a llegar a este, le entrego las llaves y le pido que conduzca.

Por supuesto que él rueda los ojos, pero aún así me ayuda. Después, comienza a conducir. Como es más de medianoche son pocos los autos que pasan por las avenidas, pero veo a esos pocos autos avanzar, y después como la lluvia lentamente comienza a hacer presencia.

Miro a Alexis de reojo, su rostro serio prestando atención a la vista frente a él y evitando distraerse, y sonrío al verlo.

—¿Qué diría Aleksis si le propongo una relación abierta?

—¿Por qué te gusta meterte en problemas? —pregunta—. ¿Es por el sujeto rico del bar?  —niego entre risas.

—¿Tu lo aceptarías?

—Mi mente bloquea los posibles conflictos de forma automática. Es evidente que no.

Suelto un pequeño suspiro.

—¿Qué crees que diga Aleksis si se lo propongo?

—Aleksis te quiere y seguro que si se lo pides lo aceptará, pero a todos nos gusta ser exclusivos para la persona con la que salimos, y no hablo de posesión.

—Existió una escritora que me gusta mucho…. Amaba a muchas personas al mismo tiempo: a Hugh, a Henry y a Gonzalo… a veces a June hasta que se dio cuenta que June destruía a todo aquel que amaba… tal vez amó a más…Y no sé, a veces me gustaría ser un poco como ella.

—¿En serio quieres imitar a una escritora muerta?

Rio al tiempo que niego. Él también niega entre risas.

—Definitivamente no —suspiró—. Mi vida sería una tragedia inmoralmente inaceptable… lleno de dramas y muchas emociones… ¿por qué no puedo ser ella?

Guardo silencio, a él parece no importarle lo que tengo que decir y a mi no me importa guardar silencio, porque siendo honesta el alcohol en mi sistema me esta haciendo dormitar, hasta que Alexis me despierta moviendo mi hombro y yo veo a mi alrededor notando que estamos en el estacionamiento del edificio.

Me ayuda a salir del auto y a caminar hasta el elevador donde subimos a mi piso. Mira la puerta de Aleksis y sonríe con ligereza hasta que se detiene frente a mi puerta ayudándome a entrar. Observa a su alrededor, el desorden de libros diferentes que están esparcidos por diferentes lados de la casa y que algunos forman torres, el desorden, las plantas, todo.

—Tienes muchos libros —dice tomando un par—. ¿Lo has leído todos?

—La mayoría —respondo sonriendo mientras tomo unos: Pura pasión de Annie Ernaux y Diarios amorosos de Anaïs Nin. De mis favoritos—. Planeo leerlos todos.

—¿Cuál es tú favorito?




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