No soy el Protagonista: Reino Enano

CAPITULO 5.

"—Muy bien—" fue lo único que logré decir. Noté que la mirada de la diosa, antes llena de una calma casi divina, ahora se teñía con una pizca de confusión. Su ceja apenas se arqueó, como si esperara más de mí.

"—¿Muy bien? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?—" Su tono se volvió algo incrédulo, pero rápidamente se encogió de hombros y descartó la importancia de mi respuesta. "—Bueno, como sea...—" No me dio tiempo para explicarle lo que realmente estaba sintiendo en ese momento. Prosiguió con su relato, como si cada segundo que pasara fuera valioso. "—Ese destino que te mencioné, es para alguien más. Ya nació, justo el día en que tú también debías hacerlo.—" Una sonrisa irónica apareció en su rostro, probablemente recordando aquel momento donde tropecé y renací sin querer.

"—Y... ¿conoceré a esa persona?—" pregunté, tratando de entender qué lugar ocuparía en esta nueva vida. Sentía que todo lo que me estaba diciendo me colocaba como una simple sombra en la historia de otro.

Lilith me miró y, por un momento, pareció considerar qué tanto decirme. "—El Guionista ha escrito que sí. Tu destino está escrito para ser su sirviente, su apoyo. Pero te diré algo—" su tono cambió, se volvió más cercano, casi como si estuviera compartiendo un secreto importante "—no es necesario que sigas ese camino. El Guionista otorga un cierto libre albedrío. Él escribe miles de opciones, y son ustedes los que eligen si tomar la correcta o no. Claro que algunos tienen un destino fijo, inmutable... como el tuyo.—" Aquí hizo una pausa, sus palabras se volvían más profundas, más pesadas. "—Podrías llegar a ser un héroe, si te lo propones, pero jamás serás recordado por la eternidad. Podrás ser alguien malvado, incluso un enemigo del protagonista, pero nunca podrás ser más que eso. En la historia de mi mundo... jamás serás 'eterno'.—" Al decir esto, su mirada se oscureció. Había una seriedad en ella que no le había visto antes, una especie de madurez que hasta ahora había mantenido oculta.

Las palabras cayeron sobre mí como una losa pesada. Todo mi cuerpo, mi energía, se sentía aplastado por esa realidad. "—Si eso es así... ¿para qué renacer?—" Mi voz salió más débil de lo que esperaba. Sentí un peso enorme en mis hombros. Mi cuerpo y mi espíritu estaban drenados de esperanza. "—Si nunca podré ser más que una sombra en la vida de alguien más, entonces ¿cuál es el punto?—" Cada palabra que decía se sentía llena de un desánimo creciente, como si toda esta "segunda oportunidad" no fuera más que una broma cruel.

Lilith me observó, y por un momento, pensé que iba a dejarme hundirme en esa desesperación. Pero en lugar de eso, su rostro volvió a suavizarse, y una sonrisa tierna apareció, como si intentara consolarme de alguna manera. "—No lo sé—" admitió, su tono ahora más gentil, como el de una madre que no tiene todas las respuestas. "—Lo que sí te puedo decir es que no todos tienen este regalo. No todo el mundo recibe una segunda oportunidad... Por alguna razón, salvar a aquella chica de la cual estabas enamorado hizo que el Guionista te regalara este nuevo comienzo. Así que, aprovecha lo que se te ha dado.—" Terminó con una sonrisa tan cálida, tan llena de ternura, que por un instante, casi olvidé todo lo que me había dicho antes.

Era una sonrisa que no podía describirse fácilmente, una mezcla de compasión y sabiduría, como si ella entendiera el dolor de la mortalidad, a pesar de ser una diosa inmortal. Y de alguna manera, su dulzura me hizo sentir un poco más liviano, aunque aún no del todo convencido. ¿Valdría la pena esta nueva vida? ¿Podría encontrar algún propósito, aun sabiendo que jamás sería el protagonista de la historia?

Comprendía que esta era una oportunidad única. La vida me había otorgado una segunda chance, una oportunidad de redimir mis errores pasados, de ser alguien mejor, de cumplir esos sueños que nunca alcancé. Además, tenía el increíble golpe de suerte de ser transportado a un mundo "isekai," justo como aquellas novelas japonesas que tanto me habían fascinado. Mi corazón latía con emoción desbordante, casi como si ya pudiera imaginar mi nueva vida llena de aventuras, desafíos y, por supuesto, victorias. Sabía que no sería fácil, que tendría que empezar desde lo más bajo. Pero esta vez, me juré a mí mismo que no volvería a cometer los errores que cometí en mi vida pasada.

Me envolvía esa sensación de esperanza, de estar frente a una página en blanco. Y sin embargo, mientras mi mente se perdía en los sueños de lo que vendría, noté que la Diosa Lilith me observaba con una mirada que conocía demasiado bien. Era la misma mirada con la que una madre mira a su hijo cuando este está lleno de ilusiones sobre un plan simple, como ir al parque. Esos ojos cargados de realidad, sabiendo que la experiencia será diferente a lo que el niño ha idealizado.

“—Se te olvida que puedo oír tus pensamientos—" comentó de repente. Su voz me sacó de mi trance, y me di cuenta de que había estado sumido en mis expectativas. Levanté la vista para mirarla, sintiendo su atención fija sobre mí. "—No idealices, será lo mejor en la situación en la que nacerás y en el lugar donde comenzarás—" añadió, como si ya supiera la montaña de desafíos que me esperaba. Hizo una pausa, permitiéndome absorber el peso de sus palabras antes de continuar. "—A pesar de que es un mundo maravilloso, creado por mí, la oscuridad y la pobreza también existen. Al igual que lo hermoso, lo bello... y lo peligroso. Deberás aprender a aprovechar todo lo que el mundo te ofrezca—" terminó con un tono serio, como si estuviera preparándome para lo que venía.

Mi entusiasmo comenzó a desinflarse un poco, golpeado por la realidad de sus palabras. Sin embargo, no me rendiría tan fácil. Este era mi nuevo comienzo, y de alguna forma encontraría la manera de salir adelante, ¿no? Sentí la necesidad de preguntar algo que me carcomía por dentro. "—Lilith... Perdón, Diosa Lilith—" esperé alguna reacción, pero ella se quedó en silencio, observándome con una paciencia infinita, como si supiera lo que iba a preguntar. Finalmente, reuní el valor para seguir. "—¿Tendré mis recuerdos en este nuevo mundo?—" Deseaba con todas mis fuerzas que la respuesta fuera afirmativa. Después de todo, si podía recordar todo lo que había aprendido de mi vida pasada, mis errores, mis lecciones, entonces tendría una ventaja.




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