No soy la villana

Directo al grano

Lydie:

- Nada de lo que hacemos está funcionando ‒miro a Rosie seria, ella asiente de acuerdo, había estado pensando y tras el incidente en el baile, había llegado a una conclusión‒, lo del baile me hizo darme cuenta que ella quiere seguir la misma línea del pasado, así que he decidido ayudarle ‒ella ladea la cabeza confundida.

- ¿Vas a caer en su juego? ‒pregunta asustada, niego y le sonrío intentando tranquilizarla.

- Claro que no, además, sí Bénézet reacciona como el día del baile, de nada servirá, él seguirá creyendo que no hice nada ‒justo ahora necesitaba que no fuese así‒. Lo que pensé es ir directo al grano, la ayudaré para que se vuelva candidata a princesa heredera, si logramos que la emperatriz la vea con buenos ojos, estoy segura que podría convertirse en la futura esposa del príncipe ‒sonrío con suficiencia, Rosie aplaude emocionada, asiente de acuerdo.

- Otra vez hablando de cosas que no entiendo ‒veo a Étienne besar la cabeza de su hermana, le sonrío.

- Intentamos que Nadine sea la futura esposa de Bénézet ‒digo con simpleza, eso era algo que podía saber, quizás era momento de decirle porque hacia esto.

- Bueno ‒un chico lo interrumpe acercándose a nosotros, en sus manos trae un ramo de rosas y lirios, los mismos que me habían gustado del palacio imperial.

- Lady Chevalier, su alteza, el príncipe heredero, Bénézet Faure ‒miro el ramo y al chico, trago saliva.

- Lo lamento, soy alérgica a las rosas ‒digo bajo, mi voz había temblado y esperaba que no se diera cuenta de mi engaño.

- Entiendo señorita, le informaré a su alteza ‒hace una reverencia y se aleja, suspiro de puro alivio.

- Iré a hablar con ella en este momento, no puedo seguir soportando situaciones como esta, de verdad que no puedo ‒me pongo de pie y salgo del pequeño salón, quizás estaba en la cafetería con Adelaine, corro sin importarme si daña mi reputación o no, con gusto la dejaba por los suelos si eso evitaba que siguiera yendo al palacio imperial.

- Señorita Nadine, necesito hablar con usted, en privado ‒digo seria una vez llego hacia ellos.

- Seguro pretendes hacerla quedar mal, querida prima ‒escupe con fingida inocencia.

- No soy una doble cara querida prima, ¿entonces señorita Nadine? ‒la miro atenta, ella asiente y se pone de pie, me giro y sé que me está siguiendo, la llevo a la parte más alejada de la biblioteca.

- ¿Entonces? ‒dice cuando llegamos, me giro a verla, la invito a sentarse.

- No sé porque me inculpaste en el baile y no me interesa, sólo te preguntaré una cosa y quiero que seas muy sincera, ¿te gusta Bénézet o sólo tienes aspiraciones de convertirte en princesa heredera? ‒la miro atenta, me gustaría tener té, sólo que esta vez de limón.

- Quiero ser princesa heredera ‒asiento, ya me lo imaginaba, en el pasado, llegar al corazón del príncipe había sido una manera, pero en esta vida eso no estaba funcionando.

- Perfecto, te ayudaré ‒su cara de sorpresa es épica, comienzo a reír bajo‒, creo que habrás visto que no me interesa ni el príncipe ni el puesto, así que te ayudaré a conseguir lo que quieres, para eso, harás el entrenamiento como candidata y te ganaras el favor de la emperatriz, si ella te considera adecuada tendrás una oportunidad, para eso, debes hacer lo que te diga, sin hacer preguntas y sin cuestionarme, ¿aceptas? ‒ella me mira por unos largos segundos antes de asentir.

- ¿Qué debo hacer primero? ‒sonrío ante su interés, saco una hoja de la manga de mi vestido y se la extiendo.

- Deberá convencer a su tutora de adoptarla de manera legal, así tendrá más oportunidades por la noble cuna de la marquesa, ¿crees que podrás hacerlo? ‒ella asiente segura, estaba segura que la que deseaba aquello era esa mujer, lo había comprendido hasta esta vida‒. Lo siguiente serán las clases, me las sé de memoria y créame que sé cómo hacer todo a la perfección, pero no puedes decir que no soy torpe o entraré en la lista, ¿entendido?

- No te preocupes, lo que menos quiero es que seas candidata –asiento, pasamos la mayor parte de la tarde hablando de cosas generales, mañana comenzarían las clases.

- Comenzaré a contarle a su majestad sobre ti igual que le hablo de Rosie, así creerá que eres mi nueva amiga, eso hará que tenga curiosidad y desee conocerte, cuando eso ocurra, lo primero que harás será servir el té, ella valora mucho eso, y como la conozco de hace años, te guiaré para que la deslumbres –sonrío ante mi maravilloso plan.

- Esta bien, hasta mañana –asiento mientras la veo alejarse, comienzo a caminar hacia el lado opuesto, entonces siento que me jalan y cubren mi boca, por instinto mi corazón se acelera y comienzo a sudar frío, me paralizo del miedo.

 

Étienne:

 Necesitaba un libro de la biblioteca, al entrar vi su conversación, todo parecía bien así que tome lo que necesitaba y me mantuve alejado pero alerta, nunca sabías que podían planear.

Cómo lo suyo iba para largo y no había pasado nada, había decidido irme, guarde los libros y salí sin que me vieran, fue cuando llegue a las escaleras que escuche dos voces conocidas.




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