No Te Creas Importante

CAPÍTULO III

Sabía que William no se iba a quedar con las manos cruzadas y menos ahora que estábamos comprometidos. Estaba metida en un problema.

-Buenos días cariño.—William acercó su cuerpo para abrazarme aún acostados en la cama.

-Buenos días William ¿Has descansado?

-Si,pero ¿puedo preguntar algo?

-Claro, dime qué pasa.

-¿Por qué has dejado de hablarme con cariño?

-¿A qué te refieres?

-Si, yo te digo amor, cariño, incluso mi prometida y la única respuesta que obtengo de ti es “William”

No sabía qué decir exactamente solo sabía que ese comentario me había hecho enojar.

-Pues así te llamas, además no tiene nada de malo.

-Ya lo sé pero me gustaría que también me dijeras lo mismo.

-Es que…

-¿Si?

-Adoro tu nombre.—Que mentira tan grande.

-¿Enserio?

-Claro que si, adoro tanto tu nombre que se escucha muy varonil como para no decirlo me provoca una sensación de emoción en el corazón.

-No sabía eso, creí que algo malo pasaba.

William no tenía ni idea de que ya no lo amaba pero aún así creyó mi mentira y lo hizo emocionar, hasta cierto punto creo que lo hizo sentir bien. Da igual, era lo de menos.

-Si, ahora que tal si yo me voy me arreglo para ir al trabajo y tú te vas a casa.

-Pensé que tal vez podría llevarte al trabajo.

-No, ya lo habíamos hablado.

-No llevarte y recogerte del trabajo, lo sé pero creí que podía intentarlo.

-Está bien llévame hoy pero solo eso, nosotros nos veremos hasta el fin de semana.

-Está bien, entonces me prepararé yo también.-Entrare a la ducha.

-Voy detrás de ti.

Odiaba la idea de que él viniera, pero sentía lástima por dejarlo ya que no sabía qué hacer.

-Claro...

El agua fría cae sobre mi piel, envolviéndome en una sensación momentánea de calma. Mis pensamientos, en cambio, están lejos de aquí. William está detrás de mí, en silencio, dejando que el agua nos cubra a ambos. Siento sus manos deslizarse suavemente por mi cintura, como tantas otras veces, pero esta vez algo dentro de mí se retuerce. No es deseo. Es una incomodidad.

-Extrañaba esto. —susurra contra mi cuello, depositando un beso húmedo que debería provocar escalofríos de placer, pero no lo hace.

Cierro los ojos con fuerza, como si eso pudiera hacer desaparecer la culpa que me carcome. Hiroto aparece en mi mente sin permiso, con su sonrisa ladeada y esa chispa que me hace sentir viva. Trago saliva.

-Yo… tengo que irme al trabajo —murmuró, dando un paso al frente, fuera del alcance de sus manos.

-Aún es temprano. Quédate un rato más conmigo, por favor.—Su tono es suave, lleno de cariño, y eso solo hace que duela más.

Niego despacio, sin voltear a verlo. —No puedo. De verdad, debo irme.

El silencio que sigue es denso. Puedo sentir su mirada en mi espalda, confundida, herida. Me odio por eso. Tomo la esponja y me froto la piel como si pudiera borrar la sensación de sus labios sobre mí.

-¿Pasa algo? —pregunta finalmente, su voz ahora cargada de preocupación.

Respiro hondo. Dilo. Dile lo que realmente está pasando. Pero las palabras se atascan en mi garganta, y solo puedo responder con un triste: —Solo estoy cansada, siento que no pude descansar bien, eso es todo.

No espero su respuesta. Salgo de la ducha. Atrás dejó a William, aún bajo la ducha, en silencio. Cuando cierro la puerta del baño, siento que también estoy cerrando algo más entre nosotros. Algo que ya no puedo recuperar.

Y mientras me visto apresuradamente para ir al trabajo, solo puedo pensar en que pronto volveré a ver a Hiroto. Y eso, más que nada, es lo que me destroza.

-¿Aún puedo llevarte al trabajo?

-No, lo lamento mucho olvide que tengo que entrar temprano y apenas voy a buena hora, tu termina y vete te escribo después ¿Si?

-Si, suerte te amo.

-Gracias, adiós.

Lo último que supo de William ese día fue un mensaje que me mandó.

“Te veo el fin de semana, cuídate”

Y en parte sentí que ya no tenía que preocuparme por él por unos días.

Los días en la oficina con Hiroto se sienten como un sueño del que no quiero despertar. Cada mañana, mientras me despido de William con un mensaje de texto rápido y una excusa sobre el trabajo, ya estoy pensando en él. En Hiroto. En su risa despreocupada, en la forma en que me mira cuando cree que no me doy cuenta, en cómo nuestros cuerpos se buscan sin querer, como si fueran imanes condenados a colisionar.

En la oficina todo sucede rápido, como si el mundo se redujera a él y a mí. Al principio, eran solo conversaciones largas durante el almuerzo, luego fueron roces intencionales al pasar por su lado, hasta que un día nos encontramos solos en el archivo y él me besó. No fue un beso dulce ni tímido. Fue ansioso, cargado de todo lo que ambos habíamos estado conteniendo. No me detuve. No pensé en William. Solo me dejé llevar.

Ahora, cada día en el trabajo es una mezcla de emoción y culpa. Pasamos horas buscándonos con la mirada, escapándonos a escondidas al almacén o a las escaleras traseras. Cuando nuestros labios se encuentran, todo desaparece, incluso mi promesa con William. Pero en cuanto salgo de la oficina y vuelvo a casa, la culpa me aplasta como un peso imposible de cargar.

William me recibe con un mensaje cálido cada noche, preguntando cómo fue mi día. Miento. Digo que fue agotador, que tuve reuniones, que apenas tuve tiempo para almorzar. Él lo entiende y me manda los mensajes más lindos diciendo que si estuviera conmigo me besaría y también en la frente, sin saber que mis labios aún guardan el sabor de otro hombre. Me pregunto si puede sentir mi traición en mis palabras. Si puede percibir que ya no soy completamente suya.

Las noches en casa se hacen más difíciles cuando William va. Intenta acercarse a mí, pero yo siempre tengo una excusa: estoy cansada, me duele la cabeza, tengo mucho trabajo. No puedo soportar que me toque, porque todo lo que puedo pensar es en las manos de Hiroto recorriéndome horas antes. Cada vez que William se duerme a mi lado, me quedo despierta, ahogada en remordimientos que no sé cómo manejar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.