—¿Por qué hiciste eso Zoé? —pregunta Bianca mientras caminamos.
Ambas hemos acordado evitar por el día de hoy a Adam, así que después de salir huyendo del instituto, retomamos nuestro camino con completa normalidad.
—¿Te acuerdas del desastre que era el sábado? —le pregunto. Aunque sé la respuesta.
Se detiene un momento, luego su rostro muestra verdadera sorpresa.
—Es cierto —se detiene en medio de la calle —, ahora que me acuerdo ¿qué te pasó?
Suspiro cansada, ni siquiera sé percato del desastre que era.
—Derek me arrojó a la piscina, junto con él —digo con calma —. Se acercó a mi con malas intenciones, y me defendí, lo cual le molesto.
—Te conozco Zoé —cuestiona con sutileza —. Debiste provocarlo.
—Bueno —agacho la mirada avergonzada —, le derrame mi bebida.
—¡Zoé! —gritó regañandome.
—Me obligó a hacerlo —me excuso —. La escupida fue un accidente y él comenzó a gritarme.
—Zoé —dice con calma —, nadie toma bien el hecho de que le escupas. Su reacción fue normal.
—Lo sé —digo rendida —, pero tenía que defenderme. Su aparición me sorprendió.
—No seas tonta. La fiesta fue en su casa, era más que obvio que lo vieras allí.
Sé que tiene razón, y el motivo por el que estoy discutiendo es para no quedar como una tonta, aunque creo que fallé en el intento. Así que decido cambiar de tema.
—Mejor cuéntame tú, ¿con quién estabas?
Bianca se sonroja: —¿Por qué quieres saber eso? Es obvio que a ti te fue mucho mejor que a mi.
—¿Mejor?
R—Solo piénsalo —hace una pausa dramática —, el chico más deseado del instituto, te hablo. Cuéntame los detalles ¿si?
—Bianca, no cambies de tema.
Suspira rendida, sabe que no le contaré nada a menos que ella hable primero.
—De acuerdo, ¿tu casa o la mía? —preguntó.
—Definitivamente la tuya —sentencio —, a esta hora mamá está haciendo yoga y créeme no es algo que deberías ver.
Es una suerte que la casa de Bianca, esté a dos cuadras de la mía, lo que es bueno, ya que me evito un poco la fatiga de caminar mucho para visitarla.
—¿Estarán tus padres? —le pregunto.
—Hoy tienen turno doble, así que estaré sola hasta tarde.
—¿Quieres que te acompañe? Ya sabes, hace mucho que no hacemos una pijamada.
Los ojos de Bianca se iluminan, y asiente con la cabeza repetidas veces.
Abre la puerta dejando ver un amplio pasillo, decorado con fotos familiares, del lado derecho está el comedor y al fondo de este la cocina. Al costado izquierdo del pasillo están las escaleras que llevan al segundo nivel, enfrente una sala amplia decorada con sillones marrones y una pequeña mesa de centro con un pequeño jarrón lleno de diversas flores, y en la pared está colgada una pantalla plasma de televisión, a los costados reposan dos estanterías llenas de libros. El hogar de Bianca despide una sensación de comodidad.
—¿Quieres comer algo? —pregunta mientras deja su bolso en uno de los sillones.
—Pizza —respondo con rapidez.
—Pero, no tene...
—Dije. Pizza —ordeno.
Bianca niega con la cabeza mientras sonríe, sabe muy bien como soy. Toma el teléfono y hace el pedido respectivo.
—Cuéntame lo que sucedió—tomo asiento y le sugiero con la mano que se acomode al lado mío—. Y no omitas ningún detalle.
Se remueve incómoda y comienza a llover sus manos de forma nerviosa, su rostro está sonrojado, debo de suponer que está rememorando su encuentro pasional.
Se aclara la garganta —. Después de que entramos a la fiesta de Derek, Cassie tomó mi mano y me llevó al patio traseo, la verdad no entiendo con que intención lo hizo— dijo con el ceño fruncido—, el asunto es que allí estaba Josh. Y no pude evitar sorprenderme, y a pesar de eso, lo ignore y él también hizo lo mismo —se queda en silencio unos segundos —. Después de ese incómodo encuentro entró a la casa y Cassie le siguió. Luego decidí divertirme, así que tomé uno de los tragos y coincidí con un chico muy atractivo y una cosa llevó a la otra.
Me quedo en silencio inspeccionando sus gestos, sigue roja, y con la mirada baja.
—Bueno, ¿al menos sabes su nombre? —cuestiono.
—E-es Thomas —tartamudea.
—¡¿Thomas?! —grito levantándome de la impresión.
Asiente con la cabeza apenada. Su impresión me hizo volver a la realidad, Bianca solo estaba divirtiéndose, ¿quién soy yo para juzgarla? Así que respiro profundo y me vuelvo a sentar.
—¿Cómo se te ocurre ligarte con el mejor amigo de Derek? No te has puesto a pensar que... —me quedo en silencio.
Y una idea llega a mi mente.
—¿Qué ocurre Zoé? —pregunta.
—Quiero hacerle otra broma a Derek.
—¿Qué tienes en mente?
—Tú serás mi señuelo perfecto.
El timbre suena, cortando nuestra conversación. Debe ser la pizza, abro la puerta emocionada y detrás del umbral está un chico guapo, moreno, alto y de una sonrisa envidiable, sus ojos son de un verde llamativo y combina a la perfección con su cabello castaño. Mi vista lo recorre hasta llegar a la orden que sostiene en su mano, le doy el dinero con rapidez y le cierro la puerta en la cara.
Sin tomarme la molestia de servirme en un plato como toda señorita, empiezo a comer mientras camino hacia la cocina, donde me espera Bianca con los platos puestos.
—¿Comemos...? —su pregunta se queda a medias cuando me observa —. Zoé, ese comportamiento no es digno de una señorita.
—A mi me vale —le digo con la boca llena, no sé si logró escucharme.
—Si sigues así será difícil que consigas pareja.
—Mejor, así tengo tiempo de leer más libros.
—Eres todo un caso Zoé —sonríe mientras niega con la cabeza.
Seguimos comiendo de manera tranquila, bueno, ella es la que come tranquila, yo por otra parte con una porción de pizza en cada mano.
—Por cierto, ¿cómo te enteraste que Cassie esta saliendo con Josh?
Toma un sorbo de su gaseosa antes de contdstar —. El domingo fui a buscala a su casa, la puerta de la entrada estaba algo entreabierta y entré, pero con un poco de pena... Y allí estaban ellos, reproduciéndose en la sala.
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Editado: 05.01.2021