Observo mi reflejo a través del espejo. Para la cita con Adam opté por un vestido floreado que me regalo mamá hace un par de meses.
Tengo un debate interno en si llevarlo o no. La complejidad de mi cuerpo es una constante lucha, no me gusta la manera en la que los vestido se amoldan a mi figura.
Exasperada por mi mala apariencia, tomo asiento en la cama, aún viendo mi reflejo por el espejo.
Saldré con Adam, pero no es lo que esperaba. Pensé que estaría más emocionada, ilusionada ante la sola idea de la cita, pero por el contrario, estoy acomplejada, de mal humor y por si fuera poco, no tengo ánimos de salir.
—¡Te pusiste el vestido que te regalé!
El grito inesperado de mamá me sacó de mi trance mental.
—Sí, mamá —intento sonreír para disimular, pero solo consigo hacer una mueca.
Toma asiento al lado mío, y a través del espejo logro ver una gran sonrisa de su parte, pero al ver mi seriedad su expresión cambia.
—¿Qué sucede? —cuestiona preocupada.
Respiro hondo antes de contestarle —. Saldré con Adam.
Sonríe aliviada.
—¿Y cuál es el problema? Hace poco me comentaste que él te gusta. ¿Ya no sientes lo mismo? —niego con la cabeza —. ¿Qué o quién fue el que te hizo cambiar de parecer?
《Derek》.
Quise responderle. Pero omití los detalles.
—Un chico quiere salir conmigo. Pero no puedo confiar en él.
—¿Por qué?
—Llegó a mi vida con el único propósito de hacerla un completo desastre, y me refiero emocionalmente —me levanté de la cama, tratando de regularizar mi respiración. Siempre que pienso en él logra alterarme.
Mi vista viaja hacia ella, tiene una gran sonrisa en los labios y sus ojos brillan más de lo normal.
—¿Qué es tan gracioso? —cuestiono.
—Zoé — dice poniéndose de pie y tomando con sus cálidas manos mi rostro —. Debes de poner tu mente en blanco, y pensar bien lo que harás. No debes de salir con dos chicos a la vez, el karma existe.
—No salgo con ninguno, mamá —trato de justificarme, pero ella niega con la cabeza.
—Entonces no tendrías dudas de salir con Adam.
Sale de la habitación dejándome con el corazón latiendo desenfrenadamente.
Mamá tiene razón, si Derek no influenciara en mis sentimientos, no tendría ninguna duda de salir con Adam, ya que eso era lo que quería.
Ahora ya no sé lo que quiero.
Doy un último vistazo en el espejo y salgo de la habitación. Bajo las gradas con velocidad y camino hacia la cocina, saco del refrigerador el jugo de naranja y tomo directamente del envase, con mi muñeca limpio mi boca y luego suelto un eructo sonoro.
Guardo la caja en su lugar y al mismo tiempo suena el timbre, mis manos comienzan a sudar de las ansias, antes de abrir la puerta respiro hondo y sonrío.
Pero la persona detrás de la puerta no es la que esperaba.
—¿Qué haces aquí?— digo cruzandome de brazos.
—Hola preciosa.
—¿Acaso no escuchaste lo que te pregunté? —cuestiono.
—Vine a invitarte a salir.
—Pierdes tu tiempo —aclaro —. Si lo que quieres es otro golpe allí abajo, solo dilo —sonrío con sarcasmo.
—Créeme que ese tipo de dolor es difícil de olvidar, pero rememoró tus labios carnosos uniéndose a los míos y es una sensación que estoy dispuesto a repetir, aunque me golpees.
Da un paso, acercándose. Me quedo en la misma posición, sin despegar la mirada de él, pongo una mano en su pecho alejando su cercanía de mí.
—Acosador.
Su ceño se frunce —. ¿A qué te refieres?
—¿Cómo sabes donde vivo?
Su sonrisa no abandona sus labios, mi pregunta no tuvo la reacción que esperaba.
Con una de sus manos toma un mechón de mi cabello, acariciandolo con sus dedos.
—Te seguí.
—¿Por qué no te largas? —le sugiero, ya que su declaración logró ponerme la piel de gallina.
Alza sus manos en señal de rendición y retrocede hasta quedar en la posición anterior. Decidida hago el intento de cerrar la puerta, pero como es de esperar, Derek lo impide con su pie, colocándolo en el umbral de la puerta.
Irritada y cansada de su maldita actitud abro la puerta para luego cerrarla con fuerza, con la intención de lastimarlo. Él ahoga un grito, su fuerza es mayor que la mía, así que empujó la puerta haciendo que cayera de espaldas y golpeara mi cabeza en el proceso.
°°°°°
—¿Pero que demonios...? ¡¿Qué hiciste Derek?!
—Ella me lastimo el pie. Pero para ser sincero no pensé que se lastimaría la cabeza.
—Eres un completo idiota.
Una voz masculina se alza y logra despertarme. Pero la discusión es interesante, así que me quedo en la misma posición.
—No toda la culpa la tengo yo ¿por qué no has cumplido con la apuesta?— musito Derek.
Lograría reconocerla con los ojos cerrados. Literalmente.
—¿Mi apuesta? ¿Y tú por qué no has terminado con la lista?
—¿Por qué crees que hago estas idioteces? ¿Por diversión?
Las voces son gritos susurrantes, creo que lo hacen para evitar llamar la atención.
—Por lo que yo he observado estos últimos días, te gusta Zoé —declara el extraño.
¿Quién será ese sujeto?
¿Una apuesta? ¿Una lista?
¡¿Qué demonios está pasando?! ¿Y por qué estoy involucrada?
O es una gran coincidencia o en verdad tengo mala suerte.
Lo único que sé es que no me equivoqué respecto a Derek, él se acercó a mí con segundas intenciones, no porqué realmente le interesara.
—¿Y que me dices tú? —exclama Derek —Creí que me habías dicho que ella no te interesaba.
—Sabes que, yo me largo, así que resuelve esta situación. Tienes cuatro meses para terminar con esa patética lista.
Se escucha que cierran la puerta con gran fuerza, unos pasos se acercan a mí, siento su colonia combinada con cigarrillos. Abro los ojos poco a poco simulando despertar, Derek al verme intent sonríe, pero solo logra hacer una mueca.
#32495 en Novela romántica
#7530 en Joven Adulto
amistad falsa, humor romance juvenil, cliché romance instituto
Editado: 05.01.2021