No te pierdas con Migo [boy'slove]

1.

"Osher, te llegó esto." 

El chico estaba acostado en la cama con la mirada perdida en el techo de su habitación. Como todos los días, se la pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo, la otra parta solo salía a recibir la comida. Hubo un tiempo donde Lou era un chico alegre, salía con sus amigos y tenía planes para un futuro no muy lejano. Ahora solo quiere dormir, piensa que así tendrá unas pocas horas de tranquilidad y sus problemas se los llevaría el tiempo. 

 

Como una rutina, todos los días su mamá le llevaba el correo a su cuarto para que el lo revisara, pero esta vez llegó un paquete, en realidad el chico no le prestó tanta importancia y solo lo dejó al lado de su mesa de noche. Su mamá aquella vez estaba decidida a hablar con su hijo, no quería ver a su hijo en la cama mientras se pasaba la etapa más importante de su vida. 

 

—Osher, ¿no vas a abrir lo que te dejó tu abuela? -su mamá se había subido a la cama donde estaba su hijo acostado. Era un gran problema, su hijo estaba dolido y lo único que ella podía hacer era llevarlo a sus terapias. Si la situación estabas poniendo a su familia de cabeza y no mejoraba —. Tienes que entender que algún día se tenía que ir, todos nos vamos y no tendremos el tiempo para despedirnos—, dijo su madre, Mary, mientras acariciaba el cabello de su hijo. El chico no contestó, sólo se colocó en posición fetal y se cubrió con sus cobijas— ¿Osher? 

—Déjame solo —fue lo que respondió Osher en un susurro, estaba temblando y su madre al borde de las lágrimas pero no lloró. 

—Osher, no te puedo ver todo el día en cama, no sé, sal a caminar, habla con alguien pero no quiero que estés en cama todo el día— Mary ya se encontraba desesperada por la situación de su hijo que llevaba así hace un año. Ya sin saber que hacer exactamente, se calmo y se retiró de la habitación—. Solo... .Sal por la comida cuando te llame. Mañana tenemos consulta con terapia, Osher. 

—¡Que me dejes!, ¿no entiendes?. No quiero hablar con nadie, no quiero salir a caminar, quiero estar solo. Si quieres que esté bien, solo... . Déjame- respondió oculto en sus cobijas con voz temblorosa, arrastrando las palabras. 

 

Su mamá sólo dio un leve suspiro y fue a la cocina a preparar la cena. Antes de eso puso el paquete sobre un costado de la cama. El chico se quedo encogido entre su cobija, daba vueltas en la cama para poder dormir, pero por más que tratara, él estaba consciente que no lo necesitaba. Al voltearse para poder acomodarse se topo con el paquete, le entró curiosidad para averiguar que era, se sentó en la cama y lo abrió. No era nada del otro mundo, solo un viejo libro color marrón, se le hizo extraño, ¿por qué su abuela querría mandarle un libro?. Al principio de todo su abuela era la primera en socorrerlo, le hablaba y le daba consejos cuando otros no podían pero eso ya no era así, después de lo que pasó hace un año su abuela no había podido hablar con él y cuando podía no sabía que decir.

 

"Ni la persona que nace apartada de la gente está sola , pero yo que vivo rodeado de ellas no saben comunicarse ni con ellos mismos" pensaba con ojos cristalizados por las lágrimas crecientes, así que se limpió las lágrimas y comenzó a detallar cada parte del libro: este tenía un pequeño seguro, faltaba la llave para poderlo abrir y a pesar que se veía viejo no se podía habrir a la fuerza. revisó la caja donde venía el libro pero solo estaba un papel, al abrirla se encontró con una dirección, Osher de inmediato pudo reconocer de quien era, dejó la caja a un lado y se paró de la cama, sacó una chaqueta para salir y sin avisar, salió de su casa para ir en busca de la llave. 

 

Al llegar a donde indicaba la dirección se paró al frente de una casona quemada en ruinas, era el viejo hogar de su abuela que se había quemando hace años atrás. Él chico dudó un poco para entra pero al fin al cabo entró, con un poco de dificultad por las grandes rejas que la rodeaban. comenzó a buscar por todas las habitaciones de la casa la llave, pero en ninguna estaba lo que buscaba. 

 

—¡Rayos!, ¿Dónde estás? —repetia entre dientes buscando con desesperación la llave en cada cajón. Lo que primero era una pequeña curiosidad se convirtió en ansiedad.

 

Terminó de buscar y la única habitación que le quedaba era el cobertizo. Entró con mucha cautela, todo estaba quemado, lo único que había sobrevivido era algunos lienzos y pinturas gracias que las llamas no crecieron lo suficiente para alcanzar el piso. También buscó por todo el lugar pero no encontró nada, se sentó decepcionado en el suelo, tenía las manos sobre su cara y solo se escuchaban murmullos y quejidos por parte de él. De pronto uno de los lienzos que habían se calló, esto asustó un poco al muchacho, se levantó del suelo y lo recogió, era una hermosa pintura. El chico contemplaba la pintura como si le llegaran recuerdos, su abuela es una mujer muy especial, a ella le encantaba pintar, a pesar que no lo hacía tan bien nunca dejó de hacer lo que le gustaba. La pintura que se había caído era el único cuadro que había podido terminar y le había salido más que bien; al mirar la parte de atrás del lienzo se encontró con una llave, era la llave que buscaba, enseguida la agarró y abrió el libro que se había llevado con él. Habían varias páginas con contenido irrelevante como la compra de la semana, y luego comenzaba con la fecha. 

 

"Miércoles.,16 de junio 1078. 

 

Me llamo Dallan Goché. Tengo 15 años. Hoy en la escuela, clases de matemáticas, un chico se me quedo mirando por un largo rato, algo incomodo. Luego de matemáticas pasé a historia, todo normal hasta que pasé a filosofía. La profesora como cosa rara nos colocó en pareja para hacer un trabajo." 




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