No te quiero por un rato

Prólogo

Solo es atracción.

Es deseo en cuerpo.

No es amor, porque si lo fuera...

¿Cómo puedo sentirme culpable por enamorarme de ti? 

Theo levanta la mirada después de haber estado pendiente del suelo por un minuto. Aprieta los labios en una fina línea y distingo los ojos azules brillantes por lágrimas a punto de deslizarse por sus mejillas. Mi corazón se encoge, siento como si alguien me acaba de dar una patada en el pecho evitándome respirar correctamente. Un jadeo de aire pesado escapa de mis labios mientras observo al hombre frente de mí, apretando los puños manchados de sangre. 

—¿Te duele? —pregunto como tonta. Me doy cuenta de que aquella pregunta tiene dos significados en cuanto él aprieta los ojos con fuerza y levanta su puño derecho frente a su rostro.

—¿Me hablas de esto—señala a su mano con una mueca en sus labios, a la vez que se lleva la otra al pecho, arrugando su perfecta camisa blanca—… o de mi corazón, Cristal?

—Theo, no quise hacerte daño. No pensé que esto sucedería… —mi voz sale entrecortada y percibo mi visión borrosa. El sollozo está ahí, atascado en mi garganta como un gigante nudo que me impide gritar y llorar como desquiciada. 

Él deja escapar una risa seca, irónica. Las lágrimas se derraman por sus facciones duras, e incluso así se ve maravilloso. Theo Delon es una obra de arte que acabo de arruinar.

—Exacto, Cristal. No pensaste en esto porque solo lo hacías en ti. 

—¡Te quiero, Theo! —niego con la cabeza, sacudiendo mi cabello sujeto en un moño el cual ya es un desastre y me muerdo el labio inferior tan fuerte que temo que sangre—Maldición, te quiero de verdad. No es un juego, no es por un rato, ¡realmente te quiero con el corazón!

Theo suspira y desvía la mirada hacía un costado. El jardín está casi a oscuras de no ser por la tenue luz que irradia de las lámparas gigantes. El lugar que hace mucho estaba rebosante de gente se encuentra vacío… ahora solo somos Theo y yo, enfrentados. 

—Nos hacemos mal, Cristal. ¿Acaso no lo ves? ¿No comprendes? —se pasa el antebrazo por la nariz ruidosa y vuelve a mirarme. Tiene las manos a los costados del cuerpo, los hombros caídos y el pulcro cabello rubio oscuro despeinado, se ve exhausto. Decepcionado. —Tengo que ir a curarme esto, dile a Jenkkis que te acerque a tu casa, ya es tarde.

—Theo…

Intento sujetarlo por su camisa en cuanto pasa junto a mí, directo a la entrada de su casa, mas es imposible. Me quedo ahí afuera con el vestido salpicado por champán, completamente sola.

"Ya es tarde". Sé que se refiere a la noche, pero también sé que es una frase más profunda.

Es tarde para tener algo real.

Solo es atracción.

Es deseo en cuerpo.

Y en alma.

Porque malditamente amo a Theo Dolen.




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