He trotado más de una hora por los alrededores de la casa, pero a diferencia de los últimos tres días anteriores siento como mi resistencia ha mejorado y el cansancio en mi cuerpo es mínimo, casi nulo.
La casa es cómoda y preciosa, la hemos pasado bien entre conversaciones que no me afecten y entrenamientos al madrugar siendo forzada por Jedrek quien se ríe ante mis nulas ganas de hacer algo más que comer. En las noches me obliga a dormir aun cuando no tengo sueño y me detengo a mirarlo cuando se encuentra perdido en su pensamiento mirando en especial hacia el bosque cercano. Cada uno de sus gestos se me hacen tan familiar, tan lindos que hasta niego las ideas que se vienen a mi cabeza.
No podría ser posible, mis sueños últimamente giran en torno a él y una relación que no quiero aceptar. Sería absurdo y aún más extraño encontramos justamente los dos, aquí habiendo tenido una relación más allá de lo amistoso en el pasado.
Así que he dejado esas ideas lejos y cuando Jedrek me comentó que antes era una de las mejores en combate no pude evitar reírme. De todas las cosas del mundo de las que imaginé nunca se me vino a la mente que yo tuviera la capacidad de pelar cuerpo a cuerpo con otros sin terminar desmayada por la presión.
Me explicó que algunas partes de mi aprendizaje no se fueron, simplemente están esperando que yo vuelva a tener un "click" con ellas y volver a dominarlas.
—Una hora y diez minutos, nada mal—se levantó de los escalones de la casa donde se encontraba sentado y me extendió una toalla para secarme el sudor.
Al sonreírme supe que vendría la mejor parte de los entrenamientos, combate cuerpo a cuerpo. Porque en efecto, era muy buena para este, pero aun así no había podido lograr derrotarlo.
—¿Listo para sentir la derrota?
Tomé la espada que me tendió y esperé a que se preparara para empezar a luchar conmigo, tenía como misión hoy día derrotarlo, cosa que se complicaba con los días al tenerme menos piedad.
—No te ilusiones mucho pequeña reina que la que va a acabar en el suelo eres tú.
—¿No me vas a decir por qué me llamas de esa forma? —Me preparé para recibir el primer ataque y esquivarlo exitosamente.
—No.
Le di una patada en el torso tratando de distraerlo y tomar más control en la batalla, pero a los segundos se recuperaba y empezaba a acorralarme con sus ataques.
—Hagamos un trato—bloqueé su espada—si te gano me cuentas el porque me llamas de esa manera.
—¿Y si yo gano?
Retrocedí tomándonos un tiempo mientras hablábamos.
—Pide algo.
Sonrió perversamente y supe que me había metido en terreno peligroso, tenía que ganarle a como dé lugar.
—Acepto.
—¿Qué pides?
—Eso te lo diré cuando gane.
El combate volvió a tomar fuerza y el deseo de ganar por ambos incrementaba nuestras habilidades. Los minutos pasaban y mi derrota estaba cada vez más cerca y no podía perder. Debía ganarle a como dé lugar para ser una presumida y dejar de ser víctima de sus bromas, se había encargado de fastidiarme con cada de mis derrotas.
—Espera...
Me detuve sin soltar la espada y cerré los ojos fingiendo que algo me dolía, solo debía esperar a que se acercara y luego tomarlo desprevenido.
—Annette, respira.
Escuché su espada caer y cuando tuve la oportunidad de tenerlo cerca lo tumbé y coloqué la espada en su cuello sin lastimarlo.
Sonreí—En un combate uno no se deja engañar por su enemigo.
Esperé que se mostrará divertido, pero su reacción fue muy diferente, estaba enojado.
—¿Qué pasa?—pregunté cuando se alejó—Vamos, no puedes enojarte solo porque perdiste.
Me apartó sin ningún cuidado, dejándome en el suelo y se levantó mirándome furioso—No deberías tomarte a la ligera tu situación Annette, se acabó el entrenamiento de hoy.
Y sin más que decir se adentró a la casa azotando la puerta al cerrarla.
Me quedé sentada ahí algunos segundos más reflexionando la situación por varios minutos llegando a la conclusión de que sí me había pasado con esto, no debo jugar con mi situación y peor aun cuando cada que me encuentro mal en su rostro se evidencia lo temeroso que lo pone aquello. Así que esto no había sido divertido, al contrario lo he asustado, si estuviera en su posición también me enfadaría.
Me levanté del suelo sin mi valentía y me adentré en la casa, al ver que no estaba por los alrededores me encaminé a su habitación y me detuve antes de entrar por lo nervios.
Mierda, me había pasado.
Con cautela abrí la puerta y lo observe de espalda mirando hacia la ventana, me acerqué hasta que me sintiera y cuando lo hizo se dio la vuelta con una mirada más calmada.
Podía sentir como el corazón se me saldría del pecho—Lo siento...no debí hacer eso.
Jedrek no dijo nada, se quedó mirándome y empecé a jugar con mis manos detrás de mi espalda.
—Perdón, sé que te he hecho preocupar y entiendo completamente que estés enojado conmigo, tienes todo el derecho a estarlo, yo simplemente me quería disculpar por mi actitud.
Cuando estaba dispuesta a marcharme al no obtener respuesta me llevó hacia su cuerpo y me abrazó tomándome desprevenida. Me tomó unos segundos adaptarme al cambio de ambiente para luego envolver mis brazos a su alrededor expresándole con mi cuerpo que de verdad sentía lo que había hecho.
Cuando callamos lo que sentimos nuestro cuerpo tiende a expresarse por sí solo, una mirada, un beso o un abrazo son más que suficiente para decirle a las personas que los quieres, amas u odias. Tenemos el poder de intimidar y apoyar a otras personas con nuestras expresiones o compostura.
Yo le decía "Lo siento, soy una estúpida"
Mientras que él me respondía un "No lo eres, pero no vuelvas a hacer eso"
—No tienes ni idea de cómo la paso cada que te desmayas.
—Lo sé, lo siento muchísimo.
Nos separamos y sonrió perversamente, otra vez estaba maquinando algo en mi contra.