No Trates De Amarme

°☆° CAPITULO II °♡° UN RECUERDO °☆°

Hace 1029 años nació una chica en la capital de Grecia, que es Atenas, esta chica creció en una cabaña que quedaba cerca de un bosque.  
 
Todo el mundo se sorprendía por su belleza y su inteligencia, que la consideraban como una mini diosa, todas las personas en donde vivía la adoraban mucho, le tenían mucho cariño debido a su forma de ser, era una chica que le gustaba ayudar a las demás personas así no le dieran nada, porque eso para ella le daba gran felicidad. 
 
A sus 14 años la atrajo una cueva, pero lo que llamo más su atención fue la voz a la que la llamaba a este lugar, ella siguió con desconfianza hasta que llego a la cueva, se detuvo un tiempo pensando si era bueno entrar hasta que decidió entrar, vio esto un nuevo lugar por descubrir.  
 
Al entrar se sorprendió, porque no era una cueva común ¡no! Era una cueva muy hermosa llena de pinturas, esta cueva tenía pinturas sobre los dioses con los que fue criada, además que tenía dentro de ella un hermoso pozo que a su alrededor estaba lleno de césped y de flores, era un mundo diferente en la cueva, era muy diferente al mundo exterior. Ella se encontraba en lo más profundo de la cueva, en aquellas paredes había hermosas enredaderas, que se encontraban pegadas a la pared y algunas atrapaban al pozo.  
 
- ¡WOW! Que hermoso- dijo aquella chica. 
 
Al poco tiempo decidió recostarse cerca del pozo que estaba en todo el centro de la cueva observando el césped y las hermosas flores que había en aquel lugar, flores que nunca había visto en esa corta vida que llevaba.  
 
Después se acercó hacia el pozo, donde había agua, pero no agua normal, si no que era colorida, con un color azul muy brillante, y el agua iluminaba toda la cueva, esta era la que le daba luz a toda la cueva.  
 
Después de un tiempo de observar el agua la chica escuchó un fuerte golpe, ¡la puerta de la cueva se había cerrado!  
 
Desconcertada solo gritaba ayuda, pensaba que le iba a pasar algo malo, que era una trampa, pero no se esperaba que esto le cambiara su vida.  
 
-Alguien que me ayude- gritaba preocupada la chica. 
 
—Por favor ayúdenme— gritaba sin parar hasta el punto de empezar a llorar.  
 
La chica furiosa se acercó al pozo - maldito pozo, ¡por tu culpa he quedado atrapada en este lugar! -  
 
Se recostó en el césped y durmió un rato, cuando se había despertado había encontrado a un ser muy hermoso. Tenía ojos de color océano, cabello de noche, un rostro muy hermoso con labios carnosos, nariz respingada y su piel clara igual al color de la leche con tonalidades rosas en sus mejillas, codos y rodillas.  
 
- ¿Te encuentras bien? - preguntó aquel ser.  
 
La chica sacudió sus ojos fuertemente, no podía creer lo que veía, pensaba que estaba soñando esta parte, debido a que durmió un rato.  
 
-Están guapo- pensaba, pero aún se cuestionaba si era un sueño o eso que le estaba pasando era real. 
 
- ¿Estas bien? - preguntó de nuevo aquel ser. 
 
- ¿Quién eres? ¿Tú fuiste el que me encerrarte acá? ¡déjame salir! - expresó asustada - además ¿esto es un sueño? - 
 
- No puedo responder aquellas preguntas hasta que me digas ¿cómo te sientes? - habló aquel ser.  
 
- Pues mejor no hablare- respondió cruzando los brazos. 
 
Paso un tiempo en el que ninguno dijo una palabra hasta que aquel ser se pronunció.  
 
- Soy Damián y he venido hasta aquí para que cumplas con tus deberes, con los deberes que tu dios te ha enviado, no te secuestre, tu viniste hasta acá por la voz de aquel Dios que me envío, además esto es real- habló aquel ser.  
 
-Estoy bien, ahora si me encuentro bien, pero tengo una pregunta muy curiosa, ¿eres humano? Porque para ser te sincera eres muy guapo para ser un humano- expresó la chica sonrojándose, era la primera vez que había visto a alguien tan lindo.  
 
- ja ¡humano!, no, no soy humano y odio los humanos, porque por culpa de ellos perdí a alguien quien amaba- dijo aquel ser.  
 
-Entonces ¿por qué me hablas si soy humana? Y ¿a quién perdiste? - dijo la chica curiosa. 
 
-tú no eres humana y por eso me gusta, por eso te hablo, además te diré solo lo que tienes que hacer para luego ir me y por el otro lado, eso no te conviene saberlo- dijo aquel ser.  
 
- Me acabas de decir chismosa y ya te iras tan rápido, bueno su pongo que es la orden de tu Dios - dijo la chica. 
 
—No te preocupes, que en el peor momento llegare a salvarte—dijo aquel ser. 

-Si tú lo dices- habló girando los ojos –oye y ¿por qué tienes que llegar en el peor momento de mi vida?, no creo que cumplas eso, puedes que llegues en otro momento, pero en el peor no- 
  
-Solo lo ando diciendo, porque de algún modo u otro tengo que regresar a tu vida- habló mirando los ojos de la chica.  

- Ahora te hablare sobre tu deber, lo único que tienes que hacer es matar a demonios con estas armas que te daré, son flechas mágicas y un arco mágico, tienen magia celestial muy poderosa que los matará de un solo flechazo, trata de apuntar les al corazón o a la cabeza, así no tendrán menos posibilidad de salir de ese lugar- aclaró sobre el deber de la chica.  
 
-Aquí tienes, todas aquellas flechas serán eternas no necesitarás de buscar más, porque la aljaba te dará las flechas que necesites, siempre aparecerán dos, pero cuando saques una, surgirá otra así que no te preocupes, el arco también es mágico y tendrás una protección muy poderosa por parte de los dioses, en estos momentos no te diré ¿Quién eres?, pero es mejor que no me recuerdes- agregó. 
 
-Espera, puedo pedirte un favor- habló. 
 
Aquel ser asintió.  
 
-Entendí toda tu explicación solo debo tener buena puntería, pero aun no entiendo ¿Quién eres para mí? Y quiero al menos recordar tu nombre- expresó triste.  
 
Aquel ser se acercó a la chica sujetando su rostro en sus manos. 
 
-Te he dicho que no te puedo decir nada, tú encontrarás las respuestas cuando crezcas, lo único que te pido es que nunca trates de hacer te daño a ti misma- hablo preocupado mirando sus ojos. 
 
- ¿por qué me haría daño? - cuestionó- así de dura se convertirá mi vida que puedo llegar a hacerme daño-  
 
- Ya lo veras cuando crezcas, aquí tienes la aljaba y el arco para que empieces a matar a aquellos demonios- concluyo aquel ser. 
 
El ser se acercó al pozo y sacó agua de aquel lugar en sus manos.  
 
-Es mejor que bebas esto para que estés más segura- dijo.  
 
La chica solo lo bebió.  
 
-Otra cosa, me he presentado yo, pero no me has dicho tu nombre-  
 
La chica solo se río.  
 
- Me llamo Artemisia que significa manantial, pero también significa grande, excelente y sagrado, además deriva del nombre Artemisa que es la diosa de la caza- expresó orgullosa. 
 
-como sabes de cosas, por algo nunca me has decepcionado, eres una chica muy inteligente- expresó coqueto, guiñándole un ojo. 
 
-no trates de ser muy coqueto, además ¿por qué tienes cuerpo de humano si no eres humano? - preguntó curiosa analizándolo de los pies a la cabeza. 
 
-porque me gusta estar así, además nosotros estuvimos antes que los humanos-  
 
-Que hermosa sorpresa, mejor olvídalo, en conclusión, no más recordaré lo de las flechas y como matar a los demonios, después de que te vayas-  
 
-Pero antes de eso tengo que hacer otra cosa- habló mirando sus labios.  
 
Se acercó más hacia ella -Puedo besarte, así sabré ¿Cuándo me necesitarás? Dejaré una marca para que tu subconsciente pida ayuda cuando más lo necesites-  

-Malditas excusas y mentiras, solo lo dices porque quieres eso- pensó Damián. 
 
- ¿Quién dijo que no? -  
 
Logró su objetivo al fin de cuentas, que era besarla, y luego Artemisia cayó en un sueño, él la llevara a su casa, pero ella solo recordara lo de su deber. 
 
-Nos veremos muy pronto mi querida Artemisia- habló llevándola en sus brazos para dejarla en su casa. 
  
Dos horas más tarde la chica se levantó confundida de lo que había sucedido, solo recordaba lo que aquel ser le había dicho sobre los demonios y sólo su nombre.  
 
- ¿Quién era? ¿Por qué no puedo recordar su rostro ni lo otro que dijo? ¿Lo veré de nuevo? -  habló al levantarse. 
 
-Creo que debo empezar con mi deber- habló emocionada. 
 
Abrió su armario para buscar ropa para cambiarse la que tenía puesta, cuando encontró un traje de guerrera con la aljaba y el arco.  
 
-Que lindo traje- se lo colocó y sabía que este era el que le habían dejado para su deber, así que quiso empezar con aquello que le habían dicho - Que comience la diversión-  
 
La chica salió de la casa con el traje puesto, una coleta que recogía a la perfección su cabello y empezó a profundizarse en el bosque para buscar a aquellos demonios.  
 
-Desquiciados seres del inframundo, ¿qué esperan para venir? - gritó contenta.  
 
A sus 14 años Artemisia había conocido a aquel ser que sería todo para ella que por este momento recordara solo su nombre, empezó a ver aquellos demonios para matarlos, había recibido otro poder más.  
 
Cada día desde este día empezaría a recibir los poderes que le pertenecen, pero aun así le costará saber lo que es, y por eso empezara a llevar una vida muy dura, llena de sufrimiento. 

Se encontraba atenta ante cualquier ruido que se escuchara cerca de ella o dentro del bosque en donde se encontraba, al poco tiempo vio uno y se quedó sorprendida a la forma del cuerpo de aquellos seres.  
 
Eran horripilantes, con una cabeza que tenía dos cuernos con una cruz invertida y una estrella, ojos negros, un cuerpo que tenía dos colas y eran de color negro con rojo. Tenían una altura como de unos dos metros y tenían una sonrisa que llegaba de cuerno a cuerno.  
 
Dejo de hacerse la sorprendida y saco una de las flechas de la aljaba, ella solo deseaba matarlos, quería cumplir el deber que le dio su dios.  
 
-Aquí viene uno- habló dándoles la misma sonrisa, una sonrisa tan perversa que era idéntica a la que ellos le daban a ella. 
 
Empezaron los disparos con las flechas, aquellos demonios se convertían en cenizas, cenizas que se iban dispersando con el paso del tiempo mientras el viento se los llevaba, unas cenizas de color rojo que al poco tiempo se colocaban negros, no como las cenizas cuando se quemaba algo. 
  
-Creo que ya me divertí mucho- habló después de un tiempo. 
 
-Mejor regreso a casa, creo que mamá debe de estar muy preocupada-   
 
Se fue del bosque y llegó a su casa, pero antes de eso se había vestido, había cambiado aquel traje a un vestido normal de su época.  
 
-Hola mamá, ¿cómo estás? - expresó sonriente. 
 
-Muy bien mi querida hija, cariño ven a cenar, baja a mis dos ositos- habló dándole una mirada cálida, donde demostraba el amor que le tenía. 
 
-Hermanita- dijo su hermano de 6 años dándole un abrazo. 
 
-Hola hermanito- contestó abrazándolo. 
 
-Hola hermana- dijo su hermano mayor de 19 años. 
 
-Ahora si vamos a cenar, pero antes de eso vamos a orar por los alimentos- dijo la madre.  
 
-Gracias dioses por estos alimentos, por darnos un día más de vida y por permitirnos compartir todos en familia, gracias por ser tan considerados con nosotros los humanos, sin ustedes no sabríamos que fuera de este mundo, de nuevo te agradezco por dar nos un cuerpo y una muy buena vida- expresó su madre. 
 
-Ahora pueden cenar- comunicó.  
 
-No puedo soportar el dulce y delicioso sabor que me hace sentir las comidas de mi madre, no sé qué haría si ella no estuviera a mi lado- pensó Artemisia. 
 
-Quisiera hacerlos muy felices, pero solo tengo que seguir siendo esa excelente hija que soy- pensó Artemisia. 
 
Llego la hora de dormir y Artemisia solo pensaba en hacer feliz a su madre y en lo divertido que fue matar a esos demonios.  
 
-Hoy fue un día maravilloso, para tener mi edad es muy sorprendente saber tantas cosas, pero no es mi culpa ser una niña prodigio, con una inteligencia que ningún otro humano tiene- hablo para ella misma. 
 
Sacudió la cama, se recostó en ella y se puso una cobija encima de su cuerpo de cabeza a los pies.  
 
-Buenas noches- murmuró antes de dormir.  
 
Cinco años más tarde:  
 
Artemisia tenía tan solo 19 años, cuando se le presentaría su peor desgracia que le dejaría su corazón desgarrado.  
 
Aquella tristeza la llevaría toda su vida, aunque realmente no era su familia como tal, ella creció junto a esta, pero no se dio cuenta de que fue engañada al decirle que estuvo durante 9 meses en el vientre de aquella mujer a la que llamaba mamá.  
 
-Aquí vamos de nuevo con estos demonios, ahora se les ocurrió entrar en los cuerpos de las personas, he matado a más de 10 personas por esos demonios, a veces me acostumbro a ver esas situaciones- dijo la chica mientras buscaba demonios.  
 
Empezaron a aparecer más de cien demonios eran un montón así que Artemisia sin pensarlo dos veces empezó a disparar ¡qué gran puntería tiene esta chica!  
 
Tras cumplir esto, de nuevo se dirigió a su dulce hogar, pero no se esperaba la sorpresa de que todas las personas en donde ella vivía con su familia habían sido poseídos por aquellos malditos seres. 
 
-Hola familia regrese después de dar un paseo- mintió la chica.  
 
- ¿Familia? - hablo preocupada. 
 
Artemisia empezó a buscar por toda la casa a su familia, antes de ella haber entrado a su casa había entrado por un escondite que tenía la casa para dejar sus armas en la habitación donde descansaba.  
 
Siguió buscando hasta que llego a la carretera y se encontró con la sorpresa de que podía ver aquellos demonios dentro del cuerpo de aquellas personas.  
 
-Hola mi querida cazadora, ¿qué esperas para matarnos? - dijo un demonio que estaba dentro del cuerpo de su hermano mayor.  
 
-No, esto no puede ser, ¿por qué hacen esto? No pueden sobrevivir sin involucrarse en las vidas de los humanos- hablo cristalizándosele sus ojos. 
 
- ¿Qué esperas? Somos demonios, ¡nos gusta hacer estragos ¡- habló sonriendo.  
 
-Atrapen la- dijo aquel demonio dirigiéndose a los demás.  
 
-Jamás me atraparan malditos seres- expresó.  
 
No espero más para salir corriendo hacia su casa, aquellos demonios la seguían con una gran velocidad.  
 
Logro llegar a casa y con una gran fuerza sujetó la puerta mientras trataba de cerrar la con candado y poner les varias cosas para dar más peso.  
 
-Ahora vamos a buscar mi arma para destruirlos, malditos seres- hablo enojada mientras caían lágrimas de sus ojos. 
 
Artemisia salió corriendo hacia su cuarto buscando el arma, lo encontró y lo sujeto con fuerza, metió el vestido en la aljaba y antes de salir por la azotea se limpió aquellas lagrimas que no paraban de salir.  
  
Silenciosamente se fue acercando a la orilla del tejado para poder disparar.  
 
-Ahora tomaré mi venganza- pensó.  
 
Empezó a disparar y con cada flecha que lanzaba veía como aquellos malditos seres empezaban a convertirse en cenizas, no podía hacer nada más que matar a las personas que ya no eran personas de verdad, solo eran cuerpos poseídos por demonios.  
 
Aquel demonio que había enviado a los otros había llegado al lugar, cuando noto a la chica en el tejado, decidió sacar sus alas para dirigirse al tejado para así poder atraparla.  
 
-No escaparás tan fácilmente de mi- expresó sonriente.  
 
-Pues ¿Quién te dijo que me dejaré atrapar? - contestó. 
 
Artemisia salió corriendo por los tejados de las casas, casas que se encontraban solas, porque habían muerto aquellas personas después que habían sido poseídas por esos demonios.  
 
Artemisia, cuando iba a pasar a otra casa, dio un paso en falso, cayó dentro de la casa quedando atrapada.  
 
- ¿Qué carajo? - expresó furiosa. 
 
-Ahora no escaparás- confesó el demonio riéndose.  
 
La chica solo choco sus brazos en x para proteger su rostro a lo que hizo explotar el lugar con un brillo muy poderoso que hizo que murieran esos demonios.  
 
- ¡No hagas eso! - dijo el demonio antes de desaparecer en una inmensa nube de ceniza junto a sus otros malditos acompañantes.  
 
Al poco tiempo Artemisia quito los brazos de su rostro y trato de salir del lugar, el lugar lleno de escombros por aquella luz que salió dentro de ella.  
 
- ¿Madre, Padre, Hermanos? - preguntaba Artemisia.  
 
- ¿En dónde están? - gritó cristalizándosele sus ojos de color verde. 
 
-No puede ser cierto- dijo cayendo al piso golpeándolo con fuerza.  
 
-A esto me envío aquel Dios, a que perdiera a mi familia- gritó enojada, triste, en ese momento tenía un mar de emociones que invadían su mente.  
 
- ¿por qué?, acaso esto es un castigo, ¿por qué permites que aquellos demonios puedan entrar en el cuerpo de los humanos? Quieres que mueran, ¿por qué no me dejaste morir en vez de mi familia? - gritó la chica mirando hacia el cielo mientras lloraba.  
 
-Malditos demonios, no puedo maldecirlos porque ya están malditos, pero no importa, ahora destruiré todo estos Malditos para que dejen de poseer a más personas y alejarlos de sus seres que más aman- expresó sintiendo como su corazón se desgarraba de aquel dolor, lo que hasta este punto más amaba se lo habían quitado en menos de una hora y solo por esos malditos demonios.  
 
Con todo el dolo del mundo que sentía dentro de ella, decidió irse de ese lugar, ya que no había quedado nada a parte de solo escombros y también pensó que esta era su mejor decisión. 
  
-Ahora me dedicaré a matar a todos estos demonios, tomaré 20 años más para exterminarlos- expresó de nuevo  
 
-Adiós mi querido hogar, hogar en donde perdí a mi familia- expresó con los ojos hinchados.  
 
Se marchó del lugar poniendo se aquel traje que le habían dado sus dioses y aquel traje que tenía puesto lo quemó, se fue con su aljaba colocándose lo de medio lado en su espalda, dentro del aljaba había metido el arco.  
 
-Ahora que empiece el juego y mi venganza, desgraciados seres del inframundo- habló sonriendo.  
 
Se fue del lugar hasta llegar a Éfeseo, se aposento en un hogar muy acogedor en aquel lugar, empezó a trabajar, pero nadie sabía su secreto y era que por la noche iba de casería por las calles y los bosques de este lugar a matar demonios.  
 
-Es hora-  
 
-Hora de divertirse y de vengarse-  
 
-Hora de matar a esos malditos que no merecen existir- Dijo con una gran sonrisa Artemisia.  
 
En el monte Olimpo:  
 
-Se ve tan bonita tomando venganza- expresó Ares recostando sus manos hacia su rostro.  
 
Gea solo lo miro enojada.  
 
-Solo estoy dando mi hermosa opinión- habló Ares.  
 
-Pensando de buena forma, ¿por qué Artemisia tuvo que haber reencarnado de nuevo?, aunque tiene el mismo cuerpo y todo, pero ¿Quién le dio ese castigo? - dijo Atenea.  
 
-Sabes ¿por qué el otro ser sabe lo qué es?, aquellos seres que no quieren admitir lo que son en su primer viaje a la tierra tiene que morir, pero reencarnar de nuevo, es algo muy horrible, pero así lo decidió Caos- dijo Gea.  
 
-No quiso aceptar lo ¿qué era? Así que le quitaron su otra mitad, sabes sobre la historia de Yin y Yang, pues ellos son esos, así que esa historia es verdadera- dijo Gea con los brazos cruzados.  
 
-Ambos eran el completo de cada uno, pero ambos se odiaban al mismo tiempo, así que al no admitir que eran el uno para el otro y al empezarse a hacer daño entre ellos, Caos decidió separarlos, en esta vida la chica que hasta ahora tiene 19 años a conocido a su otra mitad, pero aquel le borro la memoria para que no lo recordara- habló Zeus.  
 
-Hace 5 años se encontró con aquella señal y al encontrarse con ella pudo salir de aquel lugar, además fue castigo por parte de Caos siendo atrapado en aquella cueva a la que entró Artemisia, además solo ella lo podía liberar- dijo Afrodita.  
 
-El amor es algo que no se puede negar y más entre aquellos dos seres, pero ninguno lo admitió así que fueron castigados, ahora deben encontrarse en el momento indicado- dijo Afrodita.  
 
- y en esta vida se encontrarán cuando la chica este en el "peor momento de su eterna vida", que absurda excusa la que le dijo- expresó Ares.  
 
-Enserió ¿no sabías la historia de estos dos? - preguntó Gea.  
 
-No le tome tanta importancia- dijo Atenea.  
 
-Aunque recordando aquí, Zeus tiene el deber de guiar a Artemisia para que entienda lo ¿qué es? - dijo Atenea.  
 
-No me lo recuerdes, muy pronto empezarán las quejas, cuando se enterré que no puede morir- habló Zeus con un gesto de mal gusto al no querer asumir ese papel.  
 
- Menos mal que a mí me toco en la otra vida de ella- dijo Rea.  
 
- Sí, pero te exageraste en decirle lo ¿qué era? - dijo Zeus.  
 
-Bueno, ya, nunca fue mi intención- expresó Rea cruzando los brazos y mirando de medio lado. 

-Pero hay algo más que se le olvido a Zeus contarle a Atenea- informó Gea.  
 
- ¿qué? - preguntó Zeus. 
 
-Antes de eso voy a explicar un poco sobre el Yin y yang- comunicó Gea. 
 
-El Yin y el Yang son conceptos fundamentales en la filosofía y la cosmología china, especialmente en la tradición taoísta. Estos términos se utilizan para describir la dualidad y la interconexión de las fuerzas opuestas y complementarias que rigen el universo. - explicó Gea. 
 
-La idea del Yin y el Yang se remonta a la antigua China y se encuentra en el corazón de muchas filosofías chinas, incluido el taoísmo y el confucianismo. - siguió hablando Gea.  
 
-Su origen se asocia comúnmente al "Yijing" o "I Ching," un antiguo libro de adivinación y filosofía china que se ha utilizado durante siglos para tomar decisiones y comprender el mundo. Los conceptos del Yin y el Yang se derivan de la observación de la naturaleza y de la creencia de que el universo se rige por un equilibrio dinámico de fuerzas opuestas. - de nuevo habló Gea. 
  
-  El Yin es el principio femenino, oscuro, receptivo, pasivo y frío. Se asocia comúnmente con la luna, la noche, lo interior y lo tranquilo. Ejemplos de elementos Yin incluyen la tierra, el agua y la relajación- dijo Gea.  
 
-Y ¿el Yang? - preguntó Zeus.  
 
- El Yang es el principio masculino, luminoso, activo, cálido y expansivo. Se asocia comúnmente con el sol, el día, lo exterior y lo en movimiento. Ejemplos de elementos Yang incluyen el fuego, el cielo y la actividad- contestó Gea.  
 
-Y entonces a que historia te referías que era verdad si no hay una historia como tal- habló Atenea.  
 
-Es realmente una historia, indica que ambas fuerzas son de manera opuesta y si una es más poderosa que la otra, el mundo se encontraría en desequilibrio, por eso me refiero a ellos dos con el Yin y el Yang- hablo Gea.  
 
-Se nota la fascinación que tienes por las teorías que escriben los humanos, pareces más una diosa de lectura e historia que lo que eres- expresó Zeus con tono burlesco.  
 
-Mira Zeus, además de mi rol como tal de diosa también me gusta leer y si trata de teorías de la creación de su raza humana o de cómo surgieron ciertas cosas pues me tomo el tiempo para leerlas no soy como ciertos dioses que no hacen nada y se la pasan haciendo conflictos- dijo de manera irónica.  
 
En ese momento observo a Ares y a Zeus dando a entender que se refiere a ellos dos.  
 
- ¿por qué me miras a mí? Acaso yo fui él que dije eso- expresó Ares.  
 
-No, pero es verdad, solo te la pasas creando conflicto entre los humanos, Atenea también es diosa de la Guerra, pero de manera buena, cuidando de los que pelean- aclaró Gea.  
 
-Ares hijo de Zeus y Hera dios de la guerra que a diferencia de Atenea porque su capacidad bélica más que estar direccionada a la estrategia, lo está a la agresividad y a la sangre así que tu representas la naturaleza terrorífica de la guerra y la violencia, así que tu no racionalizas- expresó Gea burlona. 
 
-Mira al menos soy hijo del dios del olimpo y del Cielo- Manifestó Ares manteniendo el gesto serio.  
 
-No puede ser, todos somos una familia y cada momento que se pueda, pelean por cualquier tontería que dice el uno al otro- Balbuceo Nix . 
 
-Y eso ¿qué? - Exclamó Ares y Gea al momento empezaron a brillar sus ojos, en Ares brillaron de un color rojo y en Gea de un color verde.  
 
-Solo andaba opinando- habló Nix.  
 
No podían parar el conflicto de Ares y Gea hasta que Zeus los detuvo utilizando la fuerza y la levitación para poder separarlos.  
 
-Los separo antes que se agarren a coñazos- habló Zeus burlándose.  
 
-Más bien, ¿qué era lo otro que ibas a decir Gea? - Manifestó Zeus.  
 
-Dile a Ares que te contesté- Manifestó Gea.  
 
- ¡Dios mío! Ustedes sin mi formarían una guerra desde lo divino, más bien contéstale a Zeus, señorita Gea, tú eres la que sabe más de todo este tema que nosotros juntos- Comunico Hermes.  
 
-Además va a tocar aplicar la psicología con la que tanto trabajan aquellos humanos, a ver si aprenden por lo menos a controlarse y así poder disminuir tantos conflictos- Alegó Hermes.  
 
- Y por qué mejor no te largas tu y aprendes de la psicología para ti mismo- expresó enojado Ares -ahora me vienen a comparar con esos humanos-  
 
En el caso de Gea, ella solo fijo la mirada en Hermes.  
 
- Lo otro que iba a decir era ¿qué?, si el chico desea que Artemisia no recuerde su pasado o lo que él le dijo en la cueva cuando lo conoció lo puede hacer, él tiene el control de los recuerdos de Artemisia- Comunicó Gea.  
 
- ¡¿Cómo?!- Exclamó Atenea.  
 
- Caos le ejerció ese poder después del castigo de ambos, ambos tienen bajo poder el control del otro, en este caso el chico tiene el control de los recuerdos de Artemisia y Artemisia tiene el control de la liberación y la forma en que él actué en las situaciones cotidianas de los humanos- Contestó Gea vigilando a Hermes.  
 
- Si quieren saber más de ello, Hermes les puede contar- informo Gea y a la vez en sus ojos había una chispa de alegría y armonía.  
 
- ¡Pero! - Exclamó Hermes.  
 
Gea se fue de lugar al mundo de los humanos con un aspecto humano de una mujer muy bella.  
 
Cabello lisado de color oscuro, el color de sus ojos era entre verdes y azules, ojos rasgados, y un cuerpo perfecto, las mujeres en el lugar envidiaban su cuerpo, porque al juntar su rostro con su cuerpo daba una bella muy armoniosa y divina. 

- ¡qué mujer tan bella! - Susurraban entre los hombres del lugar.  
 
Gea no les tomaba tanta importancia y se dirigía hacia su objetivo. 
 



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Editado: 30.06.2024

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