No Trates De Amarme

°♡° EN BUSCA DEL OBJETIVO°♡°

-Atenea ¿en dónde estamos? ¿dónde está la casa que dijiste que andaba cerca de la chica? - habló Ares enojado.
-Pero, Ares si eres fastidioso, estas ciego o algo por el estilo, no vez que esta es la casa en donde vamos a convivir- alegó Hera.
- ¿Qué?, esa casa tan grande es la de nosotros- dijo sorprendido.
-No idiota es la de al lado, esa casa es la de la chica que tenemos que vigilar- habló Hera.
-Vamos a entrar- Habló Hipólita.
Ares solo se quedó un rato afuera comparando las casas. Aunque ambas eran grandes, la que llamaba la atención en este lugar era la casa de Artemisia.
- ¡Ares! Gritaron a la vez Hera e Hipólita.
-Ya voy- dijo Ares corriendo hacia la casa.
Todos entraron al mismo tiempo, pero se llevaron la sorpresa de que Apolo se encontraba sentado en el sofá de la sala.
-Bienvenidos a mi humilde hogar en este mundo lleno de humanos- habló Apolo tomando una copa de vino.
-Vaya sorpresa, por casualidad no es tu casa- Dijo Ares.
- ¡Oh! Mi querido Ares, es más fácil de ver, claro que es mi casa, por algo estoy dentro de ella- dijo rodeándolo.
-Ja, que hermosura, al fin y al cabo, tú te vas a ir, porque no haces parte de lo que nos tocó- Confesó Ares.
- ¿Quién dijo que me iría?, por algo me quede esperándolos, quiero descubrir lo que pasa entre esos dos seres, quiero ser el mensajero de lo que hagan ustedes- explicó Apolo.
-No es eso, él lo que quiere es andar de chismoso, así como dicen los humanos, ya conoces muy bien a Apolo, él siempre se entromete en todo, o no ¿es así Apolo? - habló Hera.
-Eso no se llama chisme y no es entrometerme, solo quiero conocer a la chica, a ver si es lo que ustedes dicen de que es muy hermosa y que resalta en la belleza de todos los humanos y hasta es más bella que las diosas- confesó Apolo.
-Sí fueras un humano, cupido ya te hubiera flechado, aunque en la vida pasada de ella termino flechado sin necesidad de cupido- dijo Hipólita riendo.
- ¿Como si fuera así de bella a como era en su vida pasada para volverme a enamorar? - cuestionó Apolo.
-Te vas a llevar una sorpresa, Apolo- Confesó Hipólita.
- ¿Como que Apolo estuvo enamorado de ella? - se preguntaron en un susurro al mismo tiempo Ares y Hera.
-Pero de que me perdí- Susurro Ares.
-De que nos perdimos- le susurro Hera a Ares.
-Saben una cosa, voy a saludar a su nueva vecina, es decir a Artemisia- habló Apolo.
- ¿A dónde vas? - expresaron al mismo tiempo Hipólita, Ares y Hera.
- ¿A dónde voy? Ya les dije, voy a conocer a la que tenemos que estar vigilando, voy a pedir un poco de azúcar y ya, ese cuento que hacen los humanos para mirar quien es su nueva vecina- confesó Apolo.
Apolo al abrir la puerta de la casa se dio de cuenta que Artemisia estaba ahí a fuera, enfrente de la puerta de entrada.
-Hola, ustedes son los vecinos nuevos, mucho gusto me llamo Artemisia- habló.
Apolo no pudo decir nada, a tal belleza que estaba viendo.
-Hola, si, somos tus nuevos vecinos, para ¿qué nos necesitabas? - habló Hipólita con una voz agradable.
Artemisia no prestó atención a lo que dijo Hipólita, porque ella andaba concentrada mirando a Apolo.
-Ven aquí Hera, no crees que estos dos andan de mucha mirada, que ni le prestaron atención a Hipólita- le susurró Ares a Hera.
-Es que el no pudo resistirse a tanta belleza- le susurró Hera a Ares - además creo que Apolo ya nos dañó nuestro querido plan-
- ¿Quién de todos dejo que viniera Apolo? - le preguntó Ares a Hera.
Mientras tanto en el monte Olimpo:
- ¡Gea! - gritó Hermes, dirigiéndose a donde andaba Gea.
- ¿qué paso? - cuestionó Gea.
-Tú sabes a quien de nosotros se le dio la brillante idea de dejar que Apolo fuera a la Tierra- habló Hermes.
-Si supiera, te hubiera contado- contestó Gea.
- ¿Cómo que dejaron que fuera Apolo a la Tierra- preguntó preocupada Nix – Por favor, ¿a quién se le ocurrió esta idea? Todos sabemos cómo es Apolo- termino de hablar Nix, ella se enteró de esto al estar sentada al lado de Gea.
-No lo sabemos- gritó Gea y Hermes.
-Es mejor que Zeus no se entere de esto- habló Nix.
- ¿De que no quieren que me entere? - apareció Zeus cuestionándolos.
En ese momento Nix y Gea se hicieron detrás de Hermes, sin poder contestar la pregunta de Zeus.
- ¿De que no quieren que me entere? - volvió a preguntar Zeus con mirada fulminante.
-Pues de que Apolo bajo a la Tierra a confesarle su amor a su amor prohibido- Habló Atenea.
- ¡¿Qué Apolo bajo a la Tierra?!- dijo Zeus.
- ¡que sí!, no se quien lo dejo ir, pero vamos a estar en graves problemas si Apolo se entromete en el destino de esos dos, tú sabes cómo es Caos, además por culpa de Apolo fue que ellos recibieron ese bello castigo- Aclaró Atenea.
- ¿Qué Apolo fue el responsable del castigo de esos dos? - Pregunto asombrada Hera, al entrar su pensamiento en el monte Olimpo.
- ¿Por qué esta el pensamiento de Hera aquí? - preguntó Zeus.
-Es porque Apolo ya volvió a meter la pata en donde no le conviene, ese malcriado dios, necesito que me digan ¿quién dejo ir a Apolo a la Tierra? - confesó furiosa Atenea.
En ese instante apareció Afrodita a lo cual todos la voltearon a ver.
- ¡¿fuiste tu Afrodita?!- preguntaron todos al mismo tiempo.
-Solo por ser la diosa del amor no quiere decir que yo sea la responsable de que Apolo se escapara, además ya saben cómo es Apolo de escurridizo, él me dijo que iba a hablar con Zeus de algo y volví a caer en sus mentiras, ese Apolo ¡sí que sabe mentir! - confesó Afrodita.
-Afrodita! - Gritaron todos al mismo tiempo.
- ¿Ahora que haremos?, solo toca esperar a que Apolo no termine de meter la pata, Además, cuando piensa aparecer Damián a la vida de Artemisia, ¿no creen que ya fue suficiente tiempo? - habló Atenea.
-Más bien que llegue antes de que le quiten de nuevo a su amada- Expresó Hermes.
- ¡Hermes! - Gritaron todos a la vez.
-Ay solo estaba dando mi punto de vista- Respondió.
Mientras tanto en la Tierra:
-Hola- repitió Hipólita.
- ¡Ah!, hola mucho gusto, me llamo Artemisia- habló sorprendida.
-Sí claro, ya lo sabemos, además ya dijiste tu nombre hace momento- Habló Ares con los ojos cruzados.
-Y a este ¿quién lo llamo?, lo siento, será que me pueden decir sus nombres, es que los necesito para tener el listado de los vecinos de esta localidad- habló Artemisia con un cuaderno y un bolígrafo en la mano, pero al mismo tiempo ignorando a Ares, que en ese momento andaba furioso al ver que Artemisia le había contestado.
-Maldita mocosa- Dijo Ares, poniéndose colorado como un tomate de tanta ira.
-Ares, cálmate- dijo Hera sosteniéndolo del brazo.
Ares solo miro a Artemisia de mala gana, ya deseaba Ares que se acabará su deber al estar involucrado en el plan que tenían ellos, pero como ya se sabe él estaba en contra de esto.
-Esto me pasa por no ser bueno en los juegos- susurró para el mismo.
-Bueno, mucho gusto Artemisia, me presentó, me llamo Hipólita, el chico que está detrás mío se llama Ares, la chica que esta junto a Ares se llama Hera y el que está a mi lado se llama...- Apolo no dejo terminar a Hipólita.
-Mucho gusto Artemisia, me llamo Apolo, es un placer conocerla- habló de manera coqueta.
- ¡oh! Mucho gusto Apolo, Hipólita, Hera y ¿cómo era que te llamabas? - contestó Artemisia confusa.
-Me llamo Ares, Soy Ares, niña tonta, acaso es tan difícil que te aprendas mi nombre- alegó de manera grosera, Hipólita solo lo miro enojada junto a Apolo y Hera le metió un peñizco.
-Más niño tonto serás tú, ja, que tal este niñito, recién llega a la localidad y ya se comporta todo grosero, sabes una cosa te voy a advertir de una, que aquí no se admiten peleas entre vecinos y tú eres una persona muy grosera, eres igual que ese tal dios de la guerra, ¡es que hasta se llaman igual!, pero eres más lindo que él- Artemisia dijo estas últimas palabras con una sonrisa muy exagerada.
-Mira ¿quién habla?, acaso te crees muy linda, eres una persona muy fea, ¿quién te dijo que eras linda?, no sé cómo tus padres te quisieron con esa actitud y ese físico tan horrible- contestó Ares de manera altanera.
En ese mismo instante entro Artemisia y fue hacia donde estaba Ares, y le dijo lo siguiente lanzándolo al sofá que estaba detrás de él.
-Mírame bien y recuerda lo que te voy a decir, ¡no te metas conmigo, ni con mi familia, en especial con ellos, acaso sabes lo que viví para que me hables de esa manera tan cruel, solo porque te dije que eres más lindo que Ares, maldito mocoso antes agradezca que te alagaron y mejor me largo antes de que forme un escándalo! - antes de irse Artemisia, se despidió de Apolo- En cambio tú, si me das buena espina igual que las otras chicas, nos veremos la próxima vez, pero para ese mocoso no quiero una próxima vez- estas fueron sus últimas palabras antes de irse.
-Ares- gritaron al mismo tiempo furiosos.
—¿qué?, si ella empezó— confesó desvergonzado.
-Ja, ahora resulta que lo ofendieron solo porque le dijeron la verdad delante de él, el Ares humano se ve mejor que en forma de dios- dijo Apolo riéndose.
-Ven acá pequeño mocoso- en ese momento Apolo empezó a correr por toda la casa, mientras Hera e Hipólita sujetaban a Ares para que no fuera detrás de Apolo.
-Suéltenme- Grito Ares.
-Ya, Ares es hora de que te calmes, recuerda que tienes que comportarte bien, quien te mando a ser mal jugador, solo tienes que soportar el carácter de Artemisia- Expresó Hipólita preocupada.
-Si me sueltan me calmare- contestó
- ¿Estás seguro de que no harás nada? - dijo Hera.
Ares asintió.
Entonces lo soltaron y él se estuvo sentado en el sofá, porque sabía que si se enteraba Zeus de su mal comportamiento lo volvería a mandar al tártaro por rebelde y por ser tan problemático.
-Ya se calmó, Ares- gritó Apolo desde el segundo piso.
-Ya puedes bajar- gritó Hera.
Apolo bajo las escaleras y no termino de bajar, vio a Hipólita enfrente de él, lo andaba esperando.
-Contigo quiero hablar- dijo Hipólita enojada, termino de hablar y sujeto a Apolo de una oreja y lo llevo a uno de los cuartos del segundo piso.
- ¡Hipólita puedo ir yo solo!, suéltame que me duele- expresó adolorido.
- ¿enserio? Eso tuviste que pensar antes de bajar a la tierra, ahora harás todo lo que yo te diga o esta vez al que castigaran serás tú, porque yo hablaría con Caos para que te castigue por entrometido- habló enojada Hipólita.
Apolo no contestó nada, él sabía que él fue el responsable del castigo de Artemisia y Damián, pero él no quería admitirlo, ya que su amor por Artemisia era más grande de lo que debería de sentir por ella, así que solo la quería para él.
-Dale con la silla Hipólita, a ese malcriado que siempre se sale con las suyas- le gritó Ares a Hipólita, pero Hera se paró enfrente de él con los brazos cruzado y con una mirada sombría.
- ¿por qué me miras así? Pareces que fueras a matar a alguien- confesó Ares.
-Si tuviera poderes y tu fueras un humano ya te hubiera matado, sabes que con tu carácter de mi... me ahorró la palabra – dijo acomodando su cabello - ¡te van a odiar por ser tan fastidioso!, por favor cambia tu carácter, sabes que por ser humano te pueden matar- confesó Hera enojada.
-Favor que me harán, así podré volver a ser dios y no seguiría en la tierra siguiendo su absurdo plan- dijo Ares sonriente.
-Ja, si claro mi querido hijo y amigo, te voy informando si te comportas mal desde este momento en adelante cuando mueras te voy a enviar al tártaro, pero no un mes si no un milenio- Habló Zeus.
- ¡Zeus! - Hablaron sorprendidos a la vez.
—Saben que yo me doy de cuenta de todo, así que lleguen a meter la pata alguno de ustedes tres y se la verán conmigo, pronto Apolo recibirá su castigo por escaparse a la Tierra sin permiso, además que Hipólita ahora le está dejando todo claro— siguió hablando Zeus.
En ese instante Ares y Hera se miraron a los ojos confundidos.
-Mejor me vuelvo a ir que tengo que arreglar unas cuantas cosas acá- Expresó y no se volvió a escuchar la voz de Zeus.
-Hera, ¿por qué no jugamos? - Hablo Ares.
- ¡Ares! - dijo Hera cabeceando.
Mientras Hera se aguantaba a Ares, Hipólita le estaba dejando los puntos claro a Apolo.
-Apolo, ya tú sabes ¿por qué viniste?, porque yo sí sé con qué intención viniste a la Tierra- confesó Hipólita colocando sus brazos en la cintura.
-Mi querida Hipólita yo solo vine porque quería estar con ustedes, quería tomarme un respiro de los deberes que tengo que hacer en el monte olimpo como dios.
-Apolo, a mí no me mientas, tú sabes que yo te conozco muchísimo mejor que los demás dioses, así no sea una diosa, tu vienes aquí fue por Artemisia, solo por esto viniste, o acaso no entiendes que lo que estás haciendo está mal- confesó Hipólita furiosa, sujetándolo de la camisa que traía puesta.
-Sí y ¿qué?, además ella me gusto desde la primera vez que la vi, en cambio Damián la rechazaba, la trataba mal, ¿tú crees que ese ser la merece? - confesó Apolo sin ningún miedo.
-Sabes que ese es tu amor prohibido, por eso está mal, porque nuestra creadora, la diosa de dioses, nuestra señora Caos los creo ambos y son el complemento del uno al otro y nadie tiene que intervenir en las decisiones que toma Caos, ni nosotros los dioses podemos hacerlo, por favor entiende, yo me preocupo porque no quiero que ninguno de los tres salga herido- confesó angustiada.
-Dime una cosa Hipólita, eso lo dices por lo que te paso, por lo que viviste en la Tierra cuando eras la reina de las amazonas, cuando caíste en las garras de aquel humano donde fuiste infeliz que en el único momento que fuiste libre fue cuando el mismo te mato, por eso te preocupas, Hipólita por favor, yo sé que te preocupas por todos, pero deberías preocuparte más por ti, porque luego ¿quién te cuidara por ti?, si tú eres la única que sabe ¿qué es lo que te hace daño? ¿quiénes son los que lastiman tu corazón? - habló Apolo con el rostro deformado del sentimiento que le ponía cuando le confesó esto a Hipólita.
-Apolo, solo te lo advierto, es mejor que me marche- dijo con los ojos llorosos.
-Hipólita- habló Apolo haciendo que ella girara y lo mirara a los ojos – examínate, es mejor que sanes el dolor que tienes dentro de ti-
Hipólita cerró la puerta y se marchó de ahí hasta que se fue a donde estaba Hera, Hera se sorprendió al ver a Hipólita en ese estado, estaba triste, realmente Hipólita se sensibilizaba cuando le hablaban de aquel tema.
Ella vivía con el temor de que a alguien más de sus seres queridos le suceda algo a lo que ella le sucedió y realmente ella quería que Apolo encontrará a su amor correspondido, aunque nunca lo logrará porque su verdadero amor, el verdadero amor que el siente, aunque este mezclado con su obsesión no es correspondido.
Sin embargo, puede que en algún momento ella lo acepte a él, pero llegará el ser que la complemente a ella y que ella complemente a él.
-Ya vuelvo, voy a pedirle disculpas a Artemisia por Ares- habló Apolo mientras se iba de la casa.
Apolo llegó a la casa de Artemisia, cuando la vio a través de la ventana dibujando, realmente andaba tan enamorado y tan obsesionado que la veía y se le podía ver su amor desde la expresión de su rostro, se quedó parado media hora viéndola hasta que Artemisia giró hacia la ventana y se dio cuenta que Apolo la andaba viendo, ella lo único que hizo fue saludarlo y se puso de pie para dirigirse hacia la puerta de entrada.
-Hola Apolo, ¿qué haces a estas horas por aquí? - habló Artemisia.
-Solo quería darte mis disculpas y las de mis compañeros por lo que pasaste ahorita, además no fue intención de Ares de decirte eso, sé que es muy problemático y todo, pero por favor perdónalo, te lo dice alguien que ha convivido mucho tiempo con él- confesó tímido, en ese momento le latía por mil el corazón.
—No te preocupes, me di de cuenta como era, lo que no me gusta es que se metan con mi familia, nadie sabe cómo es, así que por eso me enoja que juzguen a mi familia sin haber hecho nada malo—respondió Artemisia sonriente.
-Y sobre lo que dijo Ares de que no eres linda, eso no le prestes atención, te lo digo yo que he visto a tantas mujeres y la primera mujer que me aparecido tan hermosa eres tú así que, si alguien te dice que no eres linda, recuerda mis palabras, tú siempre serás la mujer más hermosa para mi- confesó con sus orejas coloradas.
-Muchas gracias, realmente es la primera vez que alguien me hice eso con tanta sinceridad, además nadie me alaga sobre mi belleza- dijo riendo – y otra cosa ¿por qué tienes sonrojada las orejas-
-Eso es algo normal de mí, mis orejas son así de coloradas, es mejor no prestarle atención, porque en vez de seguir pidiendo perdón a algo que no hice, porque no hablamos de algo, quiero distraerme- hablo un poco apenado.
-Bueno, si tú lo dices- dijo riendo.
-Sentemos nos en esta banca que está al lado de la puerta de entrada de mi casa- habló Artemisia.
Apolo asintió y se sentó en donde Artemisia le había dicho.
-Alguna vez te has puesto a pensar ¿si existe la posibilidad de que alguien pueda tener vida eterna?, solo lo digo por simple curiosidad- habló Artemisia.
-Bueno, creo que es como cada uno lo quiera tomar, en mi caso si fuera alguien con vida eterna ayudaría al mundo así tenga que ocultaría mi eternidad a los demás y los ayudaría de diferentes maneras sin que ellos se den cuenta de que soy eterno, sería algo asombroso, pero puede que piense eso más no sé si ser eterno sea del todo bueno, porque va a llegar algún momento en donde se pueda empezar a odiar esa vida eterna, por lo que ves pasar mientras el tiempo corre y tu no puedas morir y dures joven para toda la eternidad- Confesó Apolo con una expresión que pareciera que se estuviera cuestionando y resolviendo sus propias cuestiones como un verdadero filosofo, Artemisia solo lo miro con curiosidad.
-Bueno eso es verdad, puede que exista la posibilidad, pero a veces podemos pensar que sería maravilloso, pero realmente no lo podemos saber hasta que lo vivamos en carne y huesos, porque puede que se vea maravilloso, pero sería agotar no más de pensar en el hecho de que con las personas que vives, con las que haces fuertes lazos van falleciendo y tu solo ves que van muriendo, esa me parece como la parte más horrible de una persona si fuera eterna- expresó Artemisia con sinceridad.
-Pero si esa persona tiene vida eterna no debería reflexionar si realmente es un humano, porque los humanos tienen que morir y si este no puede morir puede que sea más que una simple persona- expresó Apolo mirando a Artemisia pensando lo que había dicho.
-Pareces un experto en el tema, me di de cuenta que eres bueno para filosofar, deberías ser filosofo- empezó a reír Artemisia.
-Pero mujer tú no eres seria, primero te veo reflexiva y luego te burlas, deberías tomar las cosas más serias- habló sin pensarlo dos veces Apolo.
-Espera, ¿cómo me acabaste de decir? - alegó Artemisia- porque me dijiste mujer-
- ¿Yo acabe de decir eso?, perdóname es que a veces digo las cosas sin pensarlo, a veces soy muy torpe- confesó avergonzado Apolo.
-Eso te pasa por andar de enamorado- pensó Apolo.
-No te preocupes, a mí a ratos me pasa, bueno a todos nos suele pasar- Dijo Artemisia.
—Lo sé, pero se siente feo que se te salgan las cosas sin intención de decirlas, a veces eso puede ofender a los demás— confesó Apolo angustiado, no quería que esa palabra le afectara a Artemisia.
—No te preocupes, como te dije eso les pasa a todas las personas, además no tiene nada de malo decirle mujer a una mujer—Dijo sonriendo, Apolo solo la miro confundida, pero se alivió más al saber que esto no le afectó a Artemisia.
—Concluí que eres difícil de saber qué puedes hacer, siempre cambias de opinión—dijo riendo.
-Ja que locura, hasta ahora nos conocemos y ya detectaste como soy, no te parece que somos el uno para el otro- dije sonriendo de manera graciosa- eso sí, no te creas todo lo que digo- dije riendo.
-que graciosa eres, ya te dije lo que pienso de ti así que no te preocupes sobre lo que llegue a pensar de ti, siempre he tenido la sensación de seguir pensando que las personas son así desde que las conozco, soy muy observador- confesó orgulloso Apolo.
-Siempre te ves tierno cuando hablas de ti mismo- confesó Artemisia.
- ¿cómo que siempre? Si hasta ahora nos conocemos- dijo riendo.
-Bueno, cualquiera se equivoca- dijo cruzando los brazos poniendo una mirada seria.
En ese instante Artemisia se paró de la banca que tenía al lado de la puerta de entrada de su casa.
- ¿Oye hacia dónde vas? - habló Apolo confundido.
- ¿A dónde más voy a ir?, te voy a presentar el lugar o ¿ya te dieron un tour en este lugar? - habló Artemisia cruzando de nuevo los brazos.
-No, claro que hasta ahora me invitan a un tour de este lugar- dijo haciendo una sonrisa exagerada.
-Sí me vas a hacer mueca mejor no te doy el tour, sabes ¿qué?, mejor te doy el tour mañana, ya es muy tarde como para andar por las calles- confesó Artemisia.
Realmente ella no quería hacer nada.
-Bueno, entonces mañana me das el tour- dijo guiñándole el ojo.
-Ja,ja,ja- empezó a reír Artemisia - Deberías verte guiñando el ojo, te ves muy tierno- dijo sonriendo.
-Bueno, debería tenerlo en cuenta para la próxima- dijo avergonzado.
-Pero no necesitas ponerte colorado por cualquier cosa, deberías mirarte a un espejo, pareces un tomate- expresó riendo.
-No te rías, eso es común de mi cuerpo- confesó avergonzado.
-Claro, eso tiene una simple explicación y es porque eres pálido, solo por eso, yo te entiendo yo a momentos también me pongo así- confesó con gran seguridad.
-Bueno, eso ya lo sabía- dijo.
-No crees que es hora de que nos vayamos a dormir, ya es muy tarde y yo mañana necesito ir a trabajar, mañana seguimos con nuestra conversación- expresó con una sonrisa y ansiosa.
-Bueno, solo acepto de que me heches solo por el hecho de que tienes que ir a trabajar mañana- Alegó Apolo sonriendo.
-Deberías sonreír a menudo, se te ve linda esa sonrisa, cabe con tu personalidad, bueno solo lo digo porque es verdad así que no lo tomes a mal- habló Artemisia con una mirada seria, ella ya quería terminar la conversación.
-Bueno, te haré caso, solo porque lo dices tú, bueno que descanses, que tengas dulces sueños Artemisia- Dijo mostrándole una sonrisa honesta.
En ese instante se fue Apolo de la casa de Artemisia, ella lo único que hizo fue esperar a que Apolo entrara a su casa para así poder descansar tranquila.
- ¿qué chico más extraño? —habló— a veces las personas resultan ser más extraños que yo, ha, que chico tan extraño, aunque es lindo—dijo suspirando.
-Mejor termino el dibujo de mi querida Parca, necesito volver a hablar con ella, quiero distraerme con ella-
Artemisia entro a su casa y se fue hacia el sofá en donde tenía su dibujo con sus pinturas, realmente era una experta dibujando.
-que parca tan linda- confesó al mirar el resultado del dibujo.
-Ahora terminaré con lo que comencé, necesito saber ¿quién es Apolo? Y necesito convertirme en amiga de las otras dos chicas, realmente me dieron buena vibra, no como esa otra rata altanera- habló.
-No sé porque me pareció tan atractivo y eso que hasta ahora lo conozco, además ¿por qué se me hace su rostro tan conocido? - confesó Artemisia para ella misma.
Artemisia empezó a pintar a Apolo en su cuaderno de dibujos, le pareció una buena idea dibujarlo. Lo retracto con una perfección, cada facción que hacía de él le parecían muy atractivas que llego a pensar que tenía una belleza irreal, pero entre más termina el dibujo más pensaba de porque él se le hacía tan conocido.
Se demoró un buen tiempo en terminar dibujarlo, cuando se dio de cuenta ya eran la una de la madrugada, Artemisia antes de guardar lo que había hecho, deicidio acomodar las cortinas de la ventana cuando vio a alguien sentado en frente de la casa de ella.
Era un hombre, ella al tratar de acercarse más a la ventana, aquel hombre había volteado hacia donde estaba. Ella quedo petrificada al observar su rostro, sintió un fuerte escalofrió en su cuerpo, sentía como si antes ya lo había visto.
No sabía ¿quién era?, aunque el solo la miraba con una sonrisa, parecía un ángel, pero en este caso tenía el cabello oscuro a diferencia de los que leía, alcanzó a ver algo extrañamente conocido para ella y era el collar que alumbraba en la oscuridad, el collar que tenía en las manos.
Artemisia sacudió la cabeza, pensaba que estaba alucinando y así lo pensó ya que aquel hombre se había ido.
-Mejor me voy a dormir, ya del cansancio ando viendo cosas extrañas que me causan una sensación extraña- habló.
Artemisia se fue a dormir confundida, no sabía que era lo que había pasado, pero lo seguro fue que tuvo aquel sueño que había tenido hace días.



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En el texto hay: #romance, #dramas, #reencuentro

Editado: 30.06.2024

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