ARTEMISIA:
No sabía que decirle a la parca, ya que si sabía mi nombre se marcharía, porque según ella yo puedo tenerla bajo mi control, pero yo no quería eso.
- ¿por qué lo piensas tanto? - dijo la parca, esta vez analizando mis expresiones.
-Es que me cuesta decirte mi nombre- hablé dejando de mirarlo, colocando mi mirada al piso.
-Me llamo Fénix- dijo de golpe, el solo se levantó quedando en frente de mi –ahora dime tu nombre, solo quiero saber, aunque ya lo sé, pero quiero escucharlo de tus labios-
-Entonces si ya lo sabes, ¿por qué necesitas escuchar mi nombre de nuevo? ¿por qué necesitas que yo misma te lo diga? - contesté mirándolo de nuevo a los ojos, no quería decirle mi nombre, porque él ya sabía mi nombre y no quería nombrar su nombre después de que me enteré de este, no sabía lo que iría a pasar si lo nombraba.
-Te he dado mucha información, sin pedirte nada a cambio, entonces solo hazme ese favor por todo lo que te he dicho- habló arrodillándose, para poder observar mi rostro.
-Al menos dame una explicación para decírtelo-
-Sí me dices tu nombre, antes de decir el mío, no seré tu “esclavo”, pero siempre estaré para ti si necesitas de mi ayuda, seré como tú “guardián”- habló agachando la mirada –por eso te dije que no sabía tu nombre, solo por eso te conté todo eso, porque aparte de eso, como soy la parca de la muerte, ¡¿quién a parte de mi recogería a las almas de los muertos?!-
-Está bien, ya te entendí, ¡mi nombre es ARTEMISIA! - deletreé mi nombre, él solo me miraba sonriente.
-Ahora si me puedes nombrar- habló contento.
-Entonces, ¿quién soy? Para que puedas estar bajo mi poder- le dije mirándolo a los ojos, no sabía porque él estaba tan cerca de mí, pero aún seguía arrodillado.
-Eso lo debes descubrir tu misma, Mi querida Cazadora- habló dándome una sonrisa, mientras me quedaba viendo a los ojos, solo lo mire enojada y confusa, porque carajo nadie me contesta esa pregunta.
-Todos me dicen eso- hablé desanimada – quieren que descubran quien soy, pero ni pistas me dan, como podré saberlo, si nadie me da por lo menos una explicación-
-Yo te la di, otra cosa es que no lo recuerdas y no te lo repetiría- habló parándose, luego se sentó a mi lado - aún sigues siendo igual que como eras en tu otra vida, solo que incremento un poco más tu belleza-
-Acaso me conocías en mi vida pasada- hablé volviendo mi mirada hacia él.
-Siempre he estado al tanto en esta vida y en tu vida pasada- habló sin rodeos – no creo que recuerdes tu vida pasada, ya que alguien tiene el control de tus recuerdos, así que él decide que tu recuerdas eso o no, perdón hable de más- Dijo esto poniendo su mano sobre su boca.
-Y esa persona se llama ¿Damián? - hablé, él se quedó pasmado, él sabía algo sobre ese nombre.
-De donde sacaste ese nombre- se quedó un instante pensando- ya me acorde, yo te lo nombre sobre algo que te relacionaba, entonces no me tengo que preocupar-
-No es por eso, es porque cuando estaba pequeña, no recuerdo bien la edad, pero solo recuerdo que la persona que me dio las armas para matar a esos demonios era un tal Damián-
—Bueno, entonces él te dijo del deber—habló pensativo—otra cosa, casualmente a parte de lo que me contaste no has visto a alguien por ahí pasada la medianoche o en la noche— cuestionó mirándome con seriedad.
-En esta semana o no recuerdo si fue la semana pasada, pero por la noche, bueno, era medianoche me asomé hacia la ventana de mi casa que dejaba ver la calle y vi a alguien sentado en la banca que se ve enfrente de mi casa- hablé confundida.
-Y ¿paso algo más? - cuestionó.
-Solo una alucinación, supongo que era del cansancio que traía desde el trabajo- hablé despreocupada, él solo me miro preocupado.
-No es una alucinación, por casualidad aquel hombre tenía un collar en la mano- habló, ¿cómo sabía eso?, sí que es enserio que las parcas lo saben todo.
-Sí, pero que tiene que ver eso- hablé tratando de encontrar alguna emoción en la expresión que tenía en su rostro.
-Ya comenzó el juego- susurro.
- ¿a qué juego te refieres? - hablé más confundida.
-Es tu juego y es sobre tu complemento, ese collar es de tu vida pasada, por algo brilla tanto en la oscuridad, él único que lo puede tener es él, entonces es una alarma para que estes preparada, en especial de lo que sucederá de ahora en adelante, pienso que lo que viviste hoy no es pura casualidad, eso tiene relación con Damián- habló sin preámbulos, como si estuviera pensado en voz alta.
-Fénix, aún estoy aquí- dije moviendo mis manos hacia su rostro.
—te andaba hablando a ti, otra cosa es que pienses que no me dirigía hacia ti—dijo riéndose, sujetando al mismo tiempo mi mano.
-Bueno, como digas- hablé riéndome –mejor hablemos de otra cosa, no quiero confundirme más de lo que estoy-
- ¿no le tomarás importancia a lo que te está pasando? - cuestioné Fénix.
-No, al fin y al cabo, siempre me han pasado cosas raras desde que nací, por ejemplo, no poder morir- hablé dándole una sonrisa.
-Solo te lo advierto, estes pendiente ante todo lo que consideres extraño de ahora en adelante, con Damián no se puede subestimar, es muy difícil de analizar sus próximos movimientos- habló reflexivo, Fénix se preocupaba más por esta situación que yo, siendo la protagonista.
-Bueno, mejor dejemos esto de lado, hablemos de otra cosa, ¿cómo haces para recoger las almas de los muertos? - hablé.
-Que chismosa- habló, solo lo mire serió - bueno, eso no es nada fácil, porque tienes que estar de un lado a otro, aunque tenga ayudantes con recoger el alma de los muertos, a mí me toca evaluar lo que hicieron en su vida y mirar si pueden reencarnar de nuevo o no, aunque a veces voy a recoger el alma de algunos muertos- habló orgulloso de su trabajo.
- ¿Fénix? - cuestioné - ¿a dónde fuiste? - había desaparecido en medio de unas cenizas brillantes, pero que al instante se desaparecieron, como si alguien lo hubiera llamado, que extraño.
Busqué por toda la casa, pero no había rastro de Fénix, ¿qué raro?, estábamos hablando tranquilamente y no pudo terminar de hablarme sobre su trabajo como parca de la muerte.
Como bien curiosa empecé a buscar a cerca sobre las tres parcas que él había nombrado. Si que me gustaba investigar sobre lo que me llamaba la atención y me parecía interesante.
- ¿cómo que las parcas son diosas? - hablé sorprendida, no podía creer que aparte del dios al que le hablaba existían más, bueno la mitología griega lo decía todo, aunque pensaba que solo había uno solo, porque solo este se comunicaba conmigo, aunque sabía que existía la posibilidad de haber más, como Ares, que me hizo recordar el nombre de aquel chico.
Ares el dios de la guerra, entonces si existen más dioses como las parcas, es decir existen más y por eso aquel Dios me decía sobre la posibilidad de que yo fuera una diosa.
-Ja, ¿qué tonterías piensas? Como vas a hacer una diosa, para ser una diosa no solo se necesita de tener poderes y vida eterna- hablé, pero quedé pensativa en lo último que dije.
—Las parcas, también se les conoce como Las Destinos, como dijo Fénix, una se asocia con el nacimiento, otra con la vida y estaba él, que era la parca de la muerte—hablé para mí misma, intentaba recordar lo que había investigado.
-Espera, pero esta parte no me la dijo Fénix- hablé mirando el libro que tenía acerca de la mitología griega - ¿cómo que son las encargadas del destino de cada persona?, es decir que ella sabe algo sobre mi destino-
Empecé a dar vueltas por la sala, ¿por qué me daba ansiedad lo que había investigado? ¿Debería preguntarle sobre mi destino? Él es un dios, entonces conoce el destino de todas las personas, así que sabrá acerca de la mía.
-Cuando vuelva a llamarlo le preguntare- Me senté y seguí leyendo sobre las parcas.
Después de una media hora dejé todo de lado y me fui a dormir.
Al día siguiente, me levante, me di una ducha y de vestimenta me coloque un vestido casual, una lladema en mi cabello del color azul, ya que el vestido era azul tenía flores azules y las partes que no eran flores era de color blanco, me coloque medias de color blanca y zapatillas cerradas de color negro, me arreglé el cabello, sacándome el flequillo y dejando el cabello suelto.
Desayune panqueques con miel y queso, luego de esto me cepille los dientes, sujete mi cartera de color azul, trataba de acomodar mi vestimenta para que todo combinara y luego de esto me fui a trabajar.
Llegue al museo, mire por todos lados buscando a aquel chico que estaba loco. No encontré nada y entré al mueso, me dirigí hacia mi lugar y ¡ahí estaba! ¿cómo puede ser tan tedioso?, lo mire enojada y el solo me recibió con una sonrisa, ¡sí que está loco!
Empezó mi trabajo y ahí estaba él, vigilando cada cosa que hacía, llego la hora del almuerzo, me dirigía a donde nos daban los almuerzos a los trabajadores que estaba dentro del museo, pero este me detuvo.
-Te regalo esto- habló dándome una caja de aquellos dulces de chocolate que me había quitado – Cuando me vaya te mostrare la factura de lo que gaste- dijo esto guiñándome el ojo, ¡que fastidio!
Le recibí la caja de dulces, sin embargo, no le contesté, me fui a donde una compañera de trabajo que estaba botando la baba por aquel chico que me perseguía, me sentí junto al lado de ella y ella me dio el almuerzo, eran mariscos en salsa con arroz atollado, ¡nunca había probado esta combinación a la hora del almuerzo!
Lo probé y estaba delicioso, aunque es una combinación extraña, esto sabía delicioso.
-No te parece atractivo- habló Stefanny, solo la mire confundida.
- ¿a quién te refieres? - cuestioné, ella solo me miraba sonriente.
-él chico que te dio la caja de dulces, ¿no te parece atractivo? - dijo suspirando, mirando hacia donde estaba él.
-Por lo menos disimula- hablé con la boca llena – no le veo lo atractivo por ningún lado, he visto a mejores hombres- hablé cortante.
-Que aburrida eres Artemisia, allá tú si no quieres a semejante hermosura- habló desvergonzada, y ¿a esta que mosca le pico?
-Hay alguien más lindo y atractivo, bueno hay dos chicos más lindos y atractivos- hablé mirándola a los ojos, solo me miro con curiosidad.
- ¿quiénes son? - habló, luego de esto comió unas cucharadas de su almuerzo- porqué es la primera vez que dices que alguien anda lindo, parecieras que fueras asexual, porque no te ha gustado nadie en tu vida-
-No soy asexual, otra cosa es que me siento atraída por chicos que no puedo tener- hablé sonrojándome.
-Uy, eso no me lo sabía, haber dime ¿quién? - habló prestándome atención.
-Eso no te incumbe, deja el chisme Stefanny- hablé aun sonrojada.
No era mi culpa que cuando andaba pequeña me enamore de alguien que solo recuerdo su nombre, pero no recuerdo ni su rostro, ni su físico, ni su voz, solo recuerdo su nombre. Así que era el único chico que me hizo enamorar, pero era de infancia así que no fue mayor cosa.
A parte que Apolo me pareció un chico lindo y atractivo, y no solo por su físico si no por su forma de ser. De verdad ando demente como para prestarle atención a esas cosas, no quiero enamorarme aun hasta descubrir quién soy, luego mirare si acepto a alguien o no, pero por el momento ¡no!
-Artemisia, ¿por qué andas tan sonrojada? - expresó Steffany, saque un espejo que tenía en mi bolso y mire mi rostro, realmente andaba sonrojada, ¡carajo! Ahora no puedo pensar nada de eso porque me sonrojo.
-No lo sé, tú sabes que mi cuerpo se sonroja por todo- hablé mirando hacia otro lado.
-Acaso andabas pensando en algún chico- dijo está colocándose feliz, mientras pataleaba de la emoción.
-Claro que no- hablé mirando hacia otro lado, con tal de no verle la cara a Steffany.
-Te creo hasta que me lo digas mirando mi cara- habló riéndose –Se que andas mintiendo-
-está bien, lo admito, pero no te conviene saber en quién pienso- hablé aún más sonrojada.
-Artemisia, mejor dímelo, no quiero terminar de avergonzarte, te estas poniendo aún más sonrojada- habló riendo, le gustaba verme sufrir cuando ella habla sobre estos temas.
-Si te lo digo, no te ríes- hable mirándola de nuevo.
-No me voy a reír- expresó seria.
-Es alguien nuevo que llego a donde vivo y es de alguien que conocí cuando era niña, los dos son diferentes, porque el de mi infancia no recuerdo ni su rostro-
- ¿Cómo te va a llamar la atención si no recuerdas su rostro? Y ¿Hoy puedo ir a tu casa como visita? - expresó Steffany emocionada, no le podía decir que no porque antes ya me había hecho muchos favores.
-Solo olvida lo de mi infancia, ahora me preocupa lo de ahora y sí te dejo venir a mi casa, de una vez te lo advierto, no hagas escandalo- hablé, ella solo me abrazó.
Era la única amiga que tenía en el museo y en toda esta nueva vida, así que le tenía mucho cariño. Ella me daba hasta consejos siendo yo la que he vivido más tiempo que ella, pero era la persona a la que me felicitaba en mis cumpleaños, me daba cualquier detalle, y siempre me dice cuando me da los detalles es “es que esto me recuerda mucho a ti, así que te lo doy como amiga”.
-Bueno, vamos al trabajo porque ya se acabó el tiempo del almuerzo- expresó mientras comía rápido para terminar su almuerzo.
-Está bien, yo voy a terminar mi almuerzo también- hablé dándole una sonrisa.
Terminamos el almuerzo lo más rápido posible y nos fuimos a nuestros lugares de trabajo, llegue al lugar y ya me andaban esperando nuevos turistas, esta vez sí había muchos visitantes. Empecé con mi trabajo, les di un tour mientras le explicaba el símbolo de cada cosa y al mismo tiempo resolvía las dudas de lo que tenían los turistas.
Termino mi trabajo y espere por un momento a Steffany mientras ella salía de algo que la habían enviado a hacer. Me senté en una banca del museo, se me hizo extraño que aquel chico loco no me esperará a mostrarme la factura con lo que gasto. Saque por un momento mi celular y había un mensaje de Steffany, “Osita espérame unos quince minutos más”, solo le conteste que andaba bien.
Guardé mi celular y empecé a mirar el cielo, últimamente estaba mirando detalladamente el cielo, no paso ni un minuto cuando aquel loco estaba delante mío, saco las facturas y lo que había comprado lo coloco en la banca en donde estaba sentada.
-Aquí está la factura, gaste más de mil euros, pero no hay ningún problema, además de eso te compré un ramo de flores y otra caja de dulces de chocolate que te quite, y los recuerdos del museo, mejor te los regalos porque compre dos por cada uno, uno para mí y otro para ti, y lo que te doy no cuentan en los mil euros que dijiste, así que es un detalle de mi parte- expresó mirando mi rostro.
¡carajo! Ahora que hago, aparte de lo que le dije hace otras cosas y lo peor es que se siente orgulloso de lo que hace, mejor me calmo y espero los siete días. En estos momentos andaba super sorprendida no sabía cómo contestarle, y como me llevo todo eso que compro.
-No necesito eso que compraste para mí, además no tengo transporte como para llevarme todo eso, y espero que no cumples el trato durante los seis días restantes- hablé sorprendida, el solo se empezó a reír.
- ¿por qué te ríes? Acaso quieres que te pegué por idiota- hablé enojada.
-Me da risa, porque piensas que yo te dije si quieres los recuerdos del museo y las otras cosas, solo por eso me reí, creo que me malinterpretaste- habló mientras se agachaba para quedar ambos a la misma estatura- solo te dije que los tomes, son todos tuyos y por el transporte no te preocupes, yo puedo llevarte en mi camioneta-
¡Dios mío, en que me metí! Ahora quiere mandar sobre mis decisiones. Por favor que mi amiga en estos momentos no salga, por favor que no salga. ¡carajo! Cuando pido las cosas me salen, pero al revés, en ese momento salió Steffany, cuando me miro, me miro super feliz al ver que andaba con aquel chico al que ella le llamo la atención.
- ¡Artemisia! - me gritó desde la puerta – no me dijiste que tenías compañía- habló riéndose mientras miraba a el loco demente que tenía en frente de mí.
-Hola mi querida amiga- hablé entre los dientes de manera irónica, mientras la miraba furiosa, ya se había dado de cuenta que no andaba para nada cómoda con la hermosa compañía que tenía.
-Espérame por un momento, se me quedo el bolso en el museo- dijo ella contestándome a mi actitud, ya le vi la hermosa intención a mi amiga.
-De verdad se le quedo el bolso a tu amiga o solo lo dice para dejarnos solo, porque el bolso que tiene en la mano no cuenta- habló riendo, solo lo mire.
-No seas rencorosa, mejor dile a tu amiga que te vas conmigo, yo te llevare a tu casa- expresó coqueto.
-Ella también va para mi casa- de golpe cambio su expresión, estaba que me reía, pero mejor me aguanté la risa –porque ese cambio de expresión- agregué burlesca.
-Mejor deja eso- habló serio, mientras separaba y me estiraba su mano – ve y dile que ya puede venir, es mejor que las lleve ahora antes de que se haga tarde-
-Puedo levantarme sola- hablé trate de levantarme, pero este sujeto mi mano.
-Perdón, es que sentí que no ibas a hacer capaz de levantarte sola- dijo este mientras me abraza, y si mejor le doy un golpe que lo deje jodido por el resto de su vida, no es mala idea, pero mejor me calmo.
-Demente, puede dejar de abrazarme, voy a decirle a mi amiga sobre eso- hablé, otra vez Steffany metiendo la pata, estaba al lado mío emocionada por lo que andaba viendo.
-Ya no hace falta que la llames- habló sonriente, solo alcé mi cabeza para verlo, aparte de ser tedioso, es super alto.
-Amiga, nos vamos con él a tu casa- expresó Steffany emocionada, le iba a responder cuando este señor contesta por mí.
-Yo las llevare, vamos- dijo alzando las bolsas en donde estaba las cosas que me había dado.
Nosotras lo seguimos hasta que llegamos a donde estaba su camioneta, era una camioneta de marca Lamborghini Urus, era de color negro, entonces este hombre no es alguien normal si no un ¡maldito millonario!, claro, por algo no se preocupa en gastar su dinero en estas cosas, si puede comprar hasta una camioneta de esa marca, además que su vestimenta daba aires hacer alguien de dinero.
- ¿Dónde vives? - preguntó acercándose a donde me encontraba.
-Amiga te están hablando- habló Steffany dándome un peñizco en el brazo, a lo que me liberó de mis pensamientos.
-Oye, no seas tan agresiva, y vivo en xxxxxx, contentos- hablé un poco enojada, no entiendo porque carajo ese hombre quería a alguien como yo, cuando tenía a chicas más hermosas que yo y sobre todo multimillonarias.
-Suban- habló, mientras se dirigía al auto.
Subimos en la parte trasera de la camioneta, por el camino anduvo un silencio muy incómodo, me sentía super incomoda, mientras que mi amiga estaba super tranquila mirando el celular, yo solo miraba hacia la ventana, observando el paisaje que este me permitía ver.
En un momento sonó mi celular y era un mensaje de ella, ¿por qué me escribía por el celular?, miré el mensaje y me quedé pensativa.
“Oye que le hiciste a ese chico, creo que cupido hizo que lo flecharas, en todo el camino no deja de mirarte por el espejo” ya entendí porque me sentía tan incomoda, miré el mensaje más no le contesté, apague el celular y lo guardé en el bolso, empecé de nuevo a mirar el paisaje a través de la ventana.
- ¿Es aquí? - habló.
-Sí- contesté fría.
Nos bajamos de la camioneta y mientras abría la puerta, aquel demente bajaba las cosas que me había dado, andaba un poco aburrida, pero a la vez emocionada ya que había pasado tanto tiempo desde que mi amiga no venía a mi casa.
-Artemisia ¿quién es este chico? - habló Steffany dándome un susto, voltee a mirar a todos lados y mi mirada se sujetó a donde se encontraba Apolo. Lo salude con mi mano y el hizo el mismo gesto.
-Espérame un momento aquí amiga- hablé, ella entro a mi casa y aquel demente entro a mi casa a dejar las cosas a dentro mientras me dirigía a donde se encontraba Apolo.
-Tenemos visita- habló cuando llegué a donde se encontraba.
-Es mi amiga- contesté alegre.
-Y ¿aquel chico también es tu amigo? - cuestionó tranquilo.
-Es alguien que nos hizo el favor de traernos hasta mi casa, pero mi amigo no es- hablé, es la primera vez que le digo las cosas a alguien tan claramente - ¿por qué no vienes conmigo a mi casa? Así conocerás a mi amiga-
-Claro, vamos- expresó sonriente, yo también le di una sonrisa.
Llegamos a mi casa y aquel Demente estaba esperándome en la entrada de mi casa.
-Espérame a dentro, tengo que arreglar unas cosas- él solo asintió y entró a mi casa.
-Ahora ¿qué quieres? - hablé cruzando los brazos mirándolo serio.
-Yo tratando de ser amable contigo y tu solo me tratas así, a los demás si les sonríes, pero a mí no- habló ¿celoso?, porque debería estar celoso si ni lo conozco del todo.
-No puedo sonreírle a alguien que ni conozco- hablé con un gesto neutro.
-Está bien, pero cuando nos llevemos mejor, esperare esa hermosa sonrisa que le diste a aquel chico- habló mirando mis labios.
-A parte de eso tu mirada en estos momentos piden otra cosa- hablé sin vergüenza. Él solo se acercó más y agachándose para quedar su rostro enfrente de mi rostro.
-Si en estos momentos te preguntará por si me darías el permiso a lo que quiero dirías que no así que mejor me tragó mis propios pensamientos- confesó sonriendo.
-Y ¿qué quieres en estos momentos? - hablé, él solo acercó más su rostro.
-Sabes que es lo que más deseo en estos momentos- habló pensativo, mirando mis ojos y de nuevo dirigiendo su mirada hacia mis labios – sabes que en estos momentos andas muy hermosa, me preguntó si pensaste en alguien mientras buscabas que ponerte-
-No te importa eso y déjate de rodeos, ¿por qué no me dices de una maldita vez que quieres hacer? - hablé enojada, mientras este se acercaba más a mí, mientras yo traté de dar un paso hacia atrás, pero la pared me detuvo.
-Eres muy linda, pero de tus labios salen malas palabras- hizo un chasquido con sus labios –esto es inaceptable y si mejor te termino de educar como debe ser-
-Sabes una cosa, me fastidia las personas que no dicen las cosas y sacan nuevas cosas para ignorar lo que uno le pregunta- hablé, este sujeto mi rostro con una de sus manos, mientras se apoyaba con un brazo a la pared.
-Te entiendo, a mí también me fastidia esas personas-
-Entonces porque demonios no me dices lo que quieres hacer conmigo en este momento- hablé tratando de quitar su mano de mi rostro.
-Y si mejor lo pongo en práctica-
-Llegas a hacer cualquier cosa y tu entrepierna la pagara- amenacé.
-No tienes que ser tan agresiva, si me dices de buena manera lo que me pediste te lo diré y no me importa si lo que está entre mi entrepierna pagara lo que haga- acaso piensa que un rodillazo en su parte no le va a doler, sí que es un maldito demente.
- ¿y para ti que es pedir eso de buena manera? - cuestioné.
-Tienes que decir por favor-
-Está bien, por favor puedes decirme lo que quieres hacer conmigo en este momento- hablé estaba fuera de mi punto de soportar a alguien, solo quería golpearlo.
-Por favor, deberías saberlo ya con mis miradas-
-Esto es una maldita broma ¿verdad? -
-No lo es- respondió mirando mis ojos – solo quiero besarte, eso es todo o ¿qué pensabas? - como que eso es todo, por favor dios, hazme un hermoso favor y desparezca a este hombre de mi vida.
-Y sabías que si preguntabas eso te iba a decir que no- repetí lo que él había dicho – por lo menos entiendes eso-
-Pero si me lo permitirías-
-Te acabo de decir que NO-
-Bueno, entonces te espero que me aceptes la cena después de cumplir tu palabra- susurró en mi oído, luego de esto se puso de pie y dejo de sostenerse de la pared– te espero mañana en el museo-habló luego se fue corriendo hacia el auto.
¡Cada vez está más loco!, entré a la casa y Apolo estaba conversando con mi amiga, él estaba sentado en un sofá diferente a donde se encontraba mi amiga, ahora todo el mundo se dio por sentarse al lado mío y no al lado de los demás. Entre a la casa y cerré la puerta, Steffany me miró sonriente.
- ¿quieren algo de tomar? - hablé.
-Solo agua- habló Apolo – nada más- mi amiga solo asintió, dando a entender que quería lo mismo que Apolo.
Me fui a la cocina y ellos se quedaron en la sala, o eso imaginaba.
-Te dijimos agua, solo eso- habló Apolo, en ese momento me giré hacia donde estaba.
-Y ¿a dónde fue mi amiga? -
-Se fue a comprar unas cosas, porque dijo que se iba a quedar a dormir hoy contigo- habló, mientras me miraba con una expresión coqueta – por eso vine a la cocina, no quería quedarme solo-
-Está bien, te entiendo, la soledad es algo feo así que preferiste venir a la cocina porque así no te sentías solo o porque querías estas a solas conmigo- hablé mientras me sentaba en el mesón de la cocina.
-Por ambas opciones que mencionaste- habló mientras se acomodaba de frente mío, el estando de pie y yo sentada en el mesón de la cocina – te puedo decir algo-
-Claro, no hay ningún problema-
-Creo que él chico que te trajo no era alguien que solo te trajo, ¿qué tienes con él? La mirada de él decía otra cosa muy diferente- acaso alguien aquí andaba celoso, ahora estos dos hombres resultaron ser celosos.
-Solo hazme caso a lo que te digo- respondí, solo le noté una mirada descontenta a mi respuesta – mejor vamos a la sala y esperamos a mi amiga ahí-
-Yo llevo mi vaso con agua y tu llevas el de tú amiga- habló, hice lo que él dijo y nos dirigimos hacia la sala.
¿por qué mi amiga se tarda tanto? No quiero dejar a Apolo solo mientras voy y me cambio de ropa, esperare un poco más, esperare dos minutos más y si no llega le diré a Apolo que me espere aquí. Pasaron los dos minutos y mi amiga no había llegado a lo que recibí un mensaje.
“Amiga espérame un momento es que fui al supermercado por unas cosas y la fila para pagar está muy larga”, este mensaje me calmó de mi preocupación.
-Apolo, puedes esperarme un momento mientras voy y busco algo a mi cuarto- hablé, no le dije que me iba a vestir.
-Está bien- contestó, me fui corriendo a mi cuarto a buscar la ropa para vestirme.
Me coloqué una pijama muy bonita de color morado, no me tomó mucho tiempo en vestirme, bajé del cuarto y ahí estaba Apolo en el sofá mirando hacia la ventana, no sé porque se me hacía tan atractivo. Me quede un tiempo mirándolo hasta que él se dio de cuenta que lo estaba observando.
-Ya hiciste lo que tenías que hacer en tu cuarto- habló.
-Sí, ya lo hice- bajé las escaleras y me senté al lado de él - mi amiga se demora en llegar, fue al supermercado a comprar unas cosas y la fila para pagar estaba muy larga, así que se demora un tiempo-
-y ¿por qué me lo dices? -
-Solo quería que te enteraras de que mi amiga se iba a tardar, no es por nada más-
-Si tú lo dices-
-Acaso sonó extraño como lo dije-
-Para mí no, pero si estuvieras con otro chico no sabrías como lo habría tomado-
-Está bien, tendré cuidado para la próxima vez-
-Puedo preguntarte algo- habló curioso, que quería ¿preguntarme?
-Por supuesto, puedes preguntarme lo que quieras-
-Puedo hacer algo para comprobar algo- habló nervioso, que quería de mí, dios mío ahora todo el mundo se comporta tan extraño conmigo.
-Depende de lo que me pidas-
-Puedo... Sabes que, mejor olvídalo- habló aún más nervioso.
-No importa lo que ibas a decir, solo dilo- hablé, ya sabía lo que iba a decir, quería lo mismo que el demente del museo.
-Bueno, es que quería explorar tu casa- habló nervioso, ¿solo eso? Entonces porque se pone nervioso por esa cosa, de pronto piense que lo iba a malinterpretar.
-Está bien, no le veo nada de malo en eso - él solo me miro riendo, además ¿por qué me siento decepcionada? Por lo menos no salió como aquel Demente.
Escuché el sonido de mi celular, era una llamada de amiga.
-Amiga, abra la puerta, que traigo muchas cosas- habló cuando le contesté la llamada.
Me dirigí a la puerta y le abrí, dios mío ¿por qué compro tantas cosas? Además, que venía comiendo lo que había comprado. Como siempre, la señorita se come la mitad de las cosas que trae y la otra mitad la deja para los demás, no me quiero ni imaginar lo que habrá comprado.
-Osita adivina para ¿quién traje este regalo? - habló mientras sacudía una bolsa de regalo que traía en la otra mano, ¿cómo puede ella cargar tantas cosas en ambas manos?
-Se supone que siempre me trae los regalos para mi- contesté, ella solo empezó a reírse – y ahora ¿por qué te ríes? Eso quiere decir que el regalo no es para mí-
-Osita, tú tienes otro regalo esté hermoso regalo es para tu querido amigo que anda dentro de tu casa- habló riendo - además que tienes buenos gustos – me dijo guiñando un ojo, yo solo la mire seria.
-Mejor entra antes de que te dejé aquí tirada- hablé cortante.
-Osita, te enojaste solo por eso y ¿por qué no negaste lo otro? Siempre te molesto con alguien y tú solo lo niegas- dijo mientras comía.
-No te interesa ese punto, mejor entra, vamos- hablé mientras agarraba algunas bolsas que andaban en el suelo.
Entramos a mi casa y ella entró detrás mío.
-Ya llego mi amiga- hablé dirigiéndome a Apolo.
-Hola, mucho gusto, creó que no me he presentado así que me presentó, me llamo Steffany, soy la mejor amiga de Artemisia y aquí te traje un regalo- expresó emocionada, ¡casi me hace caer! Cuando se fue a donde a Apolo a darle el regalo - Aquí tienes-
-Muchas gracias- habló mientras lo habría, el solo se quedó sorprendido de lo que era, ¡como que un peluche en forma de osito! - Anda muy bonito el detalle, muchas gracias por su amabilidad-
-Y ¿MI REGALO? - cuestioné - ahora te olvidas de mí, que maravilla-
-Ya te lo doy, es el que andas tomando en la mano- habló, solo mire la bolsa, y era ¡otro peluche y también era un osito! Ya entendí esa indirecta muy directa, giré mi rostro y miré a Steffany y ella solo me sonreía, ¡salió más ilusionada que yo!
-Ya te entendí, Apolo serás que te puedes ir, es que necesito arreglar una cosa con mi amiga-
-Claro, no hay ningún problema-
-Pero amiga, hasta hora llego y ya lo vas a sacar de tu casa- expresó Steffany.
-Tranquila, no te preocupes, yo las entiendo- manifestó Apolo – bueno, las dejo y que tengan una excelente conversación- habló dirigiéndose a la puerta.
Espere a que se cerrará la puerta para ir detrás de Steffany, ella ya sabía lo que le iba a hacer así que salió corriendo hasta entrar a mi cuarto. Alcancé entrar a mi propia habitación, antes de que ella la cerrará por completo, cerré la puerta con seguro.
-Ahora quiero una excelente excusa para aceptártela, ¡cómo se te ocurre dármelo mismo que le diste a Apolo! No malinterpretes las cosas- expresé enojada.
-Perdón, es que me deje llevar por la emoción- contestó triste – te prometo que no me volveré a dejar llevar por mis emociones-
-Más te vale, porque no quiero pasar más vergüenzas con tus locuras-
-Pero el chico se llama Apolo, porque ese fue el nombre que me acabas de decir hace poco-
-ah, el nombre, si así se llama, pero mejor vamos a mirar lo que trajiste-
-Osita, y si hacemos una pijamada, con esa intención compre todas esas cosas-
-Está bien, tú sabes que a esas cosas si no me niego-
Salimos de mi habitación y fuimos a mirar que había comprado mi amiga, eran muchas cosas y era pura comida, pero en dos bolsas venían dos pijamas, una de color azul y otra de color violeta, eran muy bonitas, pero yo ya tenía una pijama puesta, así que de pronto las compraría para ella.
-La pijama azul es para ti, es otro regalo para ti, no importa si no te la coloques hoy- habló regresándosele la motivación y la alegría con la que vivía a toda hora –me voy a ir a vestir, así que la comida puedes empezarla a acomodar-
-Claro, ve a vestirte mientras yo acomodo las cosas, solo veremos una sola película, porque mañana tenemos que ir a trabajar- hablé sonriente mientras colocaba la comida en la mesa de vidrio que andaba en la sala.
-Mañana me empresta algo de tu armario- habló guiñándome un ojo y luego se fue a mi cuarto a colocarse la pijama de color violeta.
Después de todo lo que viví hoy, pude dormir tranquila, por lo menos tengo que disfrutar de mis problemas, pero ahorita tengo que concentrarme en cómo sacar a ese Demente de mi vida y resolver mi pregunta, necesito saber ¿quién soy? Porque esto de ser inmortal no es un humano normal, y aunque me duela admitirlo tengo que empezar a aceptarlo y espero que en estos momentos no les pase nada malo a mis personas más cercanas.
No quiero vivir más malos momentos con las demás personas, quiero tener una vida tranquila sin problemas, aunque cada vez resulté con problemas tengo que empezarles a ver el punto bueno de este. Mejor dejo tantas cosas de lado y disfruto esta noche.
En esta semana tengo que mirar cómo voy a hacer para desaparecer a ese demente de mi vida, no quiero a nadie más que me fastidie mi vida. Aunque tiene razón mi amiga, puede que sea lindo, atractivo o todo lo que digan de él, pero para mí solo será una persona fastidiosa y alguien que nunca tuve que haber conocido.