No vayas a casa

Capítulo 28: Hasta que no respires

 

Vicente estaba comenzando a sentir una desesperación que iba más allá de lo que estaba escuchando, y que lo devolvía al primer hecho que se cuestionó ¿Dónde estaba en realidad?

—En determinado momento comprendí que para para lograr mi objetivo final, no podía hacer algo tan directo como todo lo demás.

—¿Por qué?

—Porque no podía controlarte durante periodos de tiempo demasiado largos, y lo que era más importante, no podía hacerlo en sitios qué tú no conocías.

El departamento de Renata. La ruta que siguió hacia la carretera. Su antiguo trabajo, el interior de su auto, el lugar en donde atacó a Nadia. Nunca se le ocurrió pensar que todas las situaciones en donde perdió el control de sí mismo sucedieron en sitios que él ya conocía, y que lo que sucedió en su nuevo trabajo fue a partir de haberse instalado en ese lugar, no desde el mismo inicio.

—¿Sabes qué es en realidad lo que más amas en el mundo?

Vicente casi esperaba algún insulto, pero oír algo por completo diferente hizo un efecto mucho peor en él.

—Lo que más amas, es a tu hijo. Casi te entregaste a las heridas que te hice y al recuerdo de la muerte de esa mujer, estuviste tan cerca de rendirte que incluso me preocupé; pero cuando amenacé con hacerle lo mismo a tu hijo, reaccionaste y cambiaste por completo tu forma de actuar.

Sí, Vicente lo recordaba con claridad. Algo se activó en él, y fue lo que lo decidió; de alguna forma, el primer paso para iniciar la carrera por descubrir la identidad de su agresor.

—Ya podía controlarte, engañarte y herirte, de forma que sólo quedó un paso más, que fue darte un motivo para actuar, y encontré uno más poderoso que todo. ¿Te das cuenta? El mismo tipo de fuerza que me permitió llegar hasta ti, es el que te hizo tener las energías para llegar a mí.

Tenía que salir de ahí. No importaba nada más, tenía que recuperar la conciencia y salir de ese sombrío y horrible sitio, en donde el peligro era inconmensurable.

—Al final —explicó la voz con satisfacción—, las cosas salieron tal como las había previsto, porque impulsado por el deseo de mantener a salvo a tu hijo, tomaste todos los riesgos y lograste llegar hasta aquí.

Y a pesar de que lo había tenido en frente, que estuvo a solas con él a ese cuarto, en ningún momento tomó la decisión de matarlo, aunque para ello sólo tendría que haber obstruido por unos segundos la manguerilla que llevaba el oxígeno. En ningún momento pensó hacer algo como eso, porque la muerte de Renata ya era algo demasiado abominable como para cometerlo otra vez.

 

—Estabas dispuesto a sacrificarte por tu hijo, y a luchar contra mí de la forma más honesta que existe: me viste como un niño que necesitaba tu comprensión y un abrazo, y decidiste restaurar el dolor que me habías hecho de forma inconsciente, dándome el cariño y la atención que me había sido negada. Y puedo decir que lo hiciste con real honestidad, porque una vez que estableciste contacto conmigo, pude cumplir la parte que me faltaba de mi plan.

—¿Y qué parte es esa?

—Tenerte aquí. Ahora estás en mi mente Vicente, tu cuerpo no es más que una cáscara vacía, un cuerpo detenido en la pose de abrazar a otro cuerpo inmóvil, pero incapaz de hacer cualquier otra cosa.

No daba crédito a lo que estaba escuchando, pero al mismo tiempo daba total sentido a la extraña situación en la que estaba, sometido a un estado en que no podía controlar su cuerpo, sabiendo lo que ocurría, pero sin poder hacer nada al respecto, estático espectador del macabro espectáculo que se daba frente a sus inmóviles ojos. No fue capaz de hacer la siguiente pregunta, pero supo que de todas maneras iba a escuchar la respuesta como parte del discurso que Jacobo estaba dando; todo iba a llegar a ese punto, más pronto de lo que se atrevía a pensar.

—Lo que estás sintiendo ahora es lo que yo he vivido durante mucho, mucho tiempo. Esa sensación de estar inmóvil, de que todo a tu alrededor no es más que sombras, a las que puedes ver, pero no tocar ¿Cuánto puedes extrañar cerrar los ojos? Eso es algo que nunca pasará, porque estarás encerrado en este sitio por la eternidad. Ahora que hay una conexión entre tú y yo, y que optaste por decisión propia venir hasta mí y establecer un lazo, ya nada puede romperlo; eres mi prisionero.

Vicente sabía que su voz se había ido convirtiendo en una masa informe, pero de todos modos se esforzó por aparentar que el miedo no lo estaba paralizando.

—¿Ese es tu plan, encerrarme aquí contigo?

—No Vicente, mi plan es no estar encerrado nunca más.

De pronto, los tubos de origen desconocido que se internaban en el destrozado cuerpo que estaba frente a sus ojos, fueron arrancados producto de una fuerza invisible, y avanzaron hacia él con abrumadora rapidez. Esto no está pasado, no está pasando, se repitió con intensidad, pero no sirvió de nada para evitar que los objetos, como mortíferas serpientes, avanzaran hacia él dispuestas a causar las mismas espantosas consecuencias que había visto con asombrosa claridad poco tiempo antes. Se sintió inmovilizado, desnudo y frío, y sólo pudo quedarse ahí en una atroz espera por algo que, aunque de forma racional se dijera que no estaba pasando en realidad, causaba el mismo miedo y desesperación.



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En el texto hay: misterio, paranormal, terror

Editado: 03.11.2020

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