Noche De Condena

[1]

Celebrar el triunfo de la última colección sacada por Pamela Rincón, la diseñadora de la empresa me tenía con un sabor amargo en los labios porque yo deseaba estar en su lugar, aunque no era tan buena no me gustaba admitirlo en voz alta, porque a mí también me gustaba diseñar y perder contra ella el trabajo había sido muy doloroso, mi jefe prefirió a Pamela para ese trabajo y en cambio a mí me había ofrecido un trabajo de secretaria para que no tuviera que buscar, pero después de mucho pensarlo había aceptado ese trabajo, pero no había sido tan sencillo, después de todo era un hombre difícil.

Un hombre se acercó a mí, pero con la oscuridad de lugar y mi mareo se me era difícil enfocar su rostro demasiado.

—¿Cómo te llamas? — Dije mientras intentaba reconocer su cara, pero no podía ni siquiera ver su rostro, es la primera vez que me pasa esto mientras estoy tomando. 

—Mi nombre no importa, dime el tuyo —Me respondió. No reconocí su voz, la conozco de algún lugar, pero no tengo ni idea de donde, no se me viene nadie a la cabeza. 

—No gracias.

No era capaz de reconocer su voz, ni tampoco su rostro, sabía que le conocía de algún lado, pero se me estaba dificultando saber de donde era, igual no pensaba decirle como me llamaba. Mire hacia otro lado intentado ignorarlo, porque no me apetecía seguir hablando con aquella persona en mi estado, a no ser que él espere que yo me encuentre en este estado tan malo, no iba a dejar que notara mi estado.

—Bueno chica, es un gusto conocerte que te parece si me acompañas a mi habitación. —Quise reír.

Fruncí él ceño, no sabía que se creía este tonto al pensar que lo acompañaría a su habitación, obviamente no me movería de acá, ni mucho menos si se me dificulta ver su cara, que tal que sea un violador, un ladrón, aunque lo único que tengo es mi teléfono del resto nada más, pero no podía hacerlo. 

—No salgo con extraños — Comenté.

Mientras no sepa quién es y no lo haya mirado 50 mil veces y hablado unas 10 mil, no me movería de aquí con un hombre que no conozco, ni menos a su habitación, deberá está completamente loca, aunque bueno si lo estoy, ya me lo han dicho muchas veces, yo estoy loca por aguantarme un jefe tan estúpido como él que tengo. 

—Sin rodeos solo necesito que me ayudes a llegar a mi habitación, no puedo solo— Volví a verle.

No sabía sus intenciones, pero no estaba segura si confiar en él, aunque no sería yo si no confiara en todos. 

—¿Que habitación es? — Pregunté y no pude ver su expresión. 

¿En serio lo pienso hacer?, lo acompañare a su habitación, aunque bueno solo lo acompaño y me voy para mi casa a descansar porque mañana tengo trabajo. 

—314—Dijo y asentí. 

Eso la ubicaba en una de las suites, porque para mi gusto este hotel tenia suite de la 300 a la 500, del resto eran habitaciones sencillas. 

—Está bien, te ayudó—Respondí. 

Me levante con cuidado para no caerme al piso. No sabe cómo me gustaría poder verle la cara al menos, pero desde que me tome ese último trago, no enfoco bien la mirada, de milagro y se por dónde voy caminando. 

Cuando llegamos al ascensor, nos subimos en él. 

Pude notar la luz del botón del número del piso, era uno de los últimos, pero entre mas rápido dejara a este hombre en su habitación, más rápido me podre ir a mi casa a descansar algunas horas. 

Cuando el ascensor se abrió, él se encargó de dirigirme hasta la puerta de la habitación y la abrió, cuando escuche el sonido me separe y le mire.

—¿Porque no entras? —Pregunté cuando se quedó hay parado en la puerta. 

Tal vez está esperando que me vaya para poder estar tranquilo en su habitación. 

—Me cuesta caminar—Respondió. 

No puedo creer que esto me esté pasando a mí, no debería no confiar en una persona que ni conozco, peor bueno ya estoy aquí. 

—Ven entonces—Comente y le ayude a que entrara a su habitación. 

—Cierra la puerta no sea que alguien entre—Menciono. 

Sinceramente no entiendo para que quiere que cierre la puerta si yo voy a salir ahorita, pero lo voy hacer, para que él se sienta más seguro. 

—Está bien—Conteste. 

Cerré la puerta tras de mi para luego llevarlo hasta un sofá que había en la habitación, me levante y di media vuelta para caminar hasta la salida, pero sentí una mano en mi brazo que me jalo para luego atrapar mis labios, me demore un poco en reaccionar, pero luego se seguí el beso, no sabía porque este hombre me estaba besando, ni menos porque yo le estaba siguiendo la cuerda, pero claramente me gustaba. 

Sentí como su otra mano tocaba mi muslo suavemente provocándome pequeños escalofríos en todo mi cuerpo, eran suaves, pero eso desviaba mi atención, sentí como el me jalo hasta sentarme encima de él y profundizar el beso, ahora sus dos manos pasaban por debajo de mi ropa sin pudor alguno. 

Sus manos se dirigieron a mi muslo y los apretó con fuerza, logrando que soltara un gemido, su cuerpo se empezó a levantar del sofá conmigo encima para empezar a caminar hasta la cama y depositarme en ella con cuidado. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.