Los acordes de un cuarteto sonaban cuando la pareja llegó a la mansión donde se celebraba la fiesta. Los colores de los vestidos llenaban la casa con su esplendor. Las personas allí reunidas habían elegido sus mejores galas para aquella noche.
Antes de entrar, Delia le pasó una máscara que había encontrado de su padre a Azrael e hizo que se la pusiera a pesar de las protestas del ángel. La máscara no hizo más que aumentar el misterio que rodeaba a Azrael, sus ojos plateados resaltaban más de aquella forma. La chica sabía que más de una se acercaría él. Ella se puso la suya, y agarrando de nuevo a Azrael se adentraron a un mundo, donde la riqueza lo era todo.
La sala de baile era inmensa. Fiona Bernardini era la hija de una de las familias más ricas de Florencia. Hacía esa clase de fiestas al menos cuatro veces por año, donde dejaba relucir toda su pomposa arrogancia. Aquella fiesta era la segunda a la que asistía Delia.
Una vez dentro, ocurrió lo previsto. En cuanto Azrael entró en el campo de visión de las personas allí presentes, la primera reacción fue observarlo sin ningún atisbo de vergüenza y poco después comenzaron los murmullos. Algo que odiaba Delia de aquella sociedad era aquello, esos malditos cotilleos.
Delia procuró situarse en un lugar en el que no llamaran mucho la atención. Suspirando dio la espalda a la multitud mientras se ponía de frente a Azrael.
-¿Te encuentras bien? -preguntó el ángel mirándola con curiosidad.
-Podría estar mejor. Aunque sabía que iba ocurrir esto.
-Seremos tema de conversación para toda la fiesta -sonrió el ángel. Delia se aliso una arruga invisible del vestido, no se sentía a gusto. Estaba nerviosa, jamás le había gustado ser el centro de atención.
-¿Delia? -una voz cantarina la hizo volverse y poner la mejor cara que jamás había puesto antes.
-Fiona -saludó con una gran sonrisa.
-Estás guapísima -exclamó agarrando a Delia de las manos.
-Tú también -y lo dijo con sinceridad. Fiona con su vestido azul oscuro hacía resaltar sus ojos del mismo color. Debía admitir que la chica era bella.
La mirada de Fiona saltó de la de Delia hasta la de Azrael. Éste la observó con detenimiento desde la retaguardia de la chica.
-¿Y tu acompañante quién es? -preguntó con curiosidad.- Creía que no vendrías con nadie.
-Azrael -se presentó él haciendo una reverencia.- para servirle.
-Fiona -sonrió la chica que miró a Delia con unos grandes interrogantes en sus ojos.- le has llamado la atención a muchos esta noche, y eso que acabamos de empezar.
-¿De verdad? -preguntó él con una gran ironía que hizo que Delia pidiera a todos los santos que contuvieran a aquella bestia.
-¿Familiar tuyo? -preguntó esta vez a Delia.
La chica se quedó sin saber que decir.
-Bueno, él es…
-Su prometido.
La cara de Delia se puso blanca de repente. La cara de Fiona por su parte fue una total sorpresa, lo primero que hizo fue mirar a Delia y luego a Azrael de nuevo.
-No sabía nada -comentó la chica con una sonrisa falsa que hizo que Delia se pusiera derecha.- creía que no tenías ningún pretendiente. Es sorprendente.
Delia tragó saliva y apretó los puños. Aquello había sido un insulto en toda regla.
-Pero -siguió preguntando Fiona como si nada.- no eres de Florencia, ¿verdad? No te había visto nunca.
-Es extranjero -dijo Delia antes de que el ángel pudiera decir alguna burrada más.- de Alemania. No es la primera vez que viene a Italia, ya estuvo aquí hace algún tiempo.
Sentía la mirada de Azrael en su nunca. Sabía que estaba disfrutando la situación y la estaba empezando a enfadar.
-¡Alemania! -exclamó la chica acercándose más al ángel. Este la miró con curiosidad al verla tan cerca.- Es una tierra muy lejana, pero he escuchado que es un bello lugar.
-Desde luego. Muy bello -comentó Azrael con una sonrisa en su cara.
-Me encantaría ir alguna vez. Y hablando de sitios, ¿Te han enseñado Florencia? Si Delia no pudiera, siéntete libre de pedirme que te guíe. Estaría encantada -comentó Fiona mirando con intensidad a Azrael.
Delia captó lo que estaba intentando decir y eso la ofendió aun más. ¿Estaba intentando insinuarse? Si no fuera porque estaba en un lugar público la habría agarrado por el pelo.
Levantando una ceja en señal de advertencia poco amistosa mientras miraba a Azrael que la miraba a ella divertido.
-Gracias por tu interesante propuesta -comentó Azrael bajo la atenta mirada de Delia.- pero ya he visto más que suficiente de esta ciudad. Ahora si me permites -posó su mano en la cintura de Delia y sonrió.- me gustaría sacarla a bailar.
Fiona tardó en reaccionar.
-Oh, por supuesto -dijo sonriendo falsamente.- disfrutad de la fiesta.
-Gracias -dijo Azrael a la vez que pegaba un pequeño empujó a Delia haciéndola andar.
La condujo hasta la pista de baile. Había varias parejas que se movían al compás de la música. Delia las observó mientras se ponía delante de Azrael, desde allí pudo notar como la gente los miraba.