Nolan®

Capítulo I

Un año después...

TESSA STONE

Two of Us de Louis Tomlinson sonaba en la radio del auto intentando aliviar el silencio alrededor.

Mi vista estaba fija en la ventanilla, la cual estaba impregnada con pequeñas gotas de lluvia que solo presagiaban el gran diluvio. Pero, ya estaba acostumbrada a ese panorama ¿qué más se puede esperar?, es Liverpool, lo menos que veré será el sol quemando mi piel.

Las calles permanecían casi vacías, solo algunos autos esperando llegar a su destino y personas con los típicos paraguas negros intentando no empaparse de agua, aunque, en el Reino Unido, eso era simplemente imposible.

Mi hermano se encontraba manejando mientras tarareaba la canción, no era de su agrado Louis Tomlinson, solo quería subir mi ánimo para seguirle con la letra, sin embargo, no funcionaba.

Enterarte que estas a punto de reprobar el semestre no lo hace el día más feliz de tu vida. Además, reprobar por culpa de un desacuerdo que ni siquiera provocaste es aun más deprimente y eso me hacía llenarme de mucha culpa.

Sentí como el auto fue perdiendo velocidad hasta detenerse en frente de nuestra casa, desde aquí se apreciaba el pequeño jardín; lleno de algunas flores que planté los primeros días de nuestra llegada. Creí que si las plantaba nos recordaría nuestro hogar, pero luego de unos días, el recuerdo se vuelve dolor.

—Tessa —murmuró.

—No voy a tener esta conversación otra vez —expresé firme.

Ya tenía suficientes problemas para que se sumase el hecho de pelear con mi hermano.

—No quiero que te sientas culpable.

—Será muy difícil pero lo intentaré en este mes de suspensión. —Aquellas últimas palabras supieron amargas en mi boca.

Intenté darle una sonrisa pero salió una mueca muy desagradable. Él bufo y empezó a hacerme cosquillas.

Odiaba eso. No quería reírme en un momento tan serio, pero gracias a él no podía para mi impulso de risa; esta era su táctica para dejar mi estrés, desde muy pequeños cuando yo estaba triste o molesta, Christian me hacía cosquillas y lograba mejorar mi ánimo. Para su suerte, sigue funcionando en la actualidad.

—¡Christian! —exclamé entre carcajadas—. ¡Eres un idiota!

No parecía que se lo dijera en serio, mi voz salió como si estuviera bromeando y claramente estoy en lo opuesto.

—Lo sé —dijo sonriente—, sé que me quieres Tessa.

Quería decirle lo contrario, aunque, sin detenerlo era una misión fallida.

Luego de un rato —después de media hora de risas—, acabó su ataque.

—¿Mejor?

No se si decir: sí o no. De igual modo no quiero que se le suba el ego.

—No. —Me bajé del auto y caminé lo más rápido hacia el pórtico.

No quería tener un resfriado por la lluvia, pero gracias a Christian eso fue imposible.

Sentí como me tomaba por la cintura y me arrojaba al suelo lleno de barro, a causa de la humedad. Me levanté con mi poca dignidad mientras él causante de mi caída tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—De esta no te salvas —susurré con malicia.

Me fui acercando poco a poco ignorando sus carcajadas, luego su risa se transformó en miedo.

—¿Tessa?...¡Joder no, Tessa!

Después de mi momento de venganza, por fin entramos a la casa; llenos de barro, pero entramos. Aunque, me sorprendió ver a Jesse y Logan sentados en la mesa de la cocina, pero, recordé que por alguna razón, tienen una copia de la llave principal.

Ellos eran amigos de Christian de la universidad; Jesse era un chico algo raro y tímido, y en todo el tiempo que lo conozco solo hemos intercambiado un par de monosílabos de menor relevancia; por otro lado, Logan simplemente me ignoraba desde la vez que accidentalmente nos acostamos.

Noté que hoy no era como las otras veces de recoger a mi hermano —para llevarlo a quien sabe donde—, y perderse hasta la madrugada. El ambiente estaba tenso, como en el viaje, todo permanecía en silencio; incluso las carcajadas de mi hermano al verlos fueron remplazadas por neutralidad.

—Christian tenemos que hablar —expresó Logan seriamente.

—Si...—hubo una pausa muy significativa en el hablar de Christian—. Déjame cambiarme y bajo en un momento.

Sentí como me tomaba del brazo y me llevaba hacia el segundo piso.

—¿Y ese cambio tan radical de humor? —pregunté a modo de broma para aligerar el ambiente.

Por obvias razones no sirvió para nada. Él simplemente entró a su habitación sin decirme ni una palabra. A veces no entendía a Christian, tiene más cambios de humor en un solo día, puede estar feliz un rato —también triste o lleno de ira—, y al otro comportarse como un completo desconocido para mí.

Me di una gran ducha, logrando sacar toda la suciedad de mi cuerpo, después me vestí con mi pijama para así poder terminar todo el resto del día comiendo helado y viendo alguna película que dieran en la televisión. Estaba desenredando mi cabello cuando sentí la presencia de Christian en mi habitación.




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