Nolan®

Capítulo II

El rato que Christian me había prometido se convirtió en horas, luego días y finalmente en semanas.

Le dejé llamadas, mensajes, correos de voz, pero nunca existió una respuesta de su parte, por eso me empecé a preocupar y fui directo con la policía, sin embargo, no quisieron recibir mi reporte. Se justificaron con el hecho de que mi hermano es mayor de edad, por ende, puede hacer lo que desee con su vida. 

Por un instante les di la razón, Christian tiene veinticinco años y todo derecho a desaparecer sin rastro alguno, aunque, él no era así. Me hubiera dejado al menos una nota o algo. 

Jesse y Logan tampoco contestaban mis llamadas ni mensajes. Era como si los tres se desconectaron de toda comunicación existente.

Christian ha pasado casi un mes , ya no se que hacer para saber donde estas, te extraño...por favor necesito que res...

Tiempo límite para dejar su mensaje.

—Mierda...

Dejé mi teléfono sobre la cama y empecé a caminar por toda mi habitación murmurando insultos sobre el silencio.

Hace mes y medio Christian no da ni una señal de vida, eso me frustraba hasta más no poder. Muchas veces tenía la sensación de que entraría por la puerta otra vez y todo esto pudiera poseer una explicación coherente, pero, ese pensamiento solo era causado por mi angustia.

—¡Ya, estoy harta de todo esto! —solté con mucha molestia y me digne a ir al cuarto de Christian—. Si nadie me da una explicación, entonces la buscaré yo.

Mis pasos retumbaban a causa del eco y hacían mi acción mucho más decisiva.

Entré en su cuarto y empecé a buscar cualquier indicio que me ayudara. Rebusqué en su armario, también en su escritorio; hasta debajo de su cama. Toda la habitación se encontraba en orden.

Bufé con fastidio y seguí revisando hasta el lugar más recóndito de su habitación, pero, fue un intento en vano. Todo seguía pareciendo estar normal, nada fuera de lo común que me hiciera imaginar una supuesta causa a este problema.

Quise seguir pero el hambre se dio por aparecer, así que fui directo a la puerta de su habitación.  Sin querer tropecé con la papelera del escritorio, causando que todo su contenido se esparciera en el suelo.

—¡Es en serio! —Esto me pasa por no ver por donde camino.

Me arrodillé para recoger todos los papeles y volverlos a meter en la basura; pero, algo dentro del bote hizo que todo mi cuerpo se estremeciera.

El celular de Christian.

Estaba apagado, y cuando lo encendí aparecieron las miles de llamadas y los cientos de mensajes que le he dejado todos estos días. Ahí fue cuando pude resolver al menos una de mis dudas...o creo que en realidad tengo más.

¿Por qué su celular estaba en la basura?, y en primer lugar ¿Cómo llegó ahí?

Christian nunca salía sin su celular, además, fue claro con el hecho de que si había problemas lo llamase; pero, no tenía sentido aquello.

Su desaparición no era casualidad, por eso, debería haber más rastros en la habitación. 

Ahora, solo quería obtener información sobre su paradero. Empecé otra vez a revisar el escritorio, aun sin conseguir nada; todos los cajones estaban llenos de hojas, lápices y artículos de oficina. Excepto uno que estaba vacío o eso supuse hasta que noté algo por debajo.

Cuando eramos pequeños, en nuestro escritorio guardábamos todo el dinero ahorrado en las ventas de cosas usadas que hacíamos, no era mucho, pero, nuestros padres siempre lo tomaban a escondidas para cambiarlo por alcohol, así que Christian pensó en hacer un suelo falso.

—Nada por arriba y todo por debajo —me dijo la primera vez que lo intentamos.

Un destello de luz pasó por mis ojos al sacar la pistola que se encontraba ocupando casi todo el espacio. Mi expresión fue cambiando hasta plasmar el miedo en mi rostro. Intenté contener cualquier preocupación, aunque, sostener una pistola en mis manos y haberla encontrado en la habitación de Christian no ayudaba mucho. 

A pesar de ello, eso no me detuvo; volví a observar el cajón y noté los montones de billetes que ahí se encontraban apilados; no eran diez o veinte mil dólares, se trataba de algo más grande, según lo que podía asegurar. No quería interpretar mal, pero, la situación y circunstancia no transmitían otra cosa.

Okey, todo esto carece de sentido para mí.

Dejé la pistola y el dinero en su lugar, tomé el teléfono y me levanté del suelo para regresar a mi habitación de una vez antes de toparme con otra cosa. Al llegar, me tiré boca arriba en mi cama y observé el techo intentando buscarle a todo una simple explicación.

Creo que eso era uno de mis problemas, no encontrarle una explicación simple y coherente al asunto, sino verme ahogada en mis propias preguntas. Joder, ¿tan obstinada soy?

Entre tanto silencio escuché el tono de mi celular.

—Hola —dije sin ganas de vivir.

—¿Tienes otro drama existencial?  —preguntó Jackson con sarcasmo.




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