Era lunes por la mañana, todo era normal, el sol aún no había salido. Alice estaba en la cocina, vestida con un sastre negro, preparándose en su café matutino. Comenzó a ver su rostro limpio de cualquier tipo de maquillaje y sus ojos de diferente color por los cuales ella había tenido que sufrir diferentes burlas en la escuela y en la universidad. El estado casi hipnótico en el que estaba se desvaneció apenas escucho nos pasos venir del corredor.
- Buenos días Amaru – dijo Alice alegremente mientras levantaba su pequeña taza de café.
- ¿Qué te he dicho de llamarme así? – dijo el joven de pelo negro y largo mientras se rascaba la cabeza – Soy Santiago, no Amaru
- Perdóname, pero según tu partida de nacimiento tu nombre completo es Amaru Santiago Vilka Bison – dijo Alice con una pequeña risita antes de darle un pequeño sorbo a su café.
- Pero, sabes que no me gusta ese nombre. Tú tienes suerte de que te pusieran Alice Tara, así no se nota mucho – dijo Santiago mientras cogía una manzana del frutero y se dirigía hacia el lavadero.
- Bueno, ¿Qué tal te va en la universidad? – pregunto Alice a su pequeño hermano mientras tomaba otro sorbo de su café.
- Bien – dijo con un tono neutral antes de darle una mordida a la manzana que tenía en la mano.
- Oye, el mes que viene Denahi vuelve a la ciudad junto con papá y mamá – dijo antes de darle el ultimo sorbo a su café y ponerse a pensar acerca de sus padres, de como ellos se enamoraron cuando papá vino como Veterinario de vida silvestre para apoyar al ‘Parque de las Leyendas’ y cuando conoció a mi mamá que daba clases a niños de primaria que estaban dando un paseo por el lugar.
- Hermana, tienes que salir más seguido de la casa – dijo Santiago mientras miraba a Alice con una mirada penetrante.
- Me gusta estar en casa – dijo Alice mientras sacaba de la refrigeradora un pote de yogurt griego.
- Es por lo de Mauricio, ¿verdad? – dijo Santiago sin pensarlo 2 veces.
- No es por el. Simplemente no quiero salir – dijo con la cabeza baja sacando de la alacena un pequeño sobre de mermelada.
- No me mientas… no te mientas… Sabes muy bien que él te dejo sin decir ninguna palabra porque a ninguna de las personas de este país les atraen personas como nosotros – dijo Santiago mientras golpeaba la mesa de manera brusca y llena de ira – Que cualquiera de ellos preferirán a un modelo sacado de revistas que nosotros.
- CALMATE – dijo Alice mientras le daba una bofetada a su hermano – Ahora escúchame, yo sé que la sociedad nunca nos vera como ven a sus ideales de belleza, a pesar que somos la mejor combinación de los quechuas y los nativos americanos. Sé que Mauricio y Joan me dejaron justamente por eso y se fueron chicas ‘perfectas’ pero, sabes algo, les agradezco por que solo así me di cuenta acerca de qué tipo de personas eran ellos. Ahora cámbiate que tienes clases.
- Ya voy – dijo mientras se iba por el oscuro pasillo.
Diez minutos después de la conversación que tuvo con su hermano, Alice está en la puerta de su casa colocándose sus lentes de contacto café para ocultar su heterocromia.
- Este va a ser un buen día – se dice a si misma antes de salir de su casa, sin saber lo que lo espera.