Al llegar al último paradero de su ruta, Alice se dirigió hacia un edificio lleno forrado de ventanas que se encontraban siempre limpias, entro a través de una puerta que se abrió automáticamente al ella estar a punto de estrellarse contra esta y se dirigió hacia el mostrador.
- Buenos días Carlos – dijo alegremente Alice al joven de pelo negro que se encontraba frente al mostrador de la entrada.
- Buenos días Amelia – dijo el joven con una gran sonrisa honesta en su rostro.
- Dime, ¿Cómo le va a Karen con su embarazo? – dijo Alice mientras buscaba algo en su bolso.
- Si, bueno, los antojos y eso no me dejan dormir a veces – dijo el joven con una mirada un poco cansada.
- Bueno – dijo Alice mientras sacaba una pequeña bolsita de su bolso – Hace unos días encontré esto en una tienda y creí que le podía gustar a alguno de los pequeños –
- Guau, muchas gracias – dijo Carlos mientras sacaba de la bolsa unos enterizos de color rosado y celeste.
- Tranquilo, siempre que encuentre algo así me da gana de comprarlos para los mellizos. Después de todo, Karen es como una hermana para mí a pesar de todo – dijo mientras sonreía Alice de una manera que calentaría cualquier corazón.
- Pero, te voy a aconsejar algo Alice – dijo Carlos mientras guardaba los enterizos en la bosa de donde los había sacado – Deberías de dejar de usar esos lentes de contacto, tus ojos son hermosos tal como son.
Luego de comentario, Alice bajo la mirada hacia donde estaba su reloj y se dio cuenta que ya eran las 6:45.
Bueno, te dejo Carlos, mándale mis saludos a Karen – dijo mientras se dirigía hacia al ascensor que le encontraba al final del lobby.
En el transcurso de su viaje hacia el ascensor, Alice se puso a pensar acerca de como, hace muchos años atrás, cuando estaban en la universidad Karen había cometido una de las mayores traiciones que había sufrido en toda su vida.
- Buenos días señorita Vilka – dijo un señor de voz profunda, vestido con un terno azul oscuro y con un peinado hacia atrás.
- Buenos días señor Cordova dijo Alice con una voz seria y súper política al señor que se encontraba detrás de ella.
- Bueno, dejémonos de formalidades Alice – dijo el señor con una sonrisa sincera – tu informe y pronóstico de ventas y exportaciones del mes anterior fue increíble como siempre, nunca olvidare la primera vez que nos sorprendiste a todos con tu primer pronóstico. Acaso vez el futuro.
- Gracias por sus palabras señor Cordova – dijo Alice con una sonrisa política
- Deberías dejar de ser tan formal, Alice – dijo el señor Cordova a Alice mientras se abría la puerta del ascensor.
- Pensaré acerca de su comentario, señor Cordova – dijo Alice con una sonrisa política mientras entraba por aquellas puertas metálicas del elevador y presionaba el botón que indicaba al 7 piso.
Durante todo el camino ninguno dijo palabra alguna. Alice comenzó a pensar acerca de cómo el señor Alejandro Cordova, de 37 años y gerente general de ventas de Perú, siempre le apoyo cuando era un pasante en la primera empresa en la que ella trabajo cuando estaba en la universidad. Ya habían pasado 8 años desde ese día. De repente el ascensor se detuvo en el 5 piso.
- Aquí me bajo, ten un día Alice – dijo Alejandro sonriendo de oreja a oreja antes de abandonar el ascensor.
- De igual manera señor Cordova - dijo Alice con una sonrisa politica y agachando un poco la cabeza.
Al abandonar el a.scensor, Alejandro se puso a pensar acerca de cómo era Alice cuando comenzaba a realizaba sus prácticas en una empresa de alimentos en la que él trabajaba en ese tiempo. Recordaba de como ella tenía esa sonrisa cálida alegre y servicial que alegraba a toda la oficina.
- ¿Por qué dejaste de sonreír? – dijo Alejandro mientras daba un pequeño suspiro.
Demoro unos pocos segundos hasta que el ascensor llego al piso 7 y Alice se alejara de este. Cuando llego a su escritorio, busco unos archivos en la computadora, los imprimió y los puso en un folder manila. Luego de eso, Alice se dirigió hacia el ascensor, presiono el botón para llamarlo y reviso su reloj, marcaba las 7 en punto. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, noto que en ese se encontraba un hombre de traje negro y camisa blanca rodeado de muchas mujeres que lo rodeaban.
Buenos días señor Jackson, aquí tiene el informe que me pidió – dijo Alice con una sonrisa politica y fría mientras le entregaba el folder al joven bien parecido.