Te conocí cuando aprendía amar, fuiste paciente conmigo, me regalaste tus primeras veces y crecí contigo.
Aprendí a reírme de mí mismo y odia hacerlo pero contigo todo parecía más sencillo.
Aun cuando tus padres decidieron enviarte a una ciudad diferente porque creían que yo sería una mala influencia par ti, les demostré cuan equivocados estaban.
Y aunque no pudimos procrear vida yo estaba feliz por tener a mi lado, te hacía reir para olvidar ese sabor amargo que nos dejaban aquellas pruebas negativas.
La vida contigo era de una tonalidad diferente.
Ame mi vejez porque podía pasar mucho tiempo a tu lado y aunque mi cuerpo no mantuvo su vitalidad tu me hiciste ver que siempre sería un ser perfecto a tus ojos.
Hasta que una mañana .... me dejaste.
Pensé en una y mil posibilidades para hacerme ver mi error, si tal vez no tomara esas pastillas para dormir, si tal vez yo te hubiera puesto un poco más de atención aun estarías a mi lado.
Agradecí el hecho de que no sintieras nada según el informe que sostenía había sido un ataque al corazón...
Cada día sin falta y a la misma hora te visito en ese lugar tranquilo donde descansas, pero hoy era diferente me sentía fatigado así que decidí recostarme sobre el césped que crecía sobre ti.
Note tu hermosa sonrisa al despertar, ver aquellos ojos brillantes , tus manos sosteniendo mi rostro.. y tu leve susurro pidiendo me ir contigo.
Ni siquiera dude en sostener tu peña mano entre las mías y te seguí, tu sonora risa me contagio.
Y pude sentirme en el paraíso de nuevo.